«Tengo una sensación de paz», dice el padre del guardia civil Fernando Trapero

EL CORREO 27/04/13

Agradece la «honradez» del juez que condenó a cadena perpetua al etarra ‘Ata’ por asesinar a su hijo y a su compañero Raúl Centeno en Capbreton

«Tengo una sensación de paz». Son palabras de Fernando Trapero, padre del guardia civil del mismo nombre que, junto a su compañero Raúl Centeno, fue tiroteado el 1 de diciembre de 2007 en Capbreton (Las Landas). Trapero realizó esta declaración ayer, un día después de que el Tribunal Especial de lo Criminal de París condenara a Mikel Karrera Sarobe ‘Ata’ a cadena perpetua, con 22 años de cumplimiento mínimo en prisión, al declararle culpable del asesinato, y a Saioa Sánchez Iturregi ‘Ihintza’ a 28 años, como coautora del doble crimen. De este cargo fue absuelto Asier Bengoa López de Armentia ‘Pagadi’, condenado a 15 años por otros delitos.

Trapero reconoció que, aunque el interés de la familia «era que se sancionara con la pena máxima a todos, hay que ser realista». No dudó, en este sentido, en elogiar al juez instructor del caso, al que agradeció su «honradez». De igual modo, quiso trasladar su agradecimiento tanto a las fuerzas policiales francesas como, y «en especial», a la Guardia Civil por la «dedicación» de sus miembros, que «arriesgan su vida en servicio de la sociedad».

El padre de una de las víctimas de Capbreton se refirió, asimismo, al enfrentamiento dialéctico que protagonizaron la víspera los etarras y las familias de los dos guardias civiles. Una vez que la presidenta del tribunal, Xavière Simeoni, levantó la audiencia, los seis terroristas entonaron el ‘Eusko Gudariak’ y profirieron «goras» a ETA. Sus gritos se entremezclaron rápidamente con los de los allegados de las víctimas: «¡Viva la Guardia Civil!», «¡Toda la vida en la cárcel, asesinos, cobardes!». Entre las voces que más se escucharon, la de Blanca Esther Bayón, la madre de Centeno. «Encantada» con las condenas a ‘Ata’ y Saioa Sánchez, no lo estaba en cambio con la absolución de Asier Bengoa. Trapero afirmó ayer que, en un primer momento, los etarras «venían muy subidos» al juicio, tratando de demostrar que «no les importaba nada». Ahora bien, y según añadió, «poco a poco se les puso otro color de cara». Como padre de una de las víctimas mortales, se congratuló de la sentencia, que –reiteró– le ha hecho tener «sensación de paz».