EL MUNDO – 03/07/16
· Decenas de miles de británicos desafían el ‘Brexit’ y protagonizan una marcha al Parlamento para reivindicar la permanencia en la Unión Europea La reina Isabel II pide «calma» desde Edimburgo.
Lo nunca visto a los pies de Westminster: un mar de banderas europeas ondeando al ritmo de Hey EU (versión eurovisiva de Hey Jude), entre gritos unánimes de «¡Somos europeos!» y pancartas de proclamando «No nos iremos», «No más mentiras», «No más división» . La estatua de Churchill acabó jugando con un globo azul de la UE. Por los suelos había cartones que invitaban a la gente a pisotear el Brexshit (la mierda del Brexit).
Un lema que se acabó imponiéndose por encima de todos: «¡Somos el 48%!». Con la acritud acumulada durante estos días, bajo un cielo inusual en Londres, más de 40.000 manifestantes se sumaron a la Marcha por Europa y pidieron al Parlamento que se haga eco del descontento.
«El 52% se cree que ha ganado, pero la verdad es que todos hemos perdido en este referéndum», se lamentaba Glen Pearse, 24 años y profesor de inglés. «Ahora saltan a la vista las mentiras y mucha gente está arrepentida. Lo más justo sería hacer un nuevo referéndum, pero tal vez sea demasiado tarde para deshacer el entuerto».
Glen, natural de Newcastle, fue de los primeros en llegar a la Plaza del Parlamento y en ondea la bandera azul ante el Big Ben. Su novia, Cecely Richard-Carvajal, 22 años, estudiante en Cambridge, reconoce que su sangre española le tira ahora más que nunca y que tal vez acabe haciendo las maletas con su madre, Carolina, indignada como la que más: «Yo soy medio británica y medio española, he vivido en Francia y en EEUU, y quiero una Europa abierta, y no una Pequeña Inglaterra aislada del mundo».
«Es una tragedia para todos, para los británicos y para los europeos», advierte Cecely, que se ve ya con pie en Mallorca o en Asturias. «La gente estaba engañada, y el Brexit triunfó por el voto de protesta. Lo hicieron sin entender las consecuencias. Ahora empezamos a verlas».
En cabeza de la marcha, a modo de musas europeas, estaban también Kasia Dutch y Sophie Croft, estudiantes de la Universidad de Manchester y de Keele, con la cara pintada de azul con estrellas. «Los grandes perdedores de este referéndum hemos sido los jóvenes», apuntaba Kasia. «Yo intenté convencer a mi padre de que es sobre todo mi futuro el que está en juego, pero no hubo manera. Votó por la salida para ‘retomar el control’, como dicen ellos. Y no se arrepiente de haberlo hecho». Kasia nació en el Reino Unido, pero tiene sangre polaca en las venas, y está preocupada por los brotes de xenofobia de los últimos días: «Lo que antes era la excepción ahora empieza a ser la norma. La gente ha encontrado una excusa para cargar las tintas sobre los inmigrantes y dar rienda suelta al racismo».
«Mientras, mentiras, mentiras»… Puede leerse en la pancarta naranja, con calabaza incluida, que exhibía Cherie Lathey, de 53 años: «Es cierto que en todas las campañas se manipula a la gente, pero nunca se habían usado mentiras tan gordas, con la total complicidad de la prensa».
«Yo no sé si conseguiremos algo, pero me he unido a los más de cuatro millones de británicos que hemos pedido un segundo referéndum», reconoce Cherie. «Sólo por el caibre de las mentiras, deberíamos tener derecho a un desquite. Te aseguro que el resultado, diez días después sería muy distinto».
«Ahora estamos viendo además que más que un referéndum se trataba de un concurso para primer ministro», puntualiza su hija, Cally Lathery, de 25 años. «Lo que hizo Boris fue una traición, y lo de Gove una doble traición. Ahora parece que quien se va a llevar el gato al agua es Theresa May, que supo estar calladita. Pero esto no puede quedar así. Nuestra próxima batalla va a ser reclamar una elecciones anticipadas».
Annabel Smith y Helen Mansfield, que votaron laborista, reconocen que el estado de confusión es tal que no saben qué será del país de aquí a fin de año: «Da la impresión de que todo se está desintegrando, desde la economía a los dos grandes partidos. No sé cuánto tiempo más podremos vivir con esta incertidumbre. No sabemos siquiera con qué nuevo susto nos vamos a levantar mañana».
«Lo que han hecho los británicos es totalmente irresponsable», apostilla en español la alemana Anna Rosenberg, 33 años, y con sangre extremeña. «Yo llevo viviendo aquí diez años y te puedo asegurar que no saben lo que han hecho. Han preferido ignorar las implicaciones y dejarse engañar. Yo trabajo como analista para África y te puedo asegurar que esto va a afectar gravemente a todo, desde la influencia de este país en el mundo hasta la ayuda exterior».
Por el escenario montado junto a la Abadía de Westminter van desfilando mientras las voces más reconocibles. El cantante Bob Geldof reconoce que se siente «despojado». El columnista y autor Owen Jones la emprende contra los medios y el «ambiente tóxico pro Brexit» al que tanto contribuyeron.
Desde Edimburgo, a la vista del caos que se respira en país, la reina Isabel II pedía «calma y serenidad», en un inusual mensaje dirigido al confuso 52% y al ruidoso 48% .
EL MUNDO – 03/07/16