Simplemente matar…. ¡qué valentía!
No teneís más de dos dedos de frente
y uno de ellos lo usais impunemente
para el tiro en la nuca, a sangre fría.
Y así muere…. un día y otro día,
a tiros por la espalda, tanta gente.
No hay en vuestros gudaris ni un valiente
pues se tapan la faz por cobardía.
Sois lo más execrable e inhumano
que un hombre puede ser en este asunto.
Dios de Abel pidió cuentas a su hermano
y tomó la venganza por su mano.
Lo pagaréis un día todo junto
que la sangre jamás se sembró en vano.
J. M. Feito (Asturias)