Santiago González, EL MUNDO, 13/4/12
La muerte de Iñigo Cabacas por un pelotazo de la Ertzaintza es un acontecimiento que ha convulsionado especialmente la sociedadvasca. La muerte es un contrapunto brutal para un momento de exaltación deportiva como era el paso del Athletic a las semifinalesde la UEFA. Aquí, los incidentes que provocaron la desdichada intervención policial ni siquiera fueron entre hinchadas de los dos equipos, que a la hora de montar broncas no necesitamos adversarios.El consejero de Interior tenía una papeleta en su comparecencia que resolvió pidiendo perdón a la familia del muchacho,defendiendo la institución que manda y anunciando que las unidades de Seguridad Ciudadana no volverán a usar pelotas de goma en 2013, y esto plantea ya un primer problema: por qué unidades no especializadas asumen tareas que deberían correspondera la Brigada Móvil, o sea, los antidisturbios. Los agentes fueron reclamados por enfrentamientos que habían causado dos heridos. Una minoría recibió a la Ertzaintza a botellazos. Pero el lugar de autos es una calle sin salida, un cul de sac que la policía podía controlar a voluntad. Algo se ha hecho mal, hay que saber exactamente el qué y discutir las soluciones técnicas. No hay que perder un minuto en discutir el obsceno intento batasuno de regar su memorial de agravios con la sangre ajena. Sin embargo, todo el mundo empuja sus apriorismos. Son las prisas. Elconsejero de Interior dijo asumir «toda laresponsabilidad», sin que se sepa qué quiso decir exactamente; si era un anuncio de dimisión si se hallase culpa en sus subordinados o una expresión de lamento genérico e inconcreto por los hechos. El sindicato policial Erne se ha centrado en las pelotas y propone alternativas entre las que cita ¡botes de humo! ¿Habrá que recordarque el 24 de enero de 1977, en la semana de los asesinatos de Atocha, fue el impacto de un bote de humo en la cabeza lo que causó la muerte de la estudiante MariLuz Nájera?El fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco es un hombre dotado del don de la opinión. Esto es muy de agradecer para los periodistas, que siempre lo encontramos accesible para ilustrarnos sobre asuntos variopintos: el cuñado del lehendakari, la política penitenciaria o, en este caso, las distintas tipologías delictivas aplicables a los ertzainas y las penas principalesy accesorias que corresponderían en cada supuesto. No falta quien argumenta que estos métodos policiales ya no son de recibo porque no hay violencia, como si la Ertzaintza hubiera sido diseñada para ser el MI-5. El PNV nunca pensó en una policía autonómica (que no autónoma) que combatiera a ETA, sino para ser los bobbies que bajaban del árbol el gatito de esa vieja amable que en el cine siempre era Margaret Rutherford. Hace falta un poco de silencio para acompañar con respeto el dolor de la familia en esta tragedia irreversible y esperar a las conclusiones de la investigación, para que éstas nos orienten sobre las medidas a tomar y no al revés. Y entonces sí, depúrense las responsabilidadesque sean precisas.
Santiago González, EL MUNDO, 13/4/12