El PSOE regresa al duelo táctico con Podemos, al que dejará debilitarse en la moción de censura, contra la que no han ahorrado gestos de desdén. En Podemos han entendido el nuevo escenario. Estos días han sacado la artillería, con Iglesias en plan fanfarrón apelando a que su moción al menos sirva «para que los socialistas vean cómo se le hace oposición al PP». En fin, esas vaciladas, dirigidas a un partido con 140 años que ha liderado la oposición durante 19 desde la Transición, no pasan de una jactancia tabernaria de cara a la galería. Irene Montero salió en ayuda de Pablo jaleándolo como «líder de la oposición». Eso es amor. A Podemos, claro, no le conviene que el PSOE les dispute la izquierda, arrinconándolos con el rol de radicales.
Al PSOE sí le interesa la polarización áspera e intensa que va a escenificarse con la moción, enfatizando su discurso de izquierda frente al PP pero sin el tremendismo histriónico de Podemos. Ahí, en el fuego cruzado, tendrá que buscar su sitio, sin equidistancia pero con geometría propia: la izquierda frente a la derecha corrupta, cuyos escándalos han incrementado el hartazgo en el CIS, pero sin los tics antisistema de la izquierda radical apoyada en ERC y Bildu. Y éste podría ser un buen momento. Los últimos sondeos coinciden en el retroceso del PP hacia la cota asfixiante del 30%, y también la involución de Podemos. De hecho el informe Bescansa, su secretaria de Análisis Político hasta Vistalegre II, apunta que caen «de manera preocupante» y en el primer semestre se han dejado más de medio millón de votos. En esos desplazamientos tectónicos se le está abriendo espacio al PSOE.
Sánchez, en víspera de su Restauración, ha entendido que la cuña pasa por el rótulo de la izquierda. Su opción no podía ser Macron con el target ni-ni (ni izquierda ni derecha) al que en todo caso recurrirá Ciudadanos, y tampoco el eje pasado/futuro que ya ensayó Podemos con vieja/nueva política, al que apuntaba el lema provisional de la Gestora de El futuro empieza hoy, preparado para ungir a Su Susanísima como redentora tras el pasado funesto del sanchismo. Sánchez parece haber vuelto del más allá, tras las primarias, con el orgullo del viejo PSOE –el vídeo del congreso busca los estilemas clásicos– para proponer, como Corbyn y el propio Owen Jones, «la esperanza de la izquierda». Ya se verá si hay esperanza suficiente para eso; porque a menudo la esperanza es lo primero que se pierde.