EL CORREO 04/08/13
Mientras la izquierda abertzale insta a los reclusos a dar pasos para reconocer el daño causado, la banda les prohíbe arrepentirse y buscar vías individuales
Divergencias públicas. La izquierda abertzale y ETA han vuelto a evidenciar sus diferencias respecto a qué pasos deben dar los presos de la organización terrorista. Representantes de Sortu y la banda han dado muestras de discrepar sobre los movimientos que deben llevar a cabo los reclusos para obtener beneficios penitenciarios y lograr su excarcelación de forma progresiva. Los dirigentes políticos están a favor de que los internos de la banda reconozcan el daño causado y asuman que no habrá amnistía para ellos. La dirección etarra se ha pronunciado en contra de que desde las cárceles se pida perdón o se busquen salidas individuales. Sortu reconoce que los verdaderos quebraderos de cabeza para su actividad política proceden de las cárceles y del entorno de los presos. La izquierda abertzale y ETA han vuelto a evidenciar sus diferencias respecto a qué pasos deben dar los presos de la organización terrorista. En apenas unas semanas, representantes de Sortu y la banda han dado muestras de discrepar sobre los movimientos que deben llevar a cabo los reclusos para obtener beneficios penitenciarios y lograr su excarcelación de forma progresiva. Una divergencia que ha salido a la luz pública, algo nada habitual en los debates en el seno del movimiento independentista. Los primeros, los dirigentes políticos, están a favor de que los internos de la banda reconozcan el daño causado y asuman que no habrá amnistía para ellos. Los segundos, la dirección etarra, se han pronunciado en contra de que desde las cárceles se pida perdón o se busquen salidas individuales.
El choque de posturas se ha materializado a cuenta de las conclusiones del ‘foro social’, el ciclo de conferencias que organizaron Lokarri y Bake Bidea en Pamplona y Bilbao el 14 y 15 de marzo de este año. Esas dos asociaciones, asesoradas por expertos internacionales, dieron a conocer a finales de mayo una serie de recomendaciones para «desbloquear» la actual «parálisis» del proceso de paz, casi dos años después de que ETA decretara el «cese definitivo de la actividad armada». Con el aval de mediadores como Brian Currin, fijaban una especie de ‘hoja de ruta’ que la izquierda abertzale pretende desarrollar, dentro de la apuesta por la unilateralidad que los dirigentes de la antigua Batasuna defienden desde 2009.Las doce recomendaciones alumbradas en el ‘foro social’ dedicaban un apartado especial al denominado ‘frente de makos’. Cuatro de esos doce puntos del documento abordaban lo que, en opinión de los expertos internacionales y de la izquierda abertzale, deben ser los principios que rijan el proceso para «facilitar la integración de las personas presas y huidas». En este apartado, se alude, entre otras cosas, a la necesidad de «adecuar la legalidad a la realidad», de «aplicar una justicia de carácter transicional», de «facilitar la relación y el intercambio de opiniones» entre los reclusos y de explorar «vías para la integración» de los huidos.
Y dedica todo un punto a hacer ver al colectivo oficial de presos de ETA, el EPPK, que la excarcelación de estos reclusos –«proceso de reintegración», según el documento– debe realizarse «por medio de cauces legales», «aceptando» que la salida de prisión de los más de 600 internos de la banda «se debe desarrollar de forma individualizada, escalonada y en tiempo prudencial». Un camino en el que, insiste el texto, los presos deberán hacer «un reconocimiento del daño causado como consecuencia de su actuación».
Un mensaje claro
Esas recomendaciones están siendo ahora discutidas en las cárceles y han dado pie al choque entre Sortu y ETA. Con posiciones enfrentadas. El choque lo ilustran, de un lado, unas recientes declaraciones del abogado Iñigo Iruin, uno de los referentes del movimiento independentista y bruñidor de los estatutos que hicieron legal a la izquierda abertzale a través de Sortu, y, del otro lado, la circular que la banda ha distribuido entre los reclusos acotando precisamente el debate en torno al ‘foro social’.
Iruin, nada dado a aparecer en prensa o quedar expuesto a la primera línea política, explicaba en una entrevista publicada a finales de junio en ‘Berria’, medio íntegramente en euskera, cuáles eran, en su opinión, las medidas que la izquierda abertzale debe poner en marcha frente a la «parálisis» y el «bloqueo» que el Gobierno de Mariano Rajoy ha imprimido, a su juicio, al proceso de paz en Euskadi. Con un mensaje muy claro para los reclusos: deben «tener en cuenta» las recomendaciones del ‘foro social’. En concreto, los cuatro puntos referidos a presos y huidos, entre los que figura el de la necesidad de asumir un proceso de excarcelación «individual, escalonado y en tiempo prudencial» una vez que los internos hayan «reconocido el daño causado».
En su discurso, el abogado e impulsor de Sortu reconocía que «el control de los tiempos» está en manos del Gobierno de Rajoy, que «no pondrá en marcha» el «diseño» acordado en la Conferencia de Aiete, y recomendaba a la izquierda abertzale «hacer un nuevo camino», para lo que se debería tener en cuenta «cuáles son las actuales condiciones legales y jurídicas». Un análisis y posterior desarrollo de iniciativas que debía llevarse a cabo, según recomendaba Iruin, «con gran paciencia y con los pies en el suelo».
El letrado advertía que el Ejecutivo español sólo busca que «los presos se pudran en la cárcel» y que existen «pocas posibilidades» de que los tribunales favorezcan sus derechos. Y pedía al movimiento independentista no «olvidar todos esos elementos» durante el actual debate interno. Unas declaraciones de Iruin que en medios de la lucha antiterrorista y en ámbitos judiciales se han interpretado como un claro mensaje de la izquierda abertzale a los presos. Una advertencia, sostienen estas fuentes, de que el colectivo de reclusos debe transitar por el mismo camino de la legalidad que emprendió la antigua Batasuna cuando decidió aceptar la ley de partidos y alumbrar Sortu cumpliendo todos los requisitos administrativos.
Frente al discurso del abogado abertzale, la dirección de ETA ha distribuido en las prisiones una circular con unas directrices claramente opuestas. Como publicaba este periódico el pasado domingo, la banda ha querido acotar el debate sobre las recomendaciones del ‘foro social’. El texto distribuido en las cárceles ha sido redactado por la veintena de miembros que dirigen el EPPK, entre los que figuran antiguos dirigentes de la cúpula terrorista como Mikel Albisu, ‘Antza’, Jon Olarra Guridi, ‘Otsagi’, Soledad Iparragirre, ‘Anboto’, José Javier Arizkuren, ‘Kantauri’, Ignacio Esparza Luri, Peio Eskisabel, ‘Xerpa’, y Félix Alberto López de la Calle, ‘Mobutu’.
La circular subraya la necesidad de «establecer líneas rojas» en el debate, entre las que destaca que «no serán aceptadas las salidas políticas personales» y que tampoco cabrá el arrepentimiento ni las «denuncias de los compañeros», en alusión a los casos por esclarecer. El documento subraya que, en ningún caso, será posible «la negación del pasado», es decir condenar el uso de la violencia en las tres últimas décadas de democracia. Sí recoge una visión particular del daño causado al asegurar que «el conflicto ha producido sufrimiento en todos los lados; es una realidad innegable que no tenemos problemas en aceptar».
Los reclusos de la banda deben realizar durante este mes y el próximo sus aportaciones, que serán recogidas en un nuevo documento en septiembre. Las conclusiones se darían a conocer en octubre o noviembre y no se descarta la celebración de varias iniciativas vinculadas a final de año.
Amnistía e independencia
No es la primera vez que el colectivo oficial de presos, el EPPK, y la dirección política de la izquierda abertzale se enfrentan por los pasos que unos y otros creen que se deben dar desde las cárceles. Ya el año pasado ocurrió algo similar con otro pronunciamiento de los reclusos. En junio de 2012 el EPPK vinculó «toda salida» para el colectivo a la «amnistía y autodeterminación» y frustró las expectativas que la propia Sortu había generado ante una declaración solemne celebrada en el mismo escenario donde se había dado a conocer el conocido como ‘Acuerdo de Gernika’.
Entonces, en los días previos, dirigentes independentistas como Joseba Permach aseguraron que el pronunciamiento iba a ser «histórico» y contribuiría a «mover el patio político». Nada de aquello ocurrió. Los presos se enrocaron y, además de pedir la amnistía, aseguraron que para situar «las raíces del conflicto en vías de solución» había que poner fin a la «ocupación del Estado vasco».
Los dirigentes de Sortu reconocen desde hace meses que los verdaderos quebraderos de cabeza para su actividad política, al margen de la postura del Gobierno de Rajoy, procede de las cárceles y del entorno de los presos. Los representantes independentistas confiaban en que los reclusos evolucionasen a una mayor velocidad y realizaran el tránsito que el sector político ha efectuado para crear Sortu dentro de la legalidad vigente. Reconocen, en este sentido, que el «aislamiento» al que están sometidos los internos de ETA «dificulta» todos sus movimientos en las cárceles.