EL CONFIDENCIAL 26/01/16
· La opción favorita es un Ejecutivo en minoría o elecciones. Ferraz pliega velas y asume que no podrá pactar sin el refrendo del partido. Las federaciones celebran los guiños de distensión de Sánchez
En el momento en que Sánchez tenga que empezar a negociar, la opción favorita de la presidenta de Andalucía, compartida por los barones de más peso, es un Gobierno en minoría con acuerdos puntuales de Ciudadanos, Podemos o, “si llega el caso”, el PP sobre políticas concretas. ¿Se puede lograr con 90 diputados socialistas? La respuesta es clara: “O eso o nuevas elecciones”. Lo que no van a permitir desde el sur es que Pedro Sánchez ceda al “chantaje” y entre en un Ejecutivo en coalición con Pablo Iglesias de vicepresidente, advierten al unísono desde los principales cuadros del PSOE andaluz. Así lo harán saber el próximo 30 de enero en el cónclave interno del partido. Ferraz tampoco dista de esa opinión, no obstante: César Luena, el secretario de Organización federal, expresó la «preferencia» de la dirección a un Gobierno monocolor, en solitario, «por tradición y trayectoria» del PSOE. Pero no cerró ninguna puerta, ya que lo primero, llegado el caso, será hablar de políticas, y luego, de «sillones».
Otros territorios comparten que sería arriesgado un Ejecutivo con Podemos al no verlo como socio fiable. Ferraz también prefiere un Gobierno monocolor
En otros territorios comparten la posición de Andalucía. «Si es un Gobierno de verdad, en el que los socios se comprometen, pues es mejor que estén, como aquí sucedió con IU en otras legislaturas -señalaba un cargo de la máxima confianza del presidente asturiano, Javier Fernández-. En ese caso, todos comparten el desgaste. Pero Podemos no es sincero, no quiere entrar en el Gobierno, quiere matarnos«. «Da auténtico pánico pensar que entren. Aquí lo estamos pasando fatal y no están dentro -añaden desde el entorno de Fernández Vara-. Podemos está a otra cosa, no va de buena fe, y así no se va a ningún lado. Yo con Alberto Garzón [de IU] me iría donde fuera, pero Podemos es siempre postureo, y quiere cargarse al PSOE». En Castilla-La Mancha ven también contraindicaciones, porque un acuerdo no se puede plantear, dicen fuentes próximas al presidente regional, Emiliano García-Page, desde la óptica de la «sumisión», aunque podrían llegar a aprobar un Ejecutivo de coalición «si se hacen bien todos los pasos y se ponen por delante las políticas».
El número dos del PSOE andaluz, Juan Cornejo, daba un aldabonazo casi a la vez que Luena, su homólogo en Ferraz, pedía manos libres para Sánchez en las negociaciones. O al menos interpretaba que preguntar era poco más que voluntario. Desde Andalucía se mostraban absolutamente convencidos de que cualquier decisión sobre pactos tendría que pasar a la fuerza por un comité federal convocado expresamente con ese objetivo.
“Nadie puede pensar que estas decisiones las toma uno de forma personal. Habrá que someterlo a los órganos y los referentes del partido”, decía Cornejo en rueda de prensa. Horas después, Ferraz precisaba lo expresado por Luena y dejaba claro que ese sería el procedimiento. Blanco y en botella, por más que los aparatos de Andalucía y de otros territorios de peso y críticos con Madrid -como Asturias, Extremadura o Castilla-La Mancha- asegurasen que no habían presionado por este asunto. “Es que hay cosas que no hace ni falta decir. Son como son”, insistían desde el PSOE andaluz, aludiendo a que en los estatutos, en el artículo 36. i), se subraya que la política de pactos depende del comité federal, el máximo órgano entre congresos y que componen unos 250 miembros.
La dirección final rectificó y precisó que sí que habrá un comité federal encargado de avalar todo acuerdo al que llegue Sánchez de cara a su investidura
«Cabía la opción de no hacer un comité al final, pero eso implicaría que en el previsto para este sábado se encorsetara mucho más el margen de maniobra de Pedro, y eso se vería como que le atamos en corto. Así que es mejor esta opción», añadían desde la federación asturiana. En Ferraz fuentes oficiales subrayaban que no había habido «cesión» a los territorios, sino simplemente una «precisión». Sin embargo, miembros de la ejecutiva sí indicaban que se prefirió actuar para prevenir un nuevo malestar interno, y que ahora conviene «hacer las cosas lo mejor posible» porque todos, en Madrid y en los territorios, «se juegan mucho».
«Unidad de España», línea roja
Lo que es cierto es que en los últimos días la dirección federal y las cúpulas regionales intentan que el ruido interno no se desmadre. Susana Díaz sigue sin hablar en público y van ya más de dos semanas midiendo sus palabras. Este lunes se limitó de nuevo a pedir “prudencia” y “respeto” hasta que el Rey acabe la ronda con los líderes políticos. Nadie en su equipo es capaz de aclarar si la dirigente andaluza ha conversado personalmente con Pedro Sánchez tras el órdago de Mariano Rajoy y la oferta de Pablo Iglesias. Cuando todos indican que no saben, es más que probable que esa conversación no se haya producido. La última llamada, dicen, acabó de forma abrupta.
Sí que han estado al teléfono el número dos de Ferraz y su homólogo andaluz. Luena y Cornejo hablaron, como ocurrió con el resto de federaciones, antes de que el PSOE emitiera el comunicado contra el “chantaje” de Podemos. Esta semana, para evitar el trago de diciembre, con todos los barones sentados frente a Sánchez en la antesala del comité federal del 28 de diciembre, el secretario general ha anunciado contactos bilaterales con todos los líderes territoriales del partido. Desde el PSOE andaluz aseguran que Susana Díaz todavía no ha sido convocada y dan por hecho que asistirá a la cita con el secretario general. Además, hay cierto tono irónico cuando se subraya esa “bilateralidad” de los encuentros. Entienden que Sánchez no quería repetir la tensa reunión de hace un mes con todos sus críticos delante.
En principio, se espera que los secretarios regionales acudan en su mayoría a Ferraz -este lunes ya estuvo el murciano Rafa González Tovar, alineado con la cúpula federal-. La excepción más importante será la del extremeño Guillermo Fernández Vara, que tiene la semana con la agenda completa por la negociación de sus Presupuestos de 2016 -el primer proyecto se lo tumbó precisamente Podemos-, aunque su interlocución con Sánchez es «constante». De cualquier modo, Sánchez les garantizará que no se saldrá de los márgenes de la resolución del 28 de diciembre y que en ningún caso jugará con la «unidad de España«, línea roja sagrada para todo acuerdo.
Sánchez se reunirá bilateralmente con los barones, evitándose el mal trago de enfrentarse a todos ellos juntos, como ocurrió en la cita de diciembre
En los territorios agradecen los gestos de distensión por parte de Ferraz. «La situación es tan delicada que hasta Pedro y su ejecutiva entienden que necesitan cobertura del comité. No son tan inconscientes como para no ver el abismo. Así que la conciliación es una medida sensata. Hay que escuchar a todo el mundo», señalan desde el entorno de Javier Fernández. «Ellos mismos se han dado cuenta de que es mejor así, porque si no caminarían sobre el alambre», agrega por su parte una dirigente muy cercana a Vara.
El encargo del Rey, mejor la próxima semana
Lo que pretenden los socialistas a partir de ahora es depositar la presión en Rajoy e intentar que el encargo del Rey a Pedro Sánchez se posponga hasta la semana próxima. Quienes conocen los trámites internos admiten que será difícil que, tras la negativa de Rajoy, Felipe VI eluda el encargo este viernes tras terminar la segunda ronda de consultas. Sin embargo, a los socialistas les gustaría que esto no se produjera. Si lo logran, la reunión del sábado se podría salvar con un debate interno refrendando la hoja de ruta aprobada el pasado 28 de diciembre y que se resume en dos líneas rojas: no al PP, ni siquiera con una abstención; no al diálogo con Podemos ni con otras fuerzas políticas que pongan en riesgo la unidad de España.
Desde que se aprobó este documento, sin embargo, los acontecimientos se han precipitado. Después del préstamo de senadores a los independentistas de ERC y DiL, un sector del PSOE, con los barones a la cabeza, querían dejar muy claro que ese apoyo de los nacionalistas en caso de una investidura no se podría admitir “ni por activa ni por pasiva”, es decir, ni siquiera apoyándose en una abstención.
El PSOE andaluz y otras federaciones creen que la oferta de Iglesias les ha permitido ganarse a la militancia, pues se ha sentido como un «insulto»
Hay otro debate que todavía no se ha abierto en el seno del partido. Quien lo proponga sabe que puede salir carbonizado. Alfonso Guerra sí que ha hablado en un artículo de la posibilidad de que el PSOE se abstenga y deje gobernar al PP. Los socialistas andaluces se niegan a calar ese melón. Respetan la “reflexión personal” del histórico sevillano pero poco más. Susana Díaz ha dicho de momento, públicamente que su no al PP es rotundo. Su número dos negó este lunes con firmeza que la dirigente andaluza haya mantenido cualquier tipo de conversación con dirigentes populares.
La líder andaluza y otras federaciones creen además que una de las batallas internas que más le preocupaba y que tenía ganada Pedro Sánchez, la de la militancia de base, ha dado un giro tras la oferta de Gobierno de Podemos. Una escenificación de Pablo Iglesias considerada como una “humillación” y un “insulto” que, según entienden los socialistas andaluces, ha logrado que muchos militantes que apostaban por un pacto de izquierdas tras el 20-D tengan claro que con Podemos “no se puede ir ni a la vuelta de la esquina”. Lo que queda ahora es saber si Pedro Sánchez lo tiene tan claro como en los territorios, y ellos se muestran convencidos de que sí. “El fin del PSOE no es gobernar, es cambiar las cosas. Antes estar en la oposición que cambiar nuestro signo, nuestro ADN. No vale llegar al poder a cualquier precio”, asegura el número dos del PSOE andaluz. Su homólogo en Ferraz utilizó las mismas palabras.