EL CORREO 25/02/13
· Hasier Arraiz quiere entrevistarse antes de Semana Santa con sindicatos y partidos, a excepción del PP y UPyD.
Hay fecha para celebrar una reunión a alto nivel que ponga fin a años de incomunicación a consecuencia de la actividad terrorista de ETA, organización que tenía en su diana a dirigentes y cargos públicos socialistas, entre otros objetivos. Los 16 meses transcurridos desde el «cese definitivo» de la banda y el nacimiento formal de Sortu, que el pasado sábado ratificó a los 23 miembros de un consejo nacional presidido por Hasier Arraiz, servirán de argumento para que las direcciones de ambos partidos se citen en las próximas semanas.
El encuentro se llevará a cabo en el plazo de un mes, si no hay ningún contratiempo de última hora. El nuevo líder de Sortu quiere entrevistarse antes de las vacaciones de Semana Santa con los principales agentes sociales y partidos de Euskadi y Navarra. La ronda pretende servir como presentación en sociedad de la nueva marca de la izquierda abertzale. La formación recién nacida dejará, no obstante, fuera de esos contactos a PP, UPyD y UPN, las tres formaciones a las que tampoco invitó al congreso fundacional celebrado en Pamplona.
Los responsables de la antigua Batasuna justifican esa exclusión en que los partidos que dirigen en Euskadi y Navarra Antonio Basagoiti, Gorka Maneiro y Yolanda Barcina vienen reiterando en público durante los últimos meses que «no quieren saber nada» de Sortu. Esos tres grupos políticos se niegan a colaborar con una izquierda abertzale que no ha condenado la violencia ni ha pedido perdón por el apoyo que durante décadas concedió a los atentados, la extorsión y las amenazas que practicaba ETA.
Los representantes independentistas conceden a esa inmediata ronda de contactos una gran importancia. Tras diez años de ilegalizaciones por su respaldo a la actividad terrorista, la legalización y puesta en marcha de Sortu significa para ellos una vuelta a «la normalidad». Hoy, de hecho, Sortu estrena oficialmente su nueva sede en Pamplona, la misma que ocupó hasta su proscripción Herri Batasuna, en la calle Marcelo Zelaieta. Allí celebrará su primera reunión el recién elegido consejo nacional.
La izquierda abertzale, en esa búsqueda de la «normalidad», concede cierta trascendencia al encuentro que quiere llevar a cabo con la plana mayor del PSE. Los socialistas ya recibieron una invitación para asistir al congreso fundacional de Sortu, aunque el partido de Patxi López rehusó el ofrecimiento. Según fuentes de la izquierda abertzale, excusaron su ausencia en la asamblea de Pamplona con el argumento de que era «demasiado pronto».
Sin embargo, esa invitación sirvió, según ha podido saber este periódico, para que ambas formaciones hablaran abiertamente de la posibilidad de concretar una reunión. Los socialistas y el propio exlehendakari han reiterado en numerosas ocasiones que ellos nunca se han negado a citarse y negociar con aquellas fuerzas que fueran legales. Algo que López llevó a cabo durante su mandato en Ajuria Enea. El 28 de octubre de 2011, apenas ocho días después de que ETA decretara su final, el por entonces jefe del Ejecutivo vasco llamó a la Lehendakaritza a la dirección de Bildu, dentro de una ronda con los partidos para analizar el escenario político tras la llegada de la paz. A esa cita acudieron por parte de la coalición independentista Pello Urizar (EA), Oskar Matute (Alternatiba) y todo un histórico de HB como Rufi Etxeberria.
Homenaje a Buesa
El abanico de posibilidades que el final del terrorismo ha abierto en la relación entre el PSE y la izquierda abertzale ha quedado de manifiesto también en el trabajo en las instituciones. Bildu y socialistas mantienen una buena colaboración en las Juntas de Gipuzkoa, el principal órgano de poder en manos de la antigua Batasuna. Ambas fuerzas han aprobado, de la mano, los Presupuestos para ese territorio.
Otro ejemplo de la mejora de las relaciones entre esas dos formaciones, que durante años han tenido rotos todos los puentes de comunicación por la colaboración de la izquierda abertzale con los asesinatos de ETA, se ha podido comprobar esta misma semana. Como telón de fondo, el homenaje que cada año desde 2000 celebran los socialistas y la Fundación Buesa en recuerdo de Fernando Buesa y Jorge Díez, a quienes la banda terrorista quitó la vida con una bomba. Dirigentes de EH Bildu sondearon a los representantes del PSE en el Parlamento vasco sobre la posibilidad de que Laura Mintegi o algún otro miembro de la izquierda abertzale en esa coalición acudiera a la ofrenda floral que, año tras año, se lleva a cabo en el lugar del crimen.
Los socialistas habrían recomendado, según las fuentes consultadas, a los responsables de la izquierda abertzale que lo mejor era convocar un acto alternativo en el Parlamento vasco. Aunque eran conscientes de que la familia de Buesa no habría puesto ningún inconveniente a su presencia, temían que la asistencia de Mintegi o cualquier otro cargo vinculado a la antigua Batasuna «incomodase» a los allegados del agente de la Ertzaintza Jorge Díez, lo que pudiera desencadenar alguna clase de «altercado indeseado». Al final, Mintegi guardó silencio junto a la escultura por las víctimas del terrorismo a la entrada de la Cámara vasca. A su lado, se situó el portavoz parlamentario del
PSE, José Antonio Pastor.
Socialistas e izquierda abertzale han intentado recuperar su relación en varias ocasiones en los últimos años. En septiembre de 2010, dos delegaciones de Batasuna y del PSE –esta última formada por el propio Pastor y Alfonso Gil– se vieron las caras en Bilbao. El encuentro, celebrado en secreto, había sido solicitado por los responsables independentistas para dar a conocer al PSE –José Luis Rodríguez Zapatero estaba entonces en el poder– la estrategia en favor de las vías exclusivamente pacíficas que habían decidido poner en práctica. Aquella reunión fue negada entonces, aunque años después se comprobó que sí había tenido lugar.
El siguiente intento data de marzo del año pasado. Los socialistas intentaron convocar un encuentro oficial con la izquierda abertzale para «consolidar la paz». Los dirigentes del PSE se echaron atrás al desvelar este periódico las conversaciones. El partido de Patxi López temía las repercusiones que podía tener sentarse a la mesa con una organización ilegal cuando el entonces lehendakari comenzaba a barruntar un adelanto electoral que luego se llevaría a cabo.
EL CORREO 25/02/13