SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 13/02/13
· Compareció en el Congreso Mario Draghi y lo hizo a cencerros tapados, dicho sea sin ánimo de reprochar a sus señorías la condición de semovientes. El presidente de la Cámara dio orden de que se bloquearan mediante inhibidores los móviles, que vienen a ser los badajos de este tiempo. Pocas veces se ha faltado así al respeto a los representantes de la soberanía popular.
Se veían además en Pleno dos iniciativas populares, una de ellas para declarar la fiesta de los toros bien de interés cultural, presentada por 590.000 firmas. La otra, para que el Congreso admitiera a trámite la dación en pago retroactiva que propugna la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), apoyada por 1.400.000.
Las dos habían superado las 500.000 necesarias para ello (art. 87.3 de la Constitución). En algún momento de la tarde, quizá al difundirse la noticia del suicidio de dos ancianos en Mallorca, el PP debió de ver asomar las orejas del agit-prop y cambió su inicial (y absurdo) rechazo. A Rubalcaba, en cambio, debió de parecerle lógico no apoyar la consideración de los toros como un bien cultural, a pesar de haber prometido a la flor y nata del escalafón taurino pasar la fiesta del Ministerio de Interior al de Cultura, promesa que cumplió con un real decreto el 29 de julio de 2011.
Los representantes de la PAH fueron ayer los invitados de honor en el Congreso. Su portavoz, Ada Colau, fue la señora cabreada que llamó en la Cámara «criminal» al representante de la banca y lamentó no haberse quitado los zapatos para habérselos tirado, recurriendo al más grave insulto que registran los hábitos sociales islamistas. Ada Colau tenía adeptos dentro y también fuera, en la manifestación que había convocado ante el Congreso de los Diputados. Los portavoces de los grupos le rindieron pleitesía. Cuando terminó de hacerlo el último, el del PP, los invitados de honor montaron su barrila y fueron expulsados de la tribuna.
También tenía partidarios en los medios, no digamos ya en las redes sociales. En la misma semana en que jaleaba el populismo montonero de la señora Colau, una estrella del periodismo protagonizaba en prensa y televisión la publicidad del Sabadell, el banco que había absorbido la Caja de Ahorros del Mediterráneo, no daré más datos.
El presidente tapacencerros perdió una ocasión de sacar pecho y hacer una frase a lo Unamuno: «Señora Colau, éste es el templo de la democracia y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto». Fue una tarde para la demagogia, ya digo, aunque están bien admitidas las dos ILP. Nadie quiso, o se atrevió, a explicar que la dación en pago, medida posible y tal vez deseable, hará las hipotecas más escasas y más caras, pero eso ya nos lo enseñará la vida, amén.
SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 13/02/13