FÉLIX DE AZÚA-EL PAÍS

  • Quienes ocupamos espacios públicos en los diarios deberíamos tener la humildad de confesar nuestras preferencias. Y a eso voy

Mi próxima columna coincidirá con las elecciones a la comunidad de Madrid. Aunque usted viva en Polvazares o en un arrabal de Bogotá, seguro que ya se ha enterado de que la así llamada izquierda española se ha lanzado en tromba, como los bárbaros sobre Roma, para tomar la capital de España. Aterrados de obtener unos resultados infames y bien merecidos, están tratando de destruir a la actual presidenta, Isabel Díaz Ayuso, porque lo ha hecho sobradamente bien como para abochornar al Gobierno de socialistas, nacionalistas, separatistas y peronistas. Quienes ocupamos espacios públicos en los diarios deberíamos tener la humildad de confesar nuestras preferencias. Y a eso voy.

En el bloque de ideología extrema o fanática dominan dos grupos, Podemos (Pablo Iglesias) y Más Madrid (Mónica García). Del primero no hay nada que decir, él mismo se ha desacreditado de tal manera que nada puede salvarlo. Pero la señora de Más Madrid es un personaje curioso. Ha dicho una y otra vez que ella es médico y médica, pero ha prometido que lo primero que hará es desmantelar el Hospital Isabel Zendal porque lo construyó Ayuso. Allí me vacunaron y me pareció una institución ejemplar. Un médico o médica que quiere destruir hospitales no inspira confianza. Junto a estos dos grupos está también Vox, la derecha tradicional. La verdad es que hasta el momento sólo han recibido pedradas de grupos fascistas antifascistas, pero aún no tienen un programa claro. No me fío.

Hay tanto obispo en el PP que sólo me queda Ciudadanos, partido que ha cometido un sinnúmero de errores y los está pagando al borde de la extinción. Pero no quiero que desaparezca, sino que se restablezca y apoye a Ayuso. De modo que ya saben lo que estaré votando cuando me lean: la resurrección.