EL MUNDO 04/06/14
· Tacha de «falta de respeto» que la Guardia Civil desmantelara el ‘bosque de los gudaris’
Los dirigentes de Sortu salieron de nuevo en defensa inequívoca de los etarras al dar respuesta a una operación de la Guardia Civil en la que los agentes desmantelaron el llamado bosque de los gudaris, plantado en la localidad guipuzcoana de Oiartzun, en homenaje a 239 etarras muertos.
«Actuar como lo ha hecho la Guardia Civil es faltar al respeto que merecen las personas que han perdido la vida como consecuencia del conflicto político y una humillación a sus familiares totalmente innecesaria», aseguraron ofendidos y alterados, Pernando Barrena y Amaia Izko. «Es una obsesión por imponer la visión del relato que tiene el PP», insistieron los portavoces de Sortu partidarios de imponer su relato propio por el que la responsabilidad del conflicto es el
Estado y los etarras son víctimas. «Recuerdo y memoria no son sinónimos de homenaje ni apología» acabaron precisando.
Los portavoces de Sortu se referían a la operación llevada a cabo a primera hora de ayer, en la que los guardias retiraron las estacas del vallado perimetral de la arboleda, el monolito y las placas con las que los proetarras han estado numerando durante años pequeños robles plantados en el monte Aritxulegi, en homenaje a otros tantos etarras. Cinco personas fueron detenidas y otras seis fueron imputadas por un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Los árboles estaban plantados en un terreno municipal.
Desde mediados de los años 90, ETA celebra el día del soldado vasco en reconocimiento y homenaje a sus militantes fallecidos. El monte Aritxulegi ha sido escenario de algunas de estas celebraciones sonadas, como la que protagonizaron en 2006 varios encapuchados disparando al aire. Otra de las manifestaciones fue la creación de este robledal en el que cada año era plantado un árbol en recuerdo de los etarras que habían muerto en los últimos 12 meses. Este año, los dos esquejes respondieron a la memoria del que fuera número 1 de ETA, Javier López Peña Thierry y de Arkaitz Bellón, fallecidos ambos en prisión.
Entre 600 y 700 personas estuvieron presentes. Habían recibido las cartas de invitación elaboradas por los miembros de ETA necesarias para acceder a una celebración organizada con estrictas medidas de seguridad «a la que únicamente asiste la militancia más cualificada», según el informe policial. Megafonía, octavillas explicando qué número de árbol corresponde a cada etarra y cuál es su ubicación, un desfile de ikurriñas, discursos ante un monolito, música, ofrendas florales, placas conmemorativas… Los actos, según las pruebas recabadas, estaban secundados por «todas las organizaciones del entramado de apoyo a ETA» y estaban «perfectamente planificados». A los arrestados se les atribuye haber realizado tal planificación «para que perdure la memoria de los terroristas» y «con el objetivo de legitimar su actividad y mantener vigente el ideario de la banda».