EDITORIAL-EL ESPAÑOL
Ramón Tamames ha aceptado la propuesta de Santiago Abascal y será el candidato a la presidencia de Vox en la moción de censura a Pedro Sánchez. Apenas dos reuniones, y la mediación de Fernando Sánchez Dragó, han bastado para que el exdirigente del Partido Comunista y catedrático de Economía haya dado el sí a Vox.
Este diario respeta demasiado la trayectoria política y profesional de Ramón Tamames como para caer en juicios superficiales. Pero es obvio que Tamames está siendo utilizado por Vox con fines espurios y que su candidatura a la presidencia del Gobierno no es sincera, sino una operación de propaganda de los de Santiago Abascal con la vista puesta en las elecciones municipales y autonómicas de mayo.
Alguien como Tamames, que tanto ha aportado a la democracia española, no debería prestarse a esa burla de los mecanismos constitucionales que es la presentación de una moción de censura destinada al fracaso. Porque Vox jamás habría recurrido a Tamames si creyera que su propuesta tiene posibilidad de prosperar.
Si Ramón Tamames, que cuenta 89 años, quiere comprobar la sinceridad de la propuesta de Vox sólo tiene que exigir lo que sería justo si su candidatura a la presidencia fuera sólida: encabezar la lista electoral de Vox en las elecciones generales de finales de año.
Porque ese es el sentido de la moción de censura. Presentar al candidato a la presidencia que se cree más adecuado para dirigir el destino del país durante el resto de la legislatura. Y si ese candidato es, según Vox, Ramón Tamames, ¿a qué espera Santiago Abascal para hacerse a un lado y cederle la presidencia del partido?
Por supuesto, Vox tendrá explicaciones ad hoc para la elección de Tamames. La presentación de un candidato de consenso, la necesidad de unir a un país dividido alrededor de alguien cuya memoria está asociada a la de la construcción de la democracia en España, la transversalidad del candidato y la necesidad de escenificar la «situación de emergencia» que se vive en España con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Pero, en realidad, Vox se está aprovechando de la condición de militante antifranquista de Tamames para inhabilitar las acusaciones de ultraderechismo y para captar una parte del voto obrerista que hoy vegeta en el viejo espacio de IU o que se encuentra huérfano de referentes políticos, en una estrategia muy similar a la de Marine Le Pen en Francia.
En realidad, Tamames nunca ha demostrado la menor afinidad por Vox, y cuando ha hablado ha sido para defender una gran coalición de centro entre PP, Ciudadanos y PSOE que evite, precisamente, el chantaje de los nacionalistas y los populistas.
EL ESPAÑOL no especulará con los motivos que han llevado a Tamames a aceptar la propuesta de Vox. Pero no puede cerrar los ojos frente a lo evidente: que Vox se está aprovechando de Tamames y convirtiendo la moción de censura contra Pedro Sánchez en una grotesca escenificación teatral en la que lo de menos es la candidatura a la presidencia del viejo militante comunista y su supuesto proyecto de Gobierno.