Carlos García, LA RAZÓN, 10/4/12
Parece que ahora algunos, como el colectivo de escoltas, denuncian un rebrote de la «kale borroka», y es del todo normal que quienes han velado por nuestra seguridad y por la supervivencia de la democracia en Esukadi durante décadas, denuncien una situación, ya que más que un rebrote, es una acumulación de casos y durante un prolongado tiempo después del supuesto fin de la violencia de ETA y su mundo, lo suficientemente grave como para constatar este fin no se ha dado de manera efectiva. Y como consecuencia, que no podamos bajar la guardia.
Poco tranquilizan las declaraciones de algunos portavoces cualificados de este mundo próximo a ETA, que califican los ataques de «kale borroka» como «incontrolados». Y me surgen dos dudas nada baladí, la primera es que si estos son ataques incontrolados quieren a la vez decir que los ataques que hemos sufrido durante años eran «controlados». ¿Por quién? La respuesta evidente es que por ellos mismos y esto nos lleva a dudar de si estos señores se merecen participar en la democracia en pie de igualdad.
La segunda duda es, ¿qué pasaría si el «incontrolado» es en vez de un borroka-pirómano, un terrorista pistolero? Queda claro que no se merecen ni el beneficio de la duda y resultan del todo lógicas la denuncias de los escoltas que se ven inactivos y «desarmados», mientras que los malos continúan con su actividad y su arsenal intacto.
Carlos García, LA RAZÓN, 10/4/12