Angel Collado-El Confidencial

Los dos candidatos que presentará el PP con el respaldo de sus 68 escaños tienen plaza fija y Vox no cuenta salvo un reparto entre partidos de ámbito nacional que no se espera

Los primeros tanteos entre los partidos para elegir la Mesa del Congreso han empezado bajo la sombra de la abultada mayoría absoluta que suman el PSOE y los grupos que llevaron a Pedro Sánchez a la Moncloa en la moción de censura del año pasado, pero también pendientes de los comicios del 26-M. Los socialistas, Podemos y los partidos independentistas y nacionalistas reúnen 198 escaños, los suficientes para convenientemente repartidos dejar fuera del órgano de gobierno de la Cámara Baja a todos los demás grupos que quedan por detrás del PP, incluido Ciudadanos. El secretario general del PSOE tiene que decidir si apuesta por incluir en la Mesa a un diputado de ERC, e incluso a otro del PNV, a costa de marginar a los de Albert Rivera, o si prefiere que siga algún representante de Cs para no abrir con ellos las hostilidades antes de las elecciones autonómicas y municipales.

La negociación sobre el reparto de la Mesa del Congreso que se constituye el próximo 21 de mayo marcará los posibles pactos de legislatura y las relaciones entre los grupos parlamentarios para los próximos cuatro años. Los socialistas tienen garantizada la presidencia por la mayoría absoluta del bloque de la izquierda y el objetivo fundamental de las negociaciones puestas en marcha reside en la distribución de las cuatro vicepresidencias y las cuatro secretarías.

El PP es el grupo que tiene una posición más cómoda en la negociación: con sus 66 escaños (más otros dos de la coalición con UPN en Navarra), se tiene que conformar con una vicepresidencia y una secretaría, pero al mismo tiempo son dos puestos que tiene garantizados con sus propios votos en las urnas correspondientes. Sobre los otros seis cargos de la Mesa, caben todo tipo de negociaciones entre los demás grupos.

Los representantes de Ciudadanos ya se han dirigido a los socialistas para explorar el panorama. Sánchez parte de la posición de fuerza citada por su capacidad para sumar aliados de izquierdas e independentistas. Fuentes parlamentarias apuntan que el PSOE se dispone a garantizarse una mayoría en la Mesa con sus aliados fijos de Podemos y que tampoco descarta hacer hueco a ERC, sexto grupo de la Cámara con 15 diputados, y pendiente de incluir también a los cuatro de Bildu si cumplen el anuncio de colaboración parlamentaria que hicieron antes de la campaña electoral. Además, está el caso del PNV, segundo aliado de referencia de Sánchez, que ya tuvo representantes en la Mesa en anteriores legislaturas.

En la Cámara ya se han registrado conversaciones de la portavoz del Grupo Socialista, Adriana Lastra, con la portavoz de Podemos, Irene Montero, y el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas. El PSOE tiene que decidir ahora con qué aliados se garantiza la mayoría que busca sobre la base de los dos puestos añadidos a la presidencia a que puede aspirar de entrada.

Aunque Ciudadanos aspira a mantener su representación de la legislatura anterior con dos sillones, los mismos con los que garantizaba la hegemonía del centro derecha en la Cámara saliente, medios parlamentarios recalcan que la actual mayoría de izquierdas puede dejar a los riveristas con un solo puesto en el mejor de los casos. Los de Pablo Iglesias también quieren mantener sus dos cargos en la Mesa.

La suma de socialistas (123), podemitas (42), independentistas catalanes (15 de ERC más los siete diputados del nuevo partido de Puigdemont), Compromís (uno), el PNV (seis) y Bildu (cuatro) es de 198 diputados. Repartidos entre tres, sus papeletas en la elección de vicepresidentes y secretarios suman los votos necesarios para hacerse con los seis puestos en juego sin contar con los demás.

Rivera ofrece a Sánchez sus senadores y diputados para aplicar el 155

Los dos candidatos que presentará el Grupo Popular, con el respaldo de 68 escaños, tienen plaza fija y Vox (24 escaños) no cuenta para el reparto salvo que el PSOE promoviera un acuerdo general de representación proporcional e institucional entre partidos de ámbito nacional que nadie espera en la Cámara.

Fuentes parlamentarias reconocen que aunque Sánchez quiera garantizarse el control de la Mesa del Congreso y contentar a sus socios preferentes, también a ERC, se tendrá que pensar las

consecuencias de marginar a Rivera en el Congreso, aunque esté en su mano. Ciudadanos se muestra abierto a pactar con los socialistas después del 26-M en algunas comunidades autónomas como Castilla-La Mancha y Aragón, una posibilidad que dificultaría la maniobra en la Cámara.

Los tanteos entre el PSOE, Cs, Podemos y ERC han arrancado en el Parlamento, pero también con la vista puesta en el proceso de investidura del dirigente socialista, que sigue empeñado en disimular sus preferencias. Entre la exigencia de Iglesias de entrar en su próximo Gobierno y el interés de Rivera en negarle de entrada hasta la abstención en votación correspondiente, Sánchez prefiere difundir que está dispuesto a seguir en la Moncloa con un Gobierno monocolor. Pero el día 21 tendrá que elegir con quién queda mejor en el reparto de la Mesa del Congreso.