EL PAIS 25/11/12
La izquierda ‘abertzale’ multiplica sus contactos discretos con víctimas de la banda.
Sortu, la izquierda abertzale, pretende que ETA reconozca el “daño causado” a las víctimas del terrorismo, del mismo modo que lo hizo el IRA en el 2000, dos años después de que en los acuerdos del Viernes Santo de 1998 se pusiera punto final a la violencia en Irlanda del Norte. Así lo aseguran fuentes próximas al antiguo brazo político de ETA.
En este contexto, en el de tratar de lograr que, un año después del cese definitivo de la violencia de ETA, la banda terrorista se pronuncie sobre sus víctimas, se están produciendo declaraciones como la del dirigente de la izquierda abertzale, Pernando Barrena, en Barcelona, esta misma semana. Sortu está tratando de mantener la vanguardia sobre ETA, tras ganarle la batalla política en 2010, con el apoyo masivo en las asambleas de base de la ponencia Zutik Euskal Herria, en la que apostaba por las vías políticas y el rechazo a la violencia.
Barrena, siguiendo la pauta marcada por Arnaldo Otegi en su reciente libro-entrevista El tiempo de las luchas, ha manifestado en Barcelona, delante de víctimas del terrorismo de ETA como las hijas del ex ministro socialista Ernest Lluch y del periodista vasco José María Portell, así como del también periodista Gorka Landaburu, gravemente herido por la banda terrorista: “Lamentamos el daño que de manera no deseada hayamos podido añadir por medio de nuestra posición política o que desde la labor de portavocía hayamos podido ocasionar”.
Barrena en el mismo acto, en el que también estaba presente el ex presidente de la Asociación de Víctima del Terrorismo de Cataluña y víctima del atentado de Hipercor de Barcelona de ETA en 1987, Roberto Manrique, insistió en nombre de la izquierda abertzale: “[Manifestamos] nuestro profundo pesar tanto por las consecuencias trágicas derivadas de la actividad de ETA como por nuestra posición política con respecto a las mismas, en la medida en que ésta haya podido suponer, aunque no de manera intencionada, un dolor añadido o un sentimiento de humillación para las víctimas. Simple y llanamente, lo sentimos, y lo sentimos mucho”.
El discurso de Barrena ha tenido continuidad con el llamamiento deBildu, la coalición en la que está Sortu, a participar en el homenaje a los ertzainas Javier Mijangos e Isabel Aróstegi en el décimo aniversario de su asesinato por parte de ETA.
Estos pasos coinciden con intentos discretos de la izquierda abertzalede reunirse con víctimas de ETA, que han mostrado su predisposición a aceptarlo. Una consecuencia de estos encuentros, alrededor de una decena, ha sido el reciente documental Parlem les ulls (Hablan los ojos), de la televisión catalana TV3, dirigido por Gorka Espiur, exmiembro de Elkarri, en el que han participado conjuntamente un exmilitante de ETA, Xabier Aguirre, con Rosa Rodero, viuda del mando de la Ertzaintza, Montxo Doral, asesinado por ETA, y de Javier Asla, tío de Fabio Moreno, al que un coche-bomba de la banda terrorista segó su vida a los dos años de edad en Erandio (Bizkaia), en 1991.
La misma línea ha seguido la conocida experiencia Glencree, en la que desde hace tiempo han conversado durante muchas horas víctimas de los GAL, como la hija de Santi Brouard, Edurne, y la de Javier Galdeano, Carmen, con viudas de víctimas de ETA como Amaia Guridi, de Santiago Oleaga, directivo de El Diario Vasco, y Carmen Hernández, de Jesús Pedrosa, concejal del PP de Durango (Bizkaia), ambos asesinados por la banda terrorista en la ofensiva posterior a la ruptura de la tregua de Lizarra.
Los pasos de la izquierda abertzale son juzgados “insuficientes” por el PNV, PSE y PP. Estos partidos creen que la izquierda abertzale se mueve en cauces “modestos”, limitados al “reconocimiento del daño causado”. En su opinión, la izquierda abertzale debe reconocer cómo desde su nacimiento, el de Herri Batasuna a finales de 1978 para concurrir a las elecciones generales y municipales de 1979, su papel histórico ha sido el de justificar desde la política la acción terrorista de ETA en una actuación concertada con la banda.
Estos mismos partidos contemplan cómo el próximo Congreso de Sortu, la marca legalizada de la izquierda abertzale, que se celebrará el 23 de febrero del próximo año, puede ser una buena oportunidad para que este sector político materialice el reconocimiento del “error histórico del terrorismo y su complicidad con él”. Asimismo, creen que podría ser, también, “una buena oportunidad para reclamar a ETA su disolución y asumir la propia izquierda abertzale la representación e interlocución de los presos de ETA”.
EL PAIS 25/11/12