SEGURAMENTE, cuando la Virreina de Cataluña se plantó en el carril-bus a las puertas de Primark con María Pico, coche de escolta y furgón escoba, quiso dejar claro, sobre todo, lo mucho que manda. Es inevitable recordar la que los medios que ella ceba y pastorea le montaron a Aguirre cuando, conduciendo su propio coche, paró tres minutos ante un cajero en el carril desierto, en día festivo y la rodearon ocho motoristas y 18 cámaras como si fuera a volar el Museo del Prado en vivo y en directo. Y a la que tras una campaña feroz de varios meses, ella remató filtrando una legalísima declaración de Hacienda para hundir su campaña electoral. Ha quedado nítido: la Vicetodísima puede aparcar donde quiera, tirarse el tiempo que le dé la gana y salir sin que asome un guardia. Ah, y con sus medios aplaudiendo el gesto austero de no arruinar España en La Perla.
También cabe la posibilidad de que Soraya, con tanto en la cabeza, confundiese Primark con Media Markt, cuyo eslogan Yo no soy tonto parece pintiparado para el mercadillo de oportunidades y chollos para separatistas que ha puesto en Las Ramblas. Por cierto, con el aplauso editorial de Cebrián, su visitador diurno, que tras denunciar la fortuna del visitador nocturno de ZP, o sea, Roures, amenaza con bombardear todo el Planeta, o sea, Lara, Casals y Creuheras. Algo tendrá que hacer para parar al Darth Vader de Prisa y evitar una guerra entre sus galaxias, o sea.
Porque la tercera cosa que ha quedado clara es que va a necesitar todo su ejército para atacar los restos de aquel PP que entre Rajoy, Arenas, Camps y Rita (q.e.p.d.) se cargaron en el Congreso búlgaro de Valencia. Ayer, FAES, que ya no depende del Gobierno, sacó una nota poniéndola verde por decir que lo que tenía que haber hecho el PP, en vez de recabar firmas contra el Estatuto de Cataluña como quiso Rajoy, era pactar con el PSOE. Aznar ha recordado que el pacto del PSOE fue el del Tinell, el famoso «cordón sanitario» contra el PP. Sólo le ha faltado añadir que fue personalmente ZP el que, tras declarar a la nación española «concepto discutido y discutible», resucitó el Estatuto que CiU y el PSC daban por muerto en el Parlamento catalán. Fue ZP el que llamó a Mas y lo revivió en una noche loca de cafeína y nicotina.
Supersorayísima no será tonta, pero se pasa de lista.