Juan Carlos Viloria-El Correo

  • Sánchez afronta la tormenta perfecta del curso político mientras Feijóo pedalea en la bici estática

Comenzó ayer el curso político con el presidente en su más puro estilo. Nombrando al frente de la institución bancaria nacional a su ministro Escrivá, sustituyendo las democráticas ruedas de prensa por conferencias rodeado de su público y poniendo firme a su partido para que el que se mueva ya sabe que no saldrá en la foto. Impecablemente trajeado, repitiendo a cada coma la palabra progresista, prometiendo un futuro de abundancia, solidaridad y plurinacionalidad. Y siempre apuntando hacia la derecha como encarnación del mal y de los ricos. Se trata de camuflar la tormenta perfecta por la que va a atravesar los próximos meses. No hace falta repetirlo. Las columnas, análisis, editoriales de la esfera mediática, se han encargado de dibujar el horizonte de un gobierno que vive en un palacete cuyo casero es un señor que reside en Waterloo. Pero el comodín de Sánchez para esta nueva partida donde las cartas ya están marcadas es la convicción en el mundo de la política, en la calle, en los medios, de que por mucho que azote el temporal al precario navío, no existe una alternativa a la tripulación de fortuna que hace flotar el barco del Gobierno.

Entre tanto, ha vuelto Núñez Feijoo de su retiro médico-vacacional y parece que con ganas. Le ha llamado «caudillo» a Sánchez, anuncia un alineamiento de sus barones contra el intento de pagar la cuenta de Sánchez metiendo la mano en la caja común, e incluso, anuncia, de puertas adentro, algunos ajustes en el banquillo de los portavoces habituales. Además de Cuca Gamarra, Borja Sémper y Miguel Tellado, van a dar la cara los vicesecretarios (savia nueva). Pero sin hacer ninguna revolución comunicativa. Pues nada. Adelante. Esa gestión tan prudente, tan horizontal, tan previsible, es como hacer spinning. Pedalear en la bici estática sudando, poniendo cara de velocidad y terminando agotado en la ducha. Es muy aeróbico, aumenta tu resistencia cardiovascular, pero no se avanza un solo metro. La política comunicativa del PP es una foto fija: entrevistas en los medios, un picadito de portavoces con mensajes sin garra; de vez en cuando, una foto con los barones y el mar azul al fondo. Y para de contar. Sánchez también hace spinning, es un especialista, pero la diferencia es que el PP sube en las encuestas y Sánchez disfruta del poder. Así que ante ese vacío, ante ese horizonte grisáceo y brumoso para este curso, surgen las serpientes de otoño. La última es que Redondo Terreros se prestaría de la mano de Felipe González a presentar una moción de censura buscando el apoyo de los socialistas para encabezar nuestro 9 Thermidor. Para derrocar a nuestro Robespierre. La otra es ‘la manta de Ábalos’. Ilusos.