SOS de Cameron para salvar al Reino Unido

EL MUNDO 08/02/14

· El ‘premier’ apela al corazón de los escoceses, ante el gran avance independentista.

David Cameron entró ayer a destiempo en la carrera hacia el referéndum de Escocia, con el sí de los que apoyan la independencia a sólo siete puntos de quienes se oponen, y pisándole los talones. Por eso, para ganar velocidad, el premier avanzó sobre la estela de Bradley Wiggins y Victoria Pendleton y eligió el inusual escenario del velódromo olímpico para apelar al patriotismo y al corazón de los escoceses: «El resultado está en el aire y nos quedan siete meses para salvar el Reino Unido».

Desde la lejana Edimburgo, interpretando el papel de improbable vencedor entre la tortuga y la liebre, el ministro principal de Escocia, Alex Salmond, criticó con sorna el «sermón del Monte Olimpo» y la escenificación del patriotismo británico a lo Carros de fuego.

«Me gustaría que el premier viniera a Escocia a participar en un debate conmigo y que dejara de comportarse como un gran cobarde», dijo el líder independentista, crecido ante el reciente sondeo de ICM para Scotland on Sunday que da un 37% de apoyo al sí a la independencia, frente al 44% a favor del no (y un 19% de indecisos que puede inclinar hacia cualquier lado la balanza). Hace apenas cuatro meses, la misma encuesta arrojaba una cómoda ventaja de 17 puntos a favor de los unionistas, que han perdido apoyo entre las mujeres y entre los jóvenes. Por primera vez desde que se anunció la fecha de la consulta, el 18 de septiembre de 2014, Alex Salmond cuenta con el apoyo mayoritario de la nueva generación de votantes, incluidos los de 16 años.

El alarmante resultado de este sondeo forzó ayer el nuevo pistoletazo de salida en el Parque Olímpico. Cameron no ha tenido más remedio que cambiar radicalmente de estrategia. El desdén y el distanciamiento exhibidos hasta ahora, como si el referéndum fuera una cosa interna de los escoceses, dejó paso a un repentino apasionamiento, con referencia obligada a sus ancestros en las Tierras Altas. «El apellido Cameron puede significar nariz torcida, pero el lema del clan es Sigamos Unidos, y eso es precisamente lo que hemos hecho en estas islas», proclamó el conservador ante una selecta audiencia a pie de pista, con varias bicicletas (sin corredor) a sus espaldas.

Cameron apeló al espíritu olímpico y a las 65 medallas logradas por el Team GB en los Juegos. El premier recalcó que el Reino Unido se vería «profundamente disminuido» sin Escocia y pidió encarecidamente a los cuatro millones de votantes que salven «el país más extraordinario, intrépido y brillante de la historia».

El SOS fue también dirigido a los 63 millones de habitantes del Reino Unido –de Manchester a Motherwell, de Pembrokeshire a Perth, de Belfast a Bute– a los que instó a «coger el teléfono» y llamar amigos y a sus familiares en el norte para recordarles lo que está en juego y pedirles con todas las fuerzas: «¡Queremos que os quedéis!».

En un tono cercano a la súplica, Cameron insistió en los lazos culturales, morales, económicos, geopolíticos y de sangre de los tres últimos siglos y reconoció que a los británicos les ha faltado decisión para hacer una defensa «emocional y patriótica» de la unión. «Hay gente que me ha aconsejado que me mantuviera al margen en este asunto y no me pusiera muy sentimental sobre lo que representa el Reino Unido», admitió Cameron. «Pero lo cierto es que este tema me importa mucho y no puedo quedarme fuera. Ésta es nuestra casa y no puedo verla separada. Amo al Reino Unido y a todo lo que representa. Y lucharé con todo lo que tengo para seguir juntos».

Su irrupción en escena, con la que se llevaba especulando toda la semana, se interpreta como un correctivo a la moribunda campaña Better Together (Mejor Juntos), desprestigiada popularmente como Project Fear (Proyecto Miedo). Los diputados conservadores han pedido al premier que no tenga piedad y pida la cabeza del director de Better Together, el laborista y ex ministro del Tesoro Alistair Darling, acusado de excesiva complacencia ante el avance de los independentistas, que durante varios meses languidecieron a 20 puntos por detrás en las encuestas.

La falta de un mensaje común en las filas unionistas –en el que se dan la mano los tres grandes partidos– se interpreta como otra de las razones de la caída en los sondeos, frente a la presencia ubicua del Yes Scotland, sobre todo desde la presentación del Libro Blanco de la independencia a cargo de Salmond en noviembre. No se descarta que Darling pudiera seguir el mismo camino que el defenestrado ministro para Escocia Michael Moore, que en octubre fue sustituido por el combativo Alistair Carmichael, también liberaldemócrata. Los informes sobre la necesidad de Escocia de pedir el reingreso en la Unión Europea y las dificultades para poder seguir usando la libra (recalcadas por la reciente visita a Edimburgo del gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney) sirvieron aparentemente para dar por zanjada la cuestión económica.

«Ahora que hemos ganado el argumento económico, tenemos que ganar el argumento emocional», advirtió recientemente Cameron, anticipando un cambio de estrategia. Aunque lo cierto es que, según los sondeos, la bonanza económica del Reino Unido y las perspectivas de crecimiento (un 2,2% para el 2014) están sirviendo para aplacar el elemento de incertidumbre y beneficiar a la larga a los independentistas.

Desde Edimburgo, haciendo eco a Salmond, la viceprimer ministra escocesa Nicola Sturgeon criticó duramente la escenificación de ayer en el velódromo olímpico. «Es un error mezclar deporte y política», dijo. «Damos la bienvenida a todo el que quiera participar en el Reino Unido, pero el premier no puede quedarse con su parte del pastel y comérselo».

Cameron, que sigue negándose a un debate televisivo con Salmond, ha decidido realizar varias visitas a Escocia en los próximos meses, incluida la celebración de un Consejo de ministros de alto poder simbólico en febrero y en Edimburgo.

Las empresas y los bancos cierran filas

> El Royal Bank of Scotland (RBS) podría trasladar su sede de Gogarburn (Edimburgo) a Londres en caso de que Escocia se independice, según ha adelantado el ministro de Comercio Vince Cable. El RBS fue nacionalizado y rescatado con 60.000 millones de euros durante la debacle financiera .

> El director ejecutivo de BP, Bob Dudley, ha roto una lanza por la unión y ha asegurado que la independencia de Escocia crearía «una gran incertidumbre entre los inversores». «Este debate es muy importante para dejárselo sólo a los políticos», ha advertido el ejecutivo petrolero.

> El Ministerio de Defensa británico ha sido acusado por su parte de presionar a multinacionales como BAE Systems, Raytheon, Thales y Babcock para que den su apoyo al ‘no’ a la independencia, bajo la amenaza de perder sus contratas y dejar a 15.000 trabajadores en el paro. / C. F.

EL MUNDO 08/02/14