Miquel Giménez-Vozpópuli
Más de mil muertos en tres días a manos de las fuerzas de seguridad del gobierno de Ahmed al Sharaa
Las iglesias griega ortodoxa, católica melquita y siríaca ortodoxa han elevado su voz en señal de protesta en Siria por las masacres contra civiles inocentes. Más de mil muertos en dos días. No han caído en combate. Han sido asesinados a manos de las fuerzas de seguridad del gobierno de Damasco presidido por Ahmed al Sharaa. Ese gobierno que decían que era mejor que el de El Assad, igual que dijeron que, tras las primaveras árabes, iba a reinar la democracia. La experiencia demuestra que tras caer un dictador – Gadafi en Libia, Saddam en Irak o el Shah en Irán – lo que vino después fueron regímenes teocráticos islámicos que se rigen por la Sharía, vulnerando los principios democráticos. Habría bastado echar un vistazo al dosier que los EEUU poseen sobre dicho personaje. Fue incluido en mayo del 2013 en la lista de terroristas globales especialmente designados llegando a ofrecerse cuatro millones de dólares a cambio de cualquier información. Ah, pero fue reunirse el pasado diciembre con la subsecretaria de estado para Asuntos de Oriente Medio de los EEUU y cambiar de parecer. Se retiró la recompensa y los yankees pensaron aquello de “Será un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Los países no tienen amigos, tienen intereses como sentenció Lord Palmerston. Ahora, mientras los cadáveres se amontonan, el presidente sirio dice que piensa crear una comisión independiente para investigar esos muertos.
Quizás sería bueno recordar algunas cosas. El presidente sirio actual fue líder del Frente Al-Nusra. Igual les suena más si decimos Al-Qaeda para Siria. Para limpiar su imagen, cortó los lazos con la organización terrorista. Habla de paz, de una Siria en la que todos puedan ser iguales, pero esa vieja y horrenda música la hemos escuchado muchas veces. Lo que pasa en Siria y, en general, en Oriente Próximo es fruto de la lucha entre diferentes tribus árabes con el apoyo de ciertos ministerios de exteriores que aúpan a éste u otro en función de beneficios económicos. ¿O es que Francia no prestó ayuda a Gadafi para que obtuviese un arsenal nuclear? Igual que Alemania lo hizo en la década de los sesenta con el Egipto de Nasser. Lo mismo que ahora está haciendo EEUU con Marruecos. La política de esos estadistas que obedecen a la plutocracia mundial no ha variado nunca ni lo hará. ¿O es que Francia no obtiene pingues beneficios de eso que llaman Francofonía, que actúa como potencia colonial en África llegando a imprimir una moneda para éstos, el CFA, en la fábrica gala de Chamalièrers? ¿Eso no es colonialismo? Que catorce países lo usen – hablamos de 193,1 millones de personas – no parece quitarle el sueño a quienes mandan en el país de la Libertad, Igualdad y Fraternidad. Quizás por razones como éstas, incluyendo los minerales raros, como los del Congo, a saber, cobalto, cobre, uranio, oro, diamantes, casiterita y el buscadísimo coltán, haga que Europa disimule cuando de África se trata. Como disimula con los Emiratos Árabes por el petróleo. Imaginen como verán que se asesine a personas por su credo político o por su religión. En el centro de África Boko Haram, grupo criminal vinculado al Estado Islámico, está llevando a cabo genocidio con cristianos, blancos o personas de allí que no comulgan con su ideario de horror.
¿Para qué meterse en líos por unos miles de asesinados si lo importante es el negocio? Además, insisto, los criminales serán unos hijos de puta, pero… son sus hijos de puta. De esto no habla nadie, claro que tampoco hablan de los atentados perpetrados por los terroristas islámicos a diario en Europa. Silencio. No perturbemos esa Europa en la que Von der Layen cuando, tras decir que si se tercia hay que ir a la guerra contra Rusia, al ser preguntada por un periodista si tenía hijos en el Bundeswehr, el ejército alemán, ella dijo que no entre risas. La risa de la hiena. Siria tan solo es un ejemplo. Igual que la alemana risueña. El mundo va derecho a la catástrofe. Y nosotros viendo Netflix o el fútbol.