Terapia para ser un hombre de progreso

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • «Todo el peso de su cuerpo ha desaparecido, ahora se siente flotar en el espacio sideral. No tiene ansiedades ni preocupaciones. No recuerda nada. No le va a afectar la inflación porque el Gobierno lo impedirá dándole dinerillo fresco en distintos formatos de limosna»

Relájese. Ponga la mente en blanco y siga el péndulo con los ojos, sin mover la cabeza. Así, muy bien. El cuerpo le pesa, está muy cansado. Ahora cierre los ojos. La izquierda española vive un momento de unidad, Lastra se ha ido por un embarazo y Lola por la espalda. Al nuevo Fiscal General solo le mueve el principio de legalidad, no hay sesgo ideológico alguno en su trayectoria. Al jefe del PCE le ha quitado Belarra su Secretaría de Estado porque Verstrynge se va a centrar en cuestiones feministas y Santiago necesitaba tiempo para atender a su liderazgo partidario. Le pesan las piernas, le pesan los brazos. Sumérjase en un sueño profundo.

Verstrynge se ha pronunciado a veces contra el mérito, dando a entender que lo único que vale para hacer carrera son la familia y las relaciones personales. Cierto es. Quien la haya atendido pensará que el esfuerzo personal no sirve de nada. En efecto. Sin embargo –nos dormimos, nos dormimos–, ella se ha expresado de ese modo únicamente por humildad, por su modestia infinita. Por no decir la verdad: que personifica el esfuerzo y el mérito, que es una persona extraordinariamente preparada, cultísima, capaz de encender auditorios con su oratoria, de levantar hemiciclos con su elocuencia, de emocionar con su verbo. Eso es así –respire hondo–, y la obtención de esa Secretaría de Estado que esta mujer viene a honrar nada tiene que ver con su apellido, ni con el ascendiente de este en Podemos, ni con su relación personal con el macho alfa de la manada asaltacielos.

Todo el peso de su cuerpo ha desaparecido, ahora se siente flotar en el espacio sideral. No tiene ansiedades ni preocupaciones. No recuerda nada. No le va a afectar la inflación porque el Gobierno lo impedirá dándole dinerillo fresco en distintos formatos de limosna. Pero cuando le afecte la inflación –no, aquí no hay contradicción, relájese, la inflación no le afectará pero sí le afectará–, cuando le afecte la inflación, digo, recuerde que es por culpa de la derecha y de los beneficios de los bancos. Sánchez y Yolanda le protegen de todos modos, y lucharán contra los gordos de la chistera y contra los fascistas que no quieren meter en la cárcel a los primeros. No deje de respirar profundamente, despacio. Guardamos el aire, ahí… y espiramos… Eso es.

Concéntrese en estas palabras y repítalas tres veces: «¿Qué es eso de ETA? ETA no existe». Tres veces. Todo el dolor y la rabia que pudiera usted haber albergado en el pasado se ha disuelto ya hace muuucho tiempo. No queda rastro. Los rostros de los miembros de Bildu le suscitarán una simpatía enorme, pues a ellos se debe el fin de aquella época oscura donde hubo excesos y violencias por ambas partes. Los unos y los otros se acabaron. Los unos y los otros son una rémora para su felicidad. Cuando se tope con una víctima de ETA repítase: «Estoy harto de los unos y los otros». Si tuviera que escribirlo, póngale una hache a ‘unos’, un guiño cultural que le hará quedar muy bien. Aspire… retenga… espire. Ahora que los estadistas de Bildu ya son personas simpáticas, ahora que le van a despertar una especie de ilusión indefinida al verlos en pantalla o en una foto de prensa, ya está preparado para considerar a la derecha española como una muchedumbre vengativa e indeseable que solo mira al pasado. Grábese esto y repítalo en voz alta: «Hay que mirar al futuro». Es decir, a Franco.

Sí, no se extrañe, la lucha contra el franquismo es el futuro. Rompa con sus ideas preconcebidas, que le impiden avanzar con el gran frente progresista, solidario, inclusivo y libre del calentamiento que provocará el fin del mundo si no actuamos de inmediato. La derecha es culpable, no China. La derecha es franquista y es enemiga del planeta y de los niños. Se siente flotar. No está sometido a la gravedad. Es todo precioso, nunca ha visto nada tan bello. Si algo amenaza este estado de dicha, mencione a Franco y grite «¡Negacionistas!». No aclare de qué.

El ancla de este bienestar es la memoria democrática. En cuanto despierte, correrá a dotarse de los folletos adecuados sobre ese pasado que es futuro y que reside en una versión única e incuestionable del siglo XX español. Entienda que ponerle un pero a esa memoria es un acto vil que equivale a la violencia. Hay violencia en lugares que a usted se le escapan. Hay violencia, como bien observó Isa Serra, en la crítica a un viaje oficial. Ahora buscará el centro de su ser, se hará fuerte en él y se comprometerá a no aceptar nunca más la violencia que se presenta como libertad de expresión. Que no le engañen. Al cabo, tenemos derecho a la legítima defensa: contra la violencia puede llegar a necesitarse la violencia. Es lo lógico. No se desviará nunca más de esa lógica.

Aferrado a ella, a la memoria democrática, a la invocación de Franco para neutralizar a la derecha, y aceptando que como hombre tiene usted una deuda, como blanco otra, como heterosexual otra y como español unas cuantas más, ya casi está listo para despertar y actuar en consecuencia. Usted es la paloma y la serpiente de las Escrituras. Supedítese a sus acreedores morales ancestrales y rebélese con toda la contundencia necesaria contra los ricos y los fascistas. Sin olvidar –siente una temperatura muy agradable– que rico no es el que tiene dinero sino el que le señale en cada momento la vanguardia revolucionaria. Esa revolución es de amor, es la que tan acertadamente formuló Yolanda Díaz, porque «esto es el principio de algo maravilloso» y «nosotras sois vosotras». No se encadene a los significados. Goce de lo sugerido. Uno, dos, tres, despierte.