EL MUNDO 14/03/14
La hoja de ruta que Sortu dejó plasmada en su último boletín debería servir de escarmiento a los socialistas navarros. En el documento, los abertzales califican de «indispensable para la vía vasca materializar el cambio de Gobierno en Navarra». La irresponsabilidad de Roberto Jiménez al anunciar la moción de censura a Yolanda Barcina se ve así en toda su magnitud. Si Rubalcaba no hubiera intervenido, el PSN se habría puesto al servicio de la estrategia de los radicales, uno de cuyos objetivos queda expresado en el mismo boletín: «Navarra será lo que quiera ser, siempre que forme parte de Euskal Herria». Ayer, el Parlamento regional aprobó, con los votos de la oposición, las conclusiones de la comisión que ha investigado la actuación de la consejera de Economía en la Hacienda Foral, origen de todo el caso. En ellas se pide la reprobación de la presidenta y la convocatoria de elecciones anticipadas. Es un papel que nace muerto, no sólo porque su efecto será nulo, sino porque se asienta en una base muy frágil. Cabe que la consejera actuara de forma irregular, pero no se ha probado ninguna corrupción. El resultado es que Barcina sale reforzada de esta crisis y que el PSN queda debilitado y con su líder en la cuerda floja.