- En la práctica sucede todo lo contrario de lo que predican con el habitual fariseísmo, pero eso es lo de menos
El Gran Timonel y Líder Supremo se rodea siempre de vicepresidentas. ¡Faltaría más! Pero a la hora de la verdad, su núcleo duro en la Moncloa está formado siempre por una pandi de chicos y su mano derecha es indefectiblemente un gachó: primero Ábalos —con el que ahora sufre un brote de amnesia súbita— y actualmente Bolaños. Con ellos es con quienes ha cortado el bacalao, mientras trataba a las mujeres de su equipo más bien como floreros. Pero eso sí, somos muuy feministas.
Cuando se aprobó la ley del ‘solo sí es sí’, al dictado de las analfabetas jurídicas Irene e Ione, Mi Persona, que estaba de viaje en el extranjero (como casi siempre, por otra parte) se jactó desde Bali de la norma soltando la siguiente retahíla de sandeces: «Es una gran conquista del movimiento feminista», «estoy orgulloso de esta ley», «es una ley de vanguardia que va a inspirar muchas leyes en todo el mundo». En realidad se trataba de un truño contra los intereses de las mujeres, que ha beneficiado a más de 1.400 violadores condenados. Pero eso sí, somos muuuy feministas. Los que más.
España padece una horrible ola de asesinatos de mujeres. El Gobierno se lamenta, organiza ‘comisiones de seguimiento’ (que no sirven para nada) y esconde el problema real de que muchos de esos crímenes son cometidos por extranjeros, que han importado sus subculturas machistas de origen. El Gobierno está desbordado y con su ineficacia cada vez mueren más mujeres. Pero somos… muuuy feministas.
Iglesias Turrión, en su día vicepresidente del Gobierno con Sánchez, promocionó a su pareja en política, primero dándole el cargo de portavoz en Podemos y luego haciéndola ministra. Iglesias también designó por puro señalamiento digital a su sucesora en Podemos (Díaz, que luego le salió rana). Es decir, un machismo de ordeno y mando a las mujeres de lo más cutre y rancio. Pero eso sí, somos muuuy feministas.
La izquierda gobernante presenta a las mujeres haciéndolas siempre de menos, como si fuesen unas pobres víctimas desvalidas, que no se saben valer por sí mismas y que sin la protección del providencial Gobierno ‘progresista’ no irían ni hasta a la esquina. Es decir, como me dice a veces mi madre desde la sabia atalaya de sus 88 tacos, «nos toman a las mujeres por tontiñas». Pero eso sí, somos muuuy feministas.
Íñigo Errejón, que se ha pasado sus diez años de carrera política con la palabra feminismo colgada de la boca, parece que en su vida real representaba exactamente lo contrario, hasta el extremo de que huele ya a banquillo en un juzgado. En los cenáculos de la extrema izquierda madrileña por lo visto lo sabía todo el mundo. Por supuesto la especie circulaba también por la cúpula de su partido, Sumar. Sin embargo, la gran Yoli de Fene, que en su día ya encubrió a un pederasta de su equipo gallego, se hizo la loca, no le fuese a empañar Errejón su mascarada ‘progresista’. A Yolanda las mujeres le dieron igual durante meses, hasta que todo estalló y no se pudo encubrir el escándalo por más tiempo. Pero somos muuy feministas.
Sánchez, el gran santurrón feminista (que de joven subía unos comentarios a Twitter que sonrojarían hasta a El Fary), sale a expresar su teatral consternación ante el caso Errejón. Pero no se le ocurrirá ni de coña romper con el partido que cobijó al supuesto abusador sexual. Todo muy feminista.
En resumen, más falsos que un peluco Trólex del top manta comprado en un mercadillo de Macao.