Isabel San Sebastián-ABC
- Isabel San Sebastián-ABCLa tolerancia de los españoles a las tropelías del Gobierno Frankenstein nos aboca a perecer hervidos
Se conoce como ‘síndrome de la rana hervida’ el fenómeno en virtud del cual un individuo o una sociedad se acostumbran poco a poco a una agresión sostenida en el tiempo, hasta el punto de perder la capacidad de percepción y, con ella, la de reacción ante el ataque. La metáfora recurre a la rana por lo gráfica que resulta la imagen: metan al animal en un caldero de agua hirviendo y saltará al instante, a fin de salvar la vida. Introdúzcanlo en una olla de agua fría puesta a calentar y se dejará cocer mansamente, como estamos haciendo los españoles ante un Gobierno cuyos abusos son tantos y tan constantes que ya los damos por buenos.
Resulta imposible llevar un recuento actualizado de las mentiras, incumplimientos y escándalos que jalonan la trayectoria de Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo, superponiéndose unos a otros a velocidad suficiente para borrar el recuerdo y la conciencia de su gravedad. Desde el pacto con Podemos, ERC y Bildu, negado hasta la saciedad durante la campaña electoral, hasta la presencia de Nadia Calviño en su Gabinete (precedida por las de Pedro Duque y otros ministros titulares de sociedades), frontalmente incompatible con su promesa de prescindir en veinticuatro horas de cualquiera que hubiera utilizado un instrumento de ese tipo con el fin de eludir impuestos. Desde los privilegios otorgados a los presos de ETA, hasta los ataques a la independencia judicial y las represalias contra los coroneles de la Guardia Civil, Corbí y Pérez de los Cobos. Desde el indulto a los golpistas catalanes, hasta el pago del chantaje independentista consistente en sufragar con el dinero de nuestros impuestos la traducción al catalán de la producción que Netflix y otras plataformas sirven en español. Desde el plagio de su tesis doctoral, denunciado por ABC, hasta el abandono por omisión de las niñas tuteladas víctimas de trata en Baleares o del menor de Canet brutalmente acosado por reclamar su derecho a estudiar en castellano. Desde el ocultamiento alevoso de la cifra real de fallecidos por Covid en España o la invocación de un presunto ‘comité de expertos’ inexistente, hasta la elaboración de unos presupuesto basados en cifras de crecimiento infladas, que desmienten todos los organismos serios, nacionales e internacionales. Desde el reparto discriminatorio de fondos a las autonomías, basado en criterios partidistas, hasta la incapacidad flagrante para contener un precio de la luz disparatado, que multiplica por cuatro el que alcanzaba cuando él mismo pedía explicaciones airadas a Rajoy, en enero de 2018.
Podría seguir dando ejemplos, pero se me agota el espacio. Sánchez nos ha tomado la medida de anfibios anuros y sigue echando leña al fuego con total impunidad. Cada día un nuevo embuste, una provocación renovada, un salivazo a su propia palabra. Cada semana una escalada en la magnitud del daño causado, hasta que sea demasiado tarde para arreglar el desastre. Nuestra tolerancia a la tropelía nos aboca a perecer hervidos.