Las espadas siguen en alto en el PSOE entre dos bandos muy bien definidos. En un lado, los líderes socialistas próximos a Pedro Sánchez, que le dejan acariciar la idea de encabezar un «Gobierno del cambio» para el que dice que no se postula. En el otro, los principales presidentes autonómicos y varios históricos del partido, enfrentados al secretario general y partidarios en su mayoría de dejar gobernar al PP.
La tensión es alta, aunque el silencio táctico de los barones la ha mitigado durante el verano. Ayer, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, decidió romper un silencio sobre cuestiones internas que ha durado más de dos meses.
Díaz reiteró lo que dijo en julio: «Con 85 escaños no se puede gobernar», por lo que al PSOE le toca «hacer una oposición útil». Pero lo hace ahora después de que Sánchez lleve días realizando llamamientos a Podemos y a C’s para que se unan al PSOE y así conformar un «Gobierno del cambio». Díaz quiso cerrar ayer el paso a esa alternativa al PP que su entorno considera «imposible».
La líder de los socialistas andaluces no quiso entrar más en detalles sobre la situación del PSOE o sobre Sánchez. Y remachó que ya fue «lo suficientemente clara». Acto seguido, manifestó que hablará de la situación del PSOE donde corresponde, que es «en los órganos del partido» y «siempre con responsabilidad».
El PSOE andaluz, y casi todo el partido, da por hecho que después de las elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre se convocará un Comité Federal para debatir la posición del PSOE ante el nuevo escenario político. Todos los dirigentes consultados aseguran que una repetición electoral sería «un disparate». Pero está por ver si plantean que los 84 diputados del PSOE se abstengan para que el PP continúe en el Gobierno, con Mariano Rajoy o con otro candidato.
La propia Díaz mantuvo ayer que Rajoy «no puede seguir gobernando» y que debe mover «ficha» ante una situación «insoportable» tras los escándalos de la investigación a la ex alcaldesa Rita Barberá y el frustrado nombramiento de José Manuel Soria, informa Europa Press.
«No sé a qué espera ya para tomar medidas y decisiones y hacerle un favor a este país», dijo Díaz. Como afirmó recientemente la presidenta, Rajoy debería echarse a un lado y dejar paso a otro candidato. En ese caso, varios dirigentes socialistas podrían promover en el Comité Federal que el PSOE se abstenga.
Tras la irrupción de Díaz en el debate interno, los críticos de Sánchez desataron una auténtica rebelión en Twitter contra Ferraz y en defensa del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que abogó públicamente por la abstención del PSOE para que siga siendo presidente Mariano Rajoy. Posteriormente, pidió un debate interno para estudiar la postura a adoptar.
Comenzó la rebelión la propia Díaz, que le mostró en Twitter «todo su cariño» en defensa del «respeto a la expresión libre de nuestras ideas». Posteriormente, se desató una ola de respaldo a la que se sumaron Alfredo Pérez Rubalcaba, Eduardo Madina, Elena Valenciano, Carme Chacón, el presidente de Asturias, Javier Fernández, y numerosos críticos con Ferraz.
Madina expresó su «honor» por «ser del mismo partido» que él. En un mensaje extenso, Rubalcaba escribió que «lo que no se puede ni debe hacer es insultarle, faltarle al respeto, atribuirle oscuras intenciones o desmedidas ambiciones».
Esta polémica molestó especialmente a los socialistas vascos y gallegos, en campaña electoral. La presidenta del PSdeG, Pilar Cancela, escribió en Twitter: «¿Por qué no te callas? Más que nada porque en Galicia y Euskadi estamos trabajando. El ruido no construye».