Miquel Escudero-El Imparcial

Como casi todo el mundo, de niño fui un lector entusiasta de tebeos. En especial, lo fui de Roberto Alcázar y Pedrín, de El Capitán Trueno (más que de El Jabato); también de Azucena, lo recibía mi hermana y yo lo leía encandilado. Ocasionalmente, de Hazañas bélicas (con el sargento Gorila). Pero mis preferidos eran el TBO (con ‘La familia Ulises’, ‘Josechu el vasco’, ‘el doctor Franz de Copenhage’) y el Tio Vivo (con Escobar, autor de ‘Zipi y Zape’, ‘Carpanta’, ‘Petra criada para todo’; y Peñarroya, autor de ‘Don Pío’, el ‘Gordito Relleno’, ‘Pitagorín’). Ya no recuerdo bien si salían en el Pulgarcito, otro tebeo mítico (Vázquez hacía ‘Las hermanas Gilda, ‘La familia Cebolleta’; Conti era el autor de ‘El loco Carioco’; y Roberto Segura lo era de ‘Rigoberto Picaporte, un solterón de mucho porte’). Todo se mezclaba sin suficiente distinción en aquel mundo de ilusión. Hoy siguen perdurando en mi retina los personajes de Ibáñez: ‘Rompetechos’; ‘El botones Sacarino’; ‘Pepe Gotera y Otilio’; la desternillante ‘13, Rue del Percebe’; ‘Mortadelo y Filemón’.

Me doy cuenta de que esta evocación feliz es interminable. Al comienzo he dicho que ‘como casi todo el mundo’ fui un lector voraz de estas historietas. Pero bien sé que ahora, ninguno de mis estudiantes sabe nada de esos personajes; quizá con la salvedad de ‘Mortadelo y Filemón’, pasados al cine con actores de carne y hueso.

Llama la atención que todos estos historietistas (autores de historietas y de series de dibujos) fueran conocidos por sus apellidos y fueran barceloneses o residentes en la Ciudad Condal.

Ahora, la editorial barcelonesa Bruguera ha publicado una historieta inédita de Ibáñez: Hachís… ¡Salud!, en un volumen que inaugura la colección Ibáñez mítico. Y después de muchísimos años sin leer estas historietas me he dispuesto a hacerlo de nuevo con placer. He pensado, sin duda, en mis hijos. Cuando eran pequeños, después de cenar leían por la noche unos libros con tapas duras con estas clases de historietas. Recuerdo con alegría y un poco de nostalgia las ocasionales carcajadas de cualquiera de los dos, de ellas no se reclamaban explicaciones y eran recibidas con callado gozo y satisfacción; pero cada uno seguía a lo suyo.

Fallecido Francisco Ibáñez hace algo más de dos años, Hachís… ¡Salud! es una obra póstuma y concluida, parece que razones comerciales retrasaron su publicación. En este libro se encadenan las habituales situaciones disparatadas de esta pareja y sale un autorretrato del propio Ibáñez. Las oficinas de la T.I.A. con el Súper y con la inefable Ofelia. Nuevos disfraces de Mortadelo, como niñera, marino, troglodita, campesino, médico, cowboy, lagartija, jirafa, pulpo, etcétera. En su día, no recuerdo cuándo, el mismísimo Rompetechos (otro personaje singular de Ibáñez) intervenía en una de las historietas de ‘Mortadelo y Filemón’.

Hace medio año recordaba aquí la maravillosa canción compuesta por Jaume Sisa hace medio siglo: Qualsevol nit pot sortir el Sol (Cualquier noche puede salir el Sol), que veo como un sueño de ilusión, de generosidad, de cariño hacia los personajes de la infancia, que es la patria que puede integrar a todos y conmovernos con plena libertad.