PABLO MARTÍNEZ ZARRACINA-EL CORREO

  • El multilateralismo autonómico sustituye a la bilateralidad en un giro de la cogobernanza

He desplegado un gran mapa estratégico y estoy colocando banderitas. Por eso lo veo claro: Chivite aspira a la gran alianza septentrional. Y el plan no incluye solo a Euskadi y Navarra, sino también a Cantabria, Castilla y León, La Rioja y Aragón. Como dijo el lehendakari, no puede tomar uno solo las medidas. De la bilateralidad se pasa así al multilateralismo autonómico. Pero fíjense: atendiendo al nuevo y decisivo principio de vecindad, Castilla y León atraerá pronto a nuestro bando a Asturias, Galicia y Extremadura. Y será entonces cuando, al verse rodeados, se sume a nuestra causa Portugal. No hace falta decir que los portugueses son la aristocracia de la Península y que tienen además unas cabelleras densísimas, bravías, espectaculares. Portugal, potencia en pelazos, patria de Camoes y Torga, país tan sabio que hasta nos encalomó con disimulo, sin la menor violencia, a Saramago. Cervantes vivió en Lisboa. Unamuno se carteó con Pessoa. Son todo señales. Lo de las mascarillas en exteriores solo desvía la atención mientras Chivite y el lehendakari se hacen con Portugal. La cogobernanza cristalizará así, al fin, en algo útil: la formación en el seno de la UE del Quinto Imperio sebastianista. Y a partir de ahí que nos gobiernen los hermanos portugueses. Que se encarguen ellos de la pandemia y de todo lo demás. O mais rápido possível, por favor.