Pedro J. Ramírez-El Español

Esto no va de Sabiniano Gómez, ni por supuesto de sus hermanos Conrado o Francisco Enrique, ni de su hijo Miguel Ángel.

Ni siquiera de Begoña Gómez.

En el momento al que nos referimos, eran ciudadanos privados que desarrollaban una muy lucrativa actividad económica al filo de la legalidad. Pero con la suficiente pericia como para no pasar de unos cuantos tropezones con la justicia.

Podemos tener un juicio moral sobre lo que hacían. Nada más.

Esto va de un hombre público. De un político socialista llamado Pedro Sánchez Pérez-Castejón que a los 31 años se presentó a las elecciones municipales del Ayuntamiento de Madrid de 2003 y un año después se convirtió en concejal tras la renuncia de una compañera.

Y va de ese concejal porque entró en el consistorio comprometiéndose a aplicar el programa electoral del PSOE de Madrid que incluía la “lucha contra la prostitución”. No era una cuestión menor, sino un tema sustancial para el partido.

Así lo acreditan las distintas iniciativas y declaraciones públicas de la entonces líder de la oposición municipal, Trinidad Jiménez, del portavoz del grupo socialista, Óscar Iglesias, y de la emergente figura de referencia, el también concejal Pedro Zerolo.

Porque no se trataba sólo de una causa de carácter local, sino que formaba parte esencial del eje de las políticas de igualdad sobre las que construyó Zapatero su exitoso asalto a la Moncloa aquel mismo 2004.

En las batallas contra la trata, la explotación sexual y la compraventa de carne humana, se curtieron figuras tan relevantes en la dirección socialista, la administración pública y las asociaciones cívicas como Carmen Calvo, Elena Valenciano, Amparo Valcarce, Ángeles Álvarez, Bibiana Aído o Soledad Murillo.

Pues bien, mientras ellas lideraban esa iniciativa feminista y en pro de la dignidad humana que tanto contribuyó a cambiar la mentalidad de una sociedad machista y casposa, el concejal Pedro Sánchez Pérez-Castejón entraba a formar parte de la familia del propietario de saunas y locales de alterne Sabiniano Gómez.

Primero como novio de “la chica” -así llamaba él a su hija Begoña-, enseguida como pareja de hecho y ya en 2006 como esposo.

Este vínculo familiar se convirtió en actualidad política cuando en el pleno del Congreso del 9 de julio Feijóo, harto de que Sánchez le relacionara con el contrabandista y luego narco Marcial Dorado, respondió con dos preguntas y un anatema sin precedentes.

“Ha tenido usted el cuajo de compararse conmigo. Oiga, ¿pero con quién está viviendo usted? ¿Pero de qué prostíbulos ha vivido usted? ¡Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución…!”

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La gravedad de la acusación -la más dura que Feijóo ha dirigido jamás contra nadie- aun resuena en el hemiciclo, pero ni Sánchez ni ningún portavoz socialista le ha dado respuesta.

Cualquiera diría que esperan que esas palabras se diluyan en el éter y nadie consulte el Diario de Sesiones.

O que siguen la máxima de Wittgenstein: “Sobre lo que no se puede hablar, mejor callar”.

Entre tanto la prensa gubernamental ha intentado desvirtuar la imputación con dos líneas en cierto modo contradictorias.

La gravedad de la acusación -la más dura que Feijóo ha dirigido jamás contra nadie- aun resuena en el hemiciclo, pero ni Sánchez ni ningún portavoz socialista le ha dado respuesta.

En primer lugar, alegando que los locales de Sabiniano -transferidos luego a sus hermanos- eran lugares de ocio y que identificarlos con la prostitución, en el caso de las saunas gay, destilaba un tufo de homofobia.

En segundo lugar, enraizando la acusación de Feijóo, en la “guerra sucia” de la “policía patriótica”, coordinada por el comisario Villarejo en tiempos de Rajoy.

Para ello se ha evocado parcialmente el contenido de la cinta que la “fontanera” Leire Díez y su aliado Pérez Dolcet entregaron a Santos Cerdán en Ferraz durante los “cinco días de reflexión” de Sánchez.

Fue por cierto el presidente quien convirtió lo privado en público, al esgrimir su condición de “hombre profundamente enamorado de mi mujer” como leit motiv para legislar contra la “máquina del fango”.

Había que preparar el terreno. Fue tras la audición de esa cinta por Antonio Hernando, número dos del gabinete de Moncloa, cuando comenzaron a proliferar los titulares, ahora reactivados, denunciando la “persecución a la familia de Sánchez”.

Pero la mayoría de esas noticias soslayaban los elementos fácticos incluidos en el audio. Es decir que en los locales de Sabiniano Gómez y sus hermanos se ejercía la prostitución, se traficaba con drogas y se producían grabaciones ilegales.

En los locales de Sabiniano Gómez y sus hermanos se ejercía la prostitución, se traficaba con drogas y se producían grabaciones ilegales.

Estos medios gubernamentales también eludían dos revelaciones embarazosas para el presidente: que él mismo se reunió en 2014, siendo ya líder del PSOE, con miembros de esa “policía patriótica” en un encuentro organizado por su suegro y que la propia Begoña Gómez desempeñaba tareas específicas en el negocio familiar.

EL ESPAÑOL desveló el año pasado ambos fragmentos. En el segundo se escuchaba que “el problema de Begoña era justificar los ingresos, decía que asesoraba, pero en realidad llevaba la contabilidad de las saunas de su viejo y su tío”.

Como alegaba Machado, por boca de Juan de Mairena, “la verdad es la verdad, la diga Agamenon o su porquero”. ¿Alguno de estos medios tan obsequiosos con el poder trató al menos de buscarla?

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No sé si Feijóo basó su acusación del 9 de julio en el audio de Villarejo. Lo que sí puedo afirmar es que hoy 7 de septiembre EL ESPAÑOL está en condiciones de corroborar mediante testimonios directos, sin conexión alguna con esa “policía patriótica”, que en los locales de Sabiniano Gómez y sus hermanos se ejercía sistemáticamente la prostitución y que la propia Begoña Gómez desempeñó durante años, tal vez hasta mediados de la pasada década, labores de gestión en esos negocios.

Son dos de las conclusiones de la meticulosa labor de investigación realizada durante semanas por nuestro subdirector Jorge Calabrés y que hoy publicamos como un Gran Informe de más de cuatro mil palabras. También disponemos de testimonios sobre el tráfico de drogas, las grabaciones subrepticias y la explotación de al menos un menor.

Respecto a la prostitución, el caudal de evidencias es tal que, en palabras de alguien que fue a la vez testigo y usuario, se puede afirmar que era la “principal actividad” que atraía al 90% de los clientes.

Y lo era tanto en las saunas gays, como en los locales de mujeres que compartían al 50% con la empresa lo que recibían por sus servicios en las habitaciones anexas a la barra.

Teniendo en cuenta que ha quedado acreditado que Sánchez y Begoña Gómez vivían durante esos años en una casa adquirida por Sabiniano Gómez, […] en efecto, al menos el concejal fue “partícipe a título lucrativo” de la prostitución.

Respecto al papel de la esposa de Pedro Sánchez es significativo que uno de los testigos escuchara de labios del propio Sabiniano que “la chica” le “ayudaba con la caja”.

Sobre todo, si esa misma persona pudo comprobarlo durante tres años, recibiendo como proveedor dinero en metálico de manos de Begoña Gómez, en la oficina del piso superior de la sauna Adán.

También es elocuente que la que fuera encargada del local de Castellana 180 describa cómo la veía reiteradamente entrar y salir con documentos de contabilidad en la mano. Y que eso coincida con lo que el antiguo jefe de seguridad declarara en Telemadrid, encubriendo su identidad.

Teniendo en cuenta que ha quedado acreditado que Sánchez y Begoña Gómez vivían durante esos años en una casa adquirida por Sabiniano Gómez y pudieron registrar pronto a su nombre otros inmuebles, sin otra fuente de ingresos conocida, cabe respaldar que, en efecto, al menos el concejal Pedro Sánchez fue “partícipe a título lucrativo” de la prostitución.

Y en un doble sentido: por lo que hacía su suegro y por lo que hacía su mujer.

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Es cierto que luego existe una nebulosa que impide determinar con certeza en qué momento Sabiniano cedió de manera efectiva sus activos -o se limitó a utilizar testaferros- y en qué momento Begoña Gómez dejó de colaborar en su gestión.

Pero lo que ocurría en esos años en los que Sánchez ejercía su primer cargo público no tiene vuelta de hoja.

Y la pregunta obvia es si a ese joven concejal no le causaba ninguna incomodidad la contradicción flagrante de defender la lucha contra la prostitución en su programa y a la vez beneficiarse de ella.

Y la pregunta obvia es si a ese joven concejal, que decía haber llegado a la política por razones idealistas, no le causaba ninguna incomodidad la contradicción flagrante de defender la lucha contra la prostitución en su programa y a la vez beneficiarse de ella.

En ninguno de sus libros, entrevistas o mítines ha dejado nunca constancia de que, lo que cualquiera tildaría de hipocresía, le creara ningún problema de conciencia.

Tampoco sus compañeros de consistorio o ninguna de esas feministas de pro con las que necesariamente mantenía contacto han revelado jamás que él les transmitiera dudas sobre la compatibilidad de lo que defendía en público y lo que vivía en privado.

Menos aún que les planteara la posibilidad de renunciar como edil.

La continuidad en el tiempo tanto de los negocios de su suegro como especialmente de las tareas de su mujer sugiere que él tampoco les transmitió lo insostenible de la posición en la que se encontraba, ni la necesidad de resolverla de forma drástica y urgente.

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Han pasado casi veinte años de aquella etapa, pero Sánchez está obligado a dar explicaciones públicas. Como tantas veces lo hizo Suárez sobre su pasado franquista. Como lo hizo Aznar hasta de los artículos que escribía antes de ser político. Como lo ha tenido que hacer Trump por sus escándalos financieros y sexuales. Como lo ha hecho el propio Feijóo sobre esa incómoda relación más remota en el tiempo.

Los ciudadanos tienen derecho a conocer los antecedentes de un político y no digamos de un jefe de Gobierno, en la medida en que puedan esclarecer aspectos clave de su carácter e integridad.

Espero que nadie discuta que es mucho más relevante ocultar la condición de “partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución” que alterar uno de esos currículos que han obligado a dejar la política a una joven dirigente del PP y empujado al intento de suicidio a un veterano líder del PSOE.

Lo único que no podrá hacer a partir de hoy Sánchez es seguir dando la callada por respuesta. Toda España va a saber lo que nosotros sabemos y nadie podrá seguir mirándole de la misma manera.

Será bien sencillo además establecer analogías y equiparaciones entre su conducta de entonces y la que le ha venido caracterizando en los últimos años en relación al ‘gobierno que le quitaría el sueño’, la amnistía, el cupo catalán, la solución del problema de la vivienda y tantas otras cosas que afectan a la verdad y la mentira.

Lo único que no podrá hacer a partir de hoy Sánchez es seguir dando la callada por respuesta. Toda España va a saber lo que nosotros sabemos y nadie podrá seguir mirándole de la misma manera.

A mi modo de ver sólo tiene tres salidas. La que está en su naturaleza es tratar de matar una vez más al mensajero. Ya está en ello al menos metafóricamente. Pero tenemos las espaldas anchas, las pruebas bien documentadas y a muchos millones de lectores cerca.

La segunda y más improbable opción es hacer ahora el examen de conciencia aplazado tanto tiempo, admitiendo lo ineludible, matizando lo matizable y pidiendo perdón a la sociedad y en especial a sus compañeras de partido.

Queda el tercer camino. El más previsible, pues en realidad supondría perseverar en el emprendido el lunes ante Pepa Bueno. El nunca supo nada.

De la misma manera que no se enteró de lo que hacían sus compañeros de Peugeot a los que concedió tan altas responsabilidades, tampoco se había enterado unos años antes de cuales eran los negocios de su suegro ni las tareas que desempeñaba en ellos su mujer.

Será no un peldaño más, sino todo un tramo de escalera que descenderá de golpe, dentro de la terrible catábasis a la que aquel joven concejal sigue arrastrando hoy al Partido Socialista.