EL CORREO 27/10/13
· Equipara la sentencia de Estrasburgo con «hitos» como el cese de ETA y la legalización del partido y opina que favorecerá un gesto de los presos.
Desde la página 1 BILBAO. Los jueces no son tan malos. O, por lo menos, no siempre. Es lo que comienzan a pensar los dirigentes de Sortu que han visto cómo esta semana una decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha conseguido «desatascar» uno de los problemas que les tenía en vilo desde hace dos años: el «debate» –término con el que en la izquierda abertzale se alude al choque– entre los sectores más aperturistas y los más intransigentes del colectivo de presos. Entre quienes están dispuestos a realizar gestos hacia las víctimas y asumir pasos individuales para facilitar su excarcelación progresiva y quienes defienden la ortodoxia de ETA y exigen que todo el colectivo de reclusos sea tratado como tal y se le facilite una amnistía en bloque.
En este choque de posiciones, la resolución de Estrasburgo que ha echado por tierra la ‘doctrina Parot’ ha supuesto un impulso para el sector de internos más cercanos a Sortu y a sus postulados. Dirigentes de la izquierda abertzale creen, de hecho, que la sentencia del pasado lunes «da bazas» al grupo favorable a reconocer el daño causado, aunque eso no signifique arrepentirse de los atentados cometidos en el pasado. En el movimiento independentista se ve como una quimera el siquiera pensar que la banda podrá algún día «renegar» de su historia. «Eso no va a pasar nunca», advierten.
El fallo de Estrasburgo, en todo caso, habría dejado en una posición de debilidad al bloque más intransigente, bastante menor en número que el anterior –dirigentes de Sortu lo cifran en un 10% de los internos–, pero que conserva una tremenda fuerza en el llamado ‘frente de makos’. Algunos consideran que este colectivo que maneja al EPPK es, de hecho, «la verdadera ETA», el último de sus reductos. Fuentes conocedoras de los «fuertes» debates que se han dirimido en las cárceles sostienen que la sentencia de Estrasburgo y la imagen de los primeros reclusos de la banda recobrando la libertad pueden «facilitar» nuevos movimientos entre los presos.
Aseguran, incluso, que la gran mayoría de internos de la banda está dispuesta a pronunciarse en los próximos meses, aunque establecer plazos con este colectivo sea «muy complicado». Buscan una «fórmula» para «demostrar su sinceridad» y para que tanto el Gobierno como las víctimas asuman que han renunciado a la violencia y que entienden que su actividad terrorista «causó dolor». Los presos estarían dispuestos, mantienen estas fuentes, a plasmar esa reflexión en unos textos de puño y letra de cada recluso.
Aunque la fórmula no está nada clara aún, la idea es realizar un escrito totalmente diferente al que el colectivo envió hace un año a Instituciones Penitenciarias. Entonces, los presos enviaron varias remesas de cartas en las que exigían la libertad o la progresión de grado de algunos de sus compañeros –aquellos que están enfermos o que han cumplido tres cuartas partes de su condena–. Esta vez se trataría de textos que, aunque con un guión similar, llevarían el sello personal de cada uno de los internos. Algunas fuentes hablan, incluso, de la posibilidad de que se incluyera una referencia directa a cada una de sus víctimas.
Las fuentes consultadas inciden en que la propia ETA, en el comunicado hecho público a finales de septiembre con motivo del ‘gudari eguna’, habría avalado este movimiento. Interpretan que la alusión que la
banda realizaba a que no se iba a arrepentir de su pasado quería decir que reconocer el daño causado no supone abjurar de sus crímenes. El documento que estarían preparando los presos no incluiría, en ese sentido, una petición de perdón, como demandan los damnificados por el terrorismo y exige el Gobierno de Mariano Rajoy.
Un buen compañero de viaje
La izquierda abertzale cree que un pronunciamiento de ese tipo «podría tener cierto recorrido» en Instituciones Penitenciarias. Y, si no, podría ser atendido por la Audiencia Nacional. Sortu, sostienen varias fuentes, «ha descubierto la vía judicial». El movimiento independentista comienza a hablar ya de que en los dos últimos años ha habido «tres grandes hitos». Y cita, por este orden, «el anuncio de cese definitivo de ETA, la legalización de Sortu y, ahora, la anulación de la ‘doctrina Parot’». Los tres prácticamente al mismo nivel. Porque los tres dieron un impulso a la estrategia de la formación independentista y avalaron la apuesta por las vías políticas y pacíficas.
Dos de esos «hitos» han venido «firmados» por los jueces. Por los del Constitucional, en junio del año pasado, y por los de Estrasburgo, hace apenas seis días. «Frente a la negativa del Gobierno a mover ficha, son los tribunales los que están desatascando la situación», confirma una fuente próxima a la izquierda abertzale. Esta reflexión no significa que la antigua Batasuna haya variado por completo su visión de una Justicia a la que consideran «al servicio» del Estado. Ni se han disipado los temores de que el ‘núcleo duro’ de Sortu, el que conforman Rufi Etxeberria –verdadero líder de todo el movimiento– y Joseba Permach –coordinador de la gestión de Bildu en el feudo guipuzcoano–, vaya a ser condenado a varios años de prisión por el juicio de las herriko tabernas, que se celebra en la actualidad en la Audiencia Nacional.
Pero sí que han descubierto que los tribunales pueden ser un efectivo compañero de viaje. O, al menos, que les pueden ayudar a desbloquear ciertas situaciones de «atasco». La ausencia de una amenaza real de ETA ha hecho que los magistrados, sobre todo de la Audiencia Nacional, hayan elevado el nivel de exigencia en las investigaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil contra la banda terrorista. Una actitud que se pone de manifiesto en la decisión, esta misma semana, de absolver a Garikoitz Aspiazu, ‘Txeroki’, por el atentado del 30 de enero de 2005 en un hotel de Denia, mediante la explosión de un artefacto que causó heridas a cinco personas.
Juristas vinculados a la izquierda abertzale hablan, incluso, de que la salida de Enrique López de la Audiencia Nacional para ocupar un puesto en el Constitucional ha conseguido «desactivar» al «bloque conservador» de ese órgano. Según ese análisis, habría quedado descabezado y sin un «líder» que marque el camino a seguir por los magistrados más vinculados al PP. Una situación que habría posibilitado que en la Sala de lo Penal, la que se encarga de administrar todo lo relacionado con los presos de ETA, hayan triunfado las tesis más posibilistas que abanderan jueces como Fernando Grande Marlaska.
EL CORREO 27/10/13