- “También tengo miedo al barco, por eso quiero saber lo que debo hacer ‘pa’ cruzar el charco”. Delcy a Ábalos, Barajas, 20 de enero del 2020
Si Dios hubiese querido que el hombre volara le habría dado alas y si los hermanos Wrigth hubiesen sabido en qué iba a parar su invento se habrían dedicado a disecar palomas. Tanta aeronáutica para acabar financiado a una empresa llamada Plus Ultra, que tiene solo un avión operativo, con nada menos que cincuenta y tres millones de pavos. El gobierno jura que es una empresa “estratégica”. Y sin anestesia. Como hemos desvelado en Vozpópuli, esta afamada aerolínea no nos enlaza ni con Nueva York, ni con Pekín ni con Londres o París. Mucho más importante. Plus Ultra nos llevaba plácidamente, bien a nosotros, bien a las maletas de Delcy, a Venezuela, Perú o Ecuador. Pues nada, a regarla con millones, que para eso está el chavismo.
Pero hay gente que tiene calculadora, se pone a contar y el cabreo le aumenta por momentos. ¿Qué presupuesto tienen los investigadores de la vacuna española? Setecientos mil miserables euracos y vas que chutas. ¿Cuánto cobra al mes un médico en España? Dependiendo de las CCAA, oscila entre los 2.543 euros mensuales en Navarra a los 6.423 en Ceuta y Melilla. Hablamos de brutos, claro. ¿Guardia Civil? En la escala de Cabos y Guardias, 9.461,04 euros anuales distribuidos en doce pagas de 788,42 al mes, dos pagas extraordinarias en junio y diciembre, los complementos en función del puesto, más la antigüedad que se mide por trienios. El último cálculo según Hacienda asciende a unos 28,85 euros al mes. Es decir, si llevas nueve años en el mismo puesto te llevas cada mes 86,55. Añadan los complementos de puesto que, sin movernos de esta escala, van de los 407,72 de un agente nivel 17 a los 481,48 de un Cabo Mayor nivel 20. Con otros complementos, por no hacernos pesados, la media son 27.000 euros anuales. Dos mil doscientos cincuenta al mes. Y seguimos hablando de brutos.
La próxima vez déjese de crear tejido empresarial. Monte una ONG en contra del heteropatriarcado y ocupe la casa del vecino, caramba, que se les tiene que decir todo
Como las matemáticas son muy golosas, hablemos de lo que pagamos los trabajadores autónomos. Cada mes, facturemos o no, tenemos que apoquinar entre 286,1, la mínima, a 1.233,2, la máxima. Cuidado, que a día 28, Hacienda ya te lo quita de tu cuenta corriente sin esperar siquiera al último día del mes. Metidos en harina impositiva, repasemos cómo nos va esta crisis que parece no existir para almibarados políticos gubernamentales y medios adictos. En los nueve primeros meses del año pasado, 207.000 empresas se fueron al carajo, casi exclusivamente pymes. Un dieciséis por ciento del tejido productivo empresarial español. Se han perdido 122 empresas al día. Hemos retrocedido décadas en riqueza y puestos de trabajo. Somos el país de la UE que menos invierte en combatir la crisis económica. Tenemos el índice de paro juvenil más alto de toda Europa, un cuarenta por ciento. Somos el país con más administración improductiva, más cargos políticos, más diputados, más senadores y con los sueldos de éstos más elevados. Por el contrario, el salario mínimo interprofesional español es de 950 euros al mes por catorce pagas, el mismo que el año pasado. Unos 31,66 euros al día, lo que se dice un sueldazo para darse la vida padre.
Pero tiene usted una aerolínea sin ninguna solvencia, la Plus Ultra, que Sánchez considera “estratégica” y va a recibir los mentados cincuenta y tres millones salidos de los bolsillos de todos los contribuyentes a través de la SEPI, la Sociedad Estatal de Participadores Industriales. Quizá usted se esté preguntando como se consiguen estas ayudas exorbitantes, dado que ha tenido que cerrar su pequeño negocio, ese que le costó sangre, sudor y lágrimas hacer crecer. Muy sencillo: consiga que su causa se la defienda Baltasar Garzón, a la sazón abogado de la citada aerolínea, y verá como todos sus problemas se solucionan. Ah, y la próxima vez déjese de crear tejido empresarial. Monte una ONG en contra del heteropatriarcado y ocupe la casa del vecino, caramba, que se les tiene que decir todo.
Como verán, es lógico tenerle miedo al avión. Y a más cosas.