- El guion: el argumentario gubernamental como obligada referencia; visto bueno a la colonización de las instituciones; crítica sistemática de cualquier juez que lesione los intereses de Pedro Sánchez y familia; conformismo ante un presidente que tiene la costumbre de no responder lo que se le pregunta
La historiadora Carmen Iglesias, parafraseando a Octavio Paz, afirma que el periodista no puede ser «funcionario, redentor social, apóstol de pecadores arrepentidos o jefe de banda» (El escritor y el poder, extraído del libro ‘El carácter es el destino’, 2024). Sacando a colación al Albert Camus de ‘El periodista crítico’ (1944), recuerda que el periodista debe ser «crítico, defensor del ciudadano frente al poder, al iluminar las zonas oscuras y ocultadoras de una realidad y de una clase política que con frecuencia cree poco en los ciudadanos y que, en los casos más extremos, se constituyen en `castas´». Finalmente, brinda el criterio que delimita al periodista independiente del dependiente del poder: búsqueda de la verdad, rigor en la investigación, imparcialidad, tono y estilo. Así se sirve a la ciudadanía y a la democracia.
Con Pedro Sánchez, el periodismo crítico se está evaporando. El bonapartismo de Pedro Sánchez –producto de la soberbia y la vanidad de un personaje sin escrúpulos que polariza la sociedad para consolidar el poder– ha facilitado –único objetivo: hay que combatir a la derecha y la ultraderecha– la aparición de lo que se ha convenido en denominar acertadamente el Equipo de Opinión Sincronizada. Un periodismo de parte. O de Régimen. Palmeros, coloquialmente hablando. Un equipo que deviene en portavoz de Pedro Sánchez.
La teoría: el uso performativo del lenguaje –la palabra prescribe la realidad, persuade, modela, controla, legitima, moviliza, transforma el adversario en enemigo– que, a la manera del agitprop de cuño soviético proyectado por Gueorgui Plejánov, crea relato, ideología, sentido, neolengua, consignas, iconos e imágenes. Una perversión del lenguaje –la resignificación de la palabra– que disfraza, encubre o connota la realidad a la carta. Una filosofía de la sospecha que incrimina cualquier disidencia. La manipulación de la consciencia. Una sentencia del maestro Gueorgui Plejánov –a quien sus camaradas tildaban de retórico, altisonante, volátil y exaltado–, citada por Lenin en ¿Qué hacer?, que resume la filosofía agitprop: «El propagandista comunica muchas ideas a una o varias personas, mientras que el agitador comunica una sola idea, o un pequeño número de ideas, a toda una multitud». El Equipo de Opinión Sincronizada es una mezcla –en el conciliábulo sanchista hay generales y soldados rasos– de propagandistas y agitadores.
La práctica: un poderoso agitprop que se vehicula a través de diversos soportes –prensa diaria, artículos, fakes, entrevistas, tertulias o programas radiofónicos o televisivos– que propagan las verdades de la causa con la intención de concienciar y conquistar a la ciudadanía. Un Equipo de Opinión Sincronizada que se caracteriza por el oportunismo que doblega la realidad adecuándola a los intereses del poder sanchista, por la provocación que arremete contra el adversario/enemigo, por el activismo que eleva el tono en función de la coyuntura, por el uso y abuso del bulo y el fango como forma de ataque y defensa, por la censura sistemática de las ideas del adversario/enemigo, por la depuración mediática de la derecha que amenaza el poder sanchista.
El guion: el argumentario gubernamental como obligada referencia; visto bueno a la colonización de las instituciones; crítica sistemática de cualquier juez que lesione los intereses de Pedro Sánchez y familia; conformismo ante un presidente que tiene la costumbre de no responder lo que se le pregunta; satisfacción ante una economía que iría como un cohete ocultando determinadas variables; aprobación y loa de un poder obtenido a cambio de la impunidad de sediciosos y malversadores; encubrimiento de un gobierno que no gobierna cuyo único programa es la conservación del poder a cualquier precio. Y un largo etcétera en el que destaca la justificación de la amnistía y concierto/cupo catalán. Un discurso prepotente, displicente, gaseoso. Doctrinarismo y marketing. Un equipo cuyos miembros se retroalimentan y compiten entre sí. ¿Por qué? Se admiten hipótesis.
El manual del Equipo: Instrucciones para el correcto funcionamiento de la máquina del fango (Ediciones El Muro, 2024). El libro incluye un cuadernillo de prácticas con ejercicios sobre cómo ahondar las discrepancias entre el PSOE y el PP, cómo dar bandazos que justifiquen los giros de Pedro Sánchez y cómo y qué preguntar en la ruedas de prensa del Presidente. Cosa meritoria si tenemos en cuenta que Pedro Sánchez es un político sin principios que se caracteriza por su versatilidad. Detalle: el manual se abre con una cita: «En un mundo en el que la mayoría de la población no cree en la existencia de verdades, resulta mucho más fácil desdeñar los datos molestos y construir discursos basándose en lo que Stephen Colbert llamó truthiness: ideas que `parecen verdad´ o que `deberían serlo’».
El Equipo de Opinión Sincronizada –un pool público privado– es un aparato ideológico de Gobierno cuyo papel es la conquista, mantenimiento, consolidación y reproducción del poder sanchista. Un aparato ideológico que, a la manera gramsciana, busca una hegemonía política y social y un bloque histórico dominante.
La práctica de la democracia iliberal a la manera de Pedro Sánchez, con la inapreciable ayuda y aval del Equipo de Opinión Sincronizada, se traduce en la amarga realidad de un Estado indefenso que podría culminar su camino –hipótesis plausible– en un proceso destituyente que, a medio o largo plazo, desembocaría en una crisis de la democracia seguida de la balcanización de España.
- Miquel Porta Perales es escritor