Editorial-El Correo

  • Los vehículos eléctricos del gigante asiático ganan peso entre los consumidores vascos por la progresiva rebaja de precios

La comparación habla por sí sola. En el primer semestre de 2022 se matricularon 72 vehículos chinos en Euskadi. Los 1.732 registrados entre enero y junio del presente ejercicio representan que esta elección se ha multiplicado por 24. La fidelidad a las marcas tradicionales ya comenzó a ceder en los últimos años en favor de modelos japoneses o surcoreanos, y ahora el gigante asiático seduce cada vez más al consumidor vasco con una combinación de sostenibilidad y equipamiento atractivo. La opción eléctrica sigue lastrada por la escasez de puntos de recarga o la autonomía limitada. Pero la progresiva reducción del precio, un 12% en el último año, combinada con las ayudas oficiales a la renovación, contribuye a popularizar la decisión ‘verde’.

El avance de los turismos chinos representa mucho más que una opción de compra. En esta época de matonismo arancelario se siguen abriendo camino las relaciones comerciales de mutuo beneficio entre países o zonas de influencia, en el marco del respeto a las reglas de libre comercio de las que se ha dotado la comunidad internacional. La conversión de España en puerta de entrada a Europa de la producción automovilística china representa una vía para transformar en oportunidad la inevitable llegada de un formidable competidor. Las tarifas del 15% al 35% con las que Bruselas protege a la industria comunitaria provocan una consecuencia indeseable. Las resistencias a apostar decididamente por la sostenibilidad en la movilidad privada actúan como freno a la transición hacia energías limpias, para perjuicio de la calidad de vida de los ciudadanos. Y, por otra parte, las barreras se pueden aliviar si la fabricación se mueve hacia un país de la UE como España.

La cuarta economía del euro avanza como territorio de acogida por su situación geográfica, su capacidad industrial, la potencia de sus empresas auxiliares y la preparación de la mano de obra, además de su red de distribución. Valores todos ellos que recomiendan a nuestro país, por ejemplo, para la llegada de Chery a la antigua factoría de Nissan en Barcelona. China juega con la ventaja añadida de las generosas subvenciones estatales que ayudan a sus marcas nacionales a inundar el planeta con sus vehículos. Y cuenta con otra carta ganadora, el liderazgo en la producción de baterías de litio. La fabricación en Cáceres de este componente fundamental en la electrificación proporcionará inversión y empleo.