Decía Patxi López en su unidad básica del pensamiento, que es el tuit, que “muchos y muchas veces, han intentado que los socialistas abandonemos nuestras convicciones. Ni lo han conseguido ni lo conseguirán porque nuestra razón es más fuerte que sus amenazas y su violencia”. Sí lo han conseguido, Patxiló, yo soy testigo. Tú estabas todavía en las juventudes cuando Herri Batasuna asaltó la Casa del Pueblo de Lejona, donde yo vivía entonces. Era un sábado. El domingo me acerqué a ver los destrozos y a abrazar al concejal Jaime San Sebastián. El lunes le pedí a Ramón Jáuregui que me avalara para pedir el carné del partido. Un gesto sentimental y por lo tanto errado. Lo he comprobado muchas veces. La primera cuando dijiste en Gara (14 de noviembre de 2005) que admitías la posibilidad de un Gobierno con HB. La última ahora que vais a gobernar con sus votos. Tal vez no habéis abandonado vuestras convicciones; es que no las tuvisteis nunca.

Fernando Grande Marlasca, otro que tal, ya había dado pruebas de su escasa hombría cuando aceptó que se insultara, escupiera y echasen orines a los militantes de Ciudadanos que participaron en el Orgullo Gay de 2019: “Quien pacta con Vox tiene que responsabilizarse de las consecuencias”. Él antepuso sus muy legítimas preferencias sexuales a la obligación que tenía como ministro de proteger la libertad y el derecho de manifestación de los militantes de C’s. Hasta ahí llegó su hombría.

Marlasca hizo un uso magistral de la sinécdoque, en plan ida y vuelta: tomar la parte por el todo y tratar al todo como si fuese la parte; cargaron con pelotas de goma, botes de humo y gases lacrimógenos contra los 4.000 manifestantes de Ferraz en lugar de limitarse a reprimir a la minoría que arrojó botellas y cortó las bridas que empalmaban una valla con otra.

Sinécdoque hubo tras la primera concentración ante Ferraz, en que la izquierda denunció el grito proferido por uno de los manifestantes: “¡Viva Franco!” atribuyéndoselo a todo el colectivo concentrado.

Los sindicatos policiales Upol y UFP han pedido la cabeza del delegado del Gobierno en Madrid, pero el PSOE ya ha conseguido amilanar al PP. La gran Cuca Gamarra ha dicho que “nosotros nunca vamos a convocar una manifestación ante la sede de un partido”. Seguramente era muy joven y no recuerda los asedios a las sedes de su partido promovidas por el PSOE en la jornada de reflexión del 13 de marzo de 2004. Uno está más cerca del pertinente recordatorio hecho por Esperanza Aguirre del artículo 21.1 de la Constitución: “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa”.

Y mientras tanto, ¿cómo van los esfuerzos del orondo Cerdán por ganarse la investidura de su jefe? Pues regulín. Aún no ha encontrado un argumento definitivo para saciar la voracidad de los golpistas catalanes, cuando Urkullu ha dicho lo que aquí habíamos predicho. Ojo que aún no se han ganado nuestro voto. Pero hablábamos de los catalanes y de lo contento que estaba el pobre Bolaños después de sus cesiones a ERC. Hagamos un ejercicio comparativo, solo cifras: se había condonado el 20% de la deuda de Cataluña, 15.000 millones. Después reclamaron la totalidad, 73.000 millones y finalmente, parece que se han puesto de acuerdo en reclamar la deuda histórica, 465.000 millones de euros.