La «lucha por la libertad del pueblo vasco» que dice librar la izquierda abertzale se ha apoyado en el terrorismo de ETA y en la lucha ideológica en la calle a través de pancartas, carteles y pintadas amenazantes. La iconografía abertzale se ha apoderado con impunidad de muchos rincones del País Vasco para dar aire a sus mensajes hasta el punto de convertirse en otra arma eficaz. Pero esta seña de identidad puede tener los días contados, al menos como tradicionalmente ha sido concebida por el entorno radical, ya que Sortu considera que estas prácticas se «intuyen desfasadas» y apuesta por «renovar los modelos de propaganda» y adecuarlos «a la nueva realidad».«Nuestra actividad propagandística (decoración de la calle, pintadas…) nos ha dado un estilo y personalidad propios», señala en uno de los apartados de su texto político que concluye que uno de sus «principales desafíos» será «analizar y renovar nuestros modelos de propaganda». Además, Sortu incluye que una de las cosas que define como «valor añadido» han sido las «pancartas, carteles, pintadas…» «Sortu deberá recuperar todas y cada una de esas prácticas que hoy en día se intuyen desfasadas y para ello deberá adecuarlas a la nueva realidad».
Hasta la fecha, las calles y plazas vascas mantienen una presencia notable de pintadas en las que predominan los mensajes de apoyo a los presos de ETA y la petición de su puesta en libertad. La decisión de «analizar en profundidad» y «renovar los modelos de transmisión de los mensajes» se recoge en la ponencia constituyente que la nueva marca de la antigua Batasuna debatirá en asambleas locales el sábado.
Este análisis forma parte de la segunda fase de un proceso que debe determinar la línea política de esta formación tras su legalización.Sortu es consciente de que las pancartas, carteles y pintadas representan las «señas de identidad» de su «personalidad comunicativa», pero no oculta que hay «una necesidad de renovar de raíz la comunicación».Sortu apuesta por las redes sociales, donde «cada militante debe convertirse en agente de la lucha ideológica». «Quienes queremos transformar de raíz la situación tenemos mucho que ganar en ese nuevo terreno», resalta. No obstante, exhibe su «desconfianza» con «la revolución que viene de la red» debido «al control policial» y «las tendencias a la alienación que pueden generar».La marca abertzale apuesta por «darle la vuelta» a la tendencia de años de «limitar la actividad comunicativa a la prensa», que «hasta ahora» ha sido su ámbito de trabajo «casi único y, muchas veces, sin demasiado éxito». A este respecto, puntualiza que «los poderes que controlan los medios de difusión se alinean frecuentemente» en su contra, lo que les ha «obligado a entrar en conflicto con ellos», con lo que se ha «empantanado» su política comunicativa.
Por ello, argumenta que se debe dar «un salto cualitativo en otras herramientas» de comunicación.Con una y otra fórmula, la consigna es clara: Sortu «tiene que elaborar el relato de las últimas décadas, el relato detallado de lo acontecido en Euskal Herria los últimos 50 años y además construir el discurso futuro». Batasuna confiere una especial relevancia a esta cuestión, ya que busca imponer en la sociedad vasca su verdad, la que justifica la sanguinaria historia de ETA por la consecución de la libertad del pueblo vasco.Para ello, considera vital «atraer» a la generación joven que tiene una imagen «distorsionada» de la izquierda abertzale. Para captarla considera fundamental cambiar «esa falsa imagen» que han trasladado los medios de los abertzales como «un grupo humano negativo, problemático y destructivo». Por eso, pide mostrase «como un grupo positivo, eficaz, constructivo y agradable formado por personas». En ese camino, «comunicación y seducción van muy unidas».