Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 6/6/12
La falta de siglas legales no ha impedido a la antigua Batasuna controlar a los cargos electos de Bildu
El estudio del recurso de Sortu contra el rechazo de su legalización figura en la agenda del pleno del Constitucional que se inició ayer, pero eso no garantiza que el asunto llegue a ser tratado. Eso mismo ya sucedió el pasado mes de mayo. Ocurre a veces con los asuntos que figuran entre los últimos puntos del orden del día: no da tiempo a ver todas las cuestiones y las últimas de la lista tienen que esperar.
En la izquierda abertzale hay quien sospecha que la postergación del caso puede ser una estrategia deliberada para no afrontar el asunto de Sortu y mantener la presión sobre la antigua Batasuna. Entre las especulaciones que circulan en torno al futuro de Sortu se menciona que el Constitucional podría dar luz verde a su legalización, pero estableciendo en la sentencia una serie de advertencias doctrinales y cautelas que facilitarían una posterior puesta fuera de la legalidad si hubiera que aplicar de nuevo la ley de partidos.
Entre sospechas y especulaciones, la izquierda abertzale permanece a la espera, pero no está inactiva. Los órganos directivos de la ilegalizada Batasuna siguen funcionando a la sombra. Celebran reuniones periódicas que no pasan desapercibidas para los servicios de información. Las fuerzas de seguridad saben que esos encuentros están teniendo lugar y los dirigentes de Batasuna saben que lo saben.
Las coaliciones con las que la izquierda abertzale y sus socios acudieron a las elecciones locales y generales (Bildu y Amaiur) garantizan la representación institucional de la antigua Batasuna, pero no tener unas siglas de partido propias dentro de la legalidad ha hecho que los principales dirigentes de la izquierda abertzale hayan permanecido en segundo plano. La legalización de Sortu permitiría un papel más destacado en candidaturas y puestos institucionales de los líderes de primer nivel de Batasuna. Ahora tienen que conformarse con la presencia mediática, que no es cuestión menor. Los portavoces de Batasuna acaparan espacios en los medios que para sí quisieran muchos de los representantes de los demás partidos. Tienen oportunidades de transmitir su mensaje prácticamente sin limitaciones. No hay día en que no ofrezcan una rueda de prensa, emitan un comunicado o aparezcan entrevistas con sus representantes más conocidos.
La falta de unas siglas legales provoca restricciones en el desarrollo de estructuras orgánicas partidarias, en la creación de secciones locales o provinciales o en la normalización de la afiliación. Pero eso no ha impedido a la izquierda abertzale desarrollar los mecanismos necesarios para controlar la actividad de los electos de Bildu en los consistorios en los que tienen representación. La ilegalidad, si persiste hasta entonces, no va a impedir que, con sus socios habituales, la antigua Batasuna vuelva a presentarse en las próximas autonómicas.
Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 6/6/12