El gerente de la Fundación para la Libertad dice en esta entrevista que «la culpa de que el PNV se haya desmandado la hemos tenido todos. Le hemos dado todos los caprichos. Durante unos meses, la tentación impulsada por Eguíbar va a ser la de tirar al monte, pero afortunadamente el peso sociológico del partido sigue estando en Vizcaya y las cosas ahí van por otro camino».
-Fue etarra antes que «fraile», ¿Por qué entró en la banda y por qué la dejó?
-Ingresé durante la dictadura, en aquel ambiente universitario que había en Sarriko en el que o te hacías comunista o de ETA. Y me fui porque en mi concepción de la lucha política pesaba mucho el antifranquismo y ya en 1974, estando en la cárcel, dije que si entrábamos en una «democracia formal», como decíamos entonces los rojos, ETA se quedaría sin fuerza moral.
-Usted me dijo en cierta ocasión que los nacionalistas son como Escarlata O´Hara…
-Sí. ¡Se juraron lo de «nunca más volveré a pasar hambre»!
-Y ahora que han sido arrojados de «Tara», ¿cómo ve su pataleta?
-¡Aceptemos con benevolencia que es la continuidad de la crispación con la que ha gobernado en los últimos ocho años! El PNV es más peligroso en el poder que fuera de él. Yo creo que precisamente lo que ha radicalizado al PNV ha sido la alfombra roja.
-¡Las moquetas!
-Efectivamente. Porque la culpa de que el PNV se haya desmandado la hemos tenido todos. Le hemos dado todos los caprichos, es el niño consentido. Vamos a pasar unos meses en que la tentación impulsada por Eguíbar va a ser la de tirar al monte, pero afortunadamente el peso sociológico del partido sigue estando en Vizcaya y las cosas ahí van por otro camino.
-Sostiene la idea de que el nuevo Gobierno de Patxi López sólo podrá vacunarse frente al nacionalismo con consejeros que, procedentes de ese ámbito, se hayan apartado de él.
-Los que de verdad conocen lo que es la política vasca y las cosas que se pueden hacer y las que no son los que han padecido el nacionalismo desde dentro. Para mí sería saludable que personajes como Joseba Arregi o Emilio Guevara estuvieran en el gobierno, pero esto les ha cogido un poco mayores.
-¿Es que el PSE no está inmunizado ni escarmentado?
-El socialismo vasco y español tiene un problema histórico y es el de que es más una corriente sindical que un partido político. Y hacen falta personas que conozcan la política para que el PSE no se pierda. Si no, se cae en esos conceptos de que la derecha es mala, la crisis que la pague el capital… Todo lo que nos sobra aquí en estos momentos y que hay que tomar sólo como elementos folclóricos para las fiestas de partido. Afortunadamente, el que mantendrá a ese gobierno será el PP, que aunque es conservador, «principista» y le pesan muchas cuestiones del tradicionalismo de donde procede, sí que tiene una concepción política.
-Pero desde ciertos ámbitos de la derecha se torpedea a Basagoiti: que si está tragando mucho, que si tenía que exigir consejerías…
-El País Vasco no es Murcia. No me parece mal que el PP respalde al PSE a cambio de nada o poco porque así destroza el discurso infamante que se ha lanzado contra él de ser una inutilidad destructiva para España. Y además sería un ejemplo para otro tipo de problemas, como la crisis económica. ¡Eso sí, os quedaríais sin titulares, porque cuando la democracia es buena, es aburrida, como decía Churchill!
-¿Se puede consolidar e incluso ampliar la base sociológica que sostiene al futuro gobierno?
-No sólo depende de aquí. Conviene, por ejemplo, que Zapatero asista a la investidura de Patxi López. Esta mañana he oído en la radio «joder, Urkullu se cree que vienen López y Basagoiti a la toma de la Bastilla». ¡Pues sí, es la toma de la Bastilla, la revolución!
ABC, 14/4/2009