El asunto de transferencia y la supuesta ruptura de la ‘caja única’ de la Seguridad Social se presta a ser tomado por el PP nacional como ariete en su política de ‘acoso y derribo’ de Zapatero. Si los populares elevaran el conflicto al Constitucional, la alianza en Euskadi con los socialistas quedaría seriamente afectada.
El sosiego con que ayer discurrió el debate de política general es el mejor exponente del retorno al modo tradicional de hacer política que volvió a instalarse en Euskadi con el cambio de Gobierno. En contraste con los que el Parlamento venía protagonizando en la última década, este primer debate del lehendakari López pudo resultar a algunos, nostálgicos de las emociones fuertes, átono, soso y aburrido. Pero a esa gran mayoría que para nada echa de menos los sobresaltos que cada año la sacudían por estas fechas debió de parecerle que la había hecho retroceder por el túnel del tiempo y colocado de nuevo en aquel ambiente, no diré plácido, pero sí tranquilo, que dominó las relaciones políticas vascas en aquella década que fue de la mitad de los ochenta a la mitad de los noventa del pasado siglo. Los asuntos que ayer salieron a la palestra tuvieron más que ver con la gobernación ordinaria del país -con eso que llaman los «intereses del ciudadano de a pie»- que con disquisiciones de subido tono ideológico, pese a los denodados esfuerzos que algún orador hizo por suscitarlas.
Curiosamente, el gran tema que podía haber caldeado en exceso los ánimos, el del acuerdo que anteayer mismo alcanzaron Zapatero y Urkullu sobre las políticas activas de empleo, pasó con inesperada discreción por el debate. Nadie quiso hacer demasiada sangre del asunto. Sin embargo, y mirando al futuro, la política vasca no va a poder evitar frecuentes tropiezos en esta piedra en lo que aún queda de legislatura. Quizá convenga anticiparlos.
Dos argumentos han esgrimido los socialistas para salir con el menor daño posible de este entuerto en que los ha metido el presidente Zapatero. El primero ha consistido en hacer de surfistas y subirse a la cresta de la ola, declarando su contento por que la competencia haya llegado a Euskadi. El segundo, en destacar su supuesto papel en la negociación y proclamar la vuelta del PNV a la vía estatutaria. Pues bien, si vale el consejo, mejor que se atengan en exclusiva al primero, porque el segundo argumento, en cualquiera de sus dos variantes, resulta tan forzado y falso que sólo mueve a la risa. El gol que les ha metido el PNV, a pase, por cierto, de Zapatero, ha sido tan espectacular que sólo admite el entusiasta aplauso del adepto y el respetuoso silencio del adversario.
Con todo, lo que hoy parece una trifulca entre nacionalistas y socialistas puede acabar convirtiéndose en una grave confrontación entre estos últimos y los populares, poniendo incluso en peligro su actual entendimiento. Ya en el debate de ayer, Antonio Basagoiti se hizo eco de las palabras de sus líderes madrileños y puso en tela de juicio la corrección de la transferencia por la supuesta ruptura de la ‘caja única’ de la Seguridad Social que implicaría. El asunto, por la íntima relación que guarda con el sensible «principio de la solidaridad», se presta a ser tomado por el PP nacional como ariete en su política de «acoso y derribo» del presidente Zapatero. Si así fuera, y los populares elevaran el conflicto al Tribunal Constitucional, la actual alianza en Euskadi entre sus compañeros vascos y los socialistas quedaría seriamente afectada.
José Luis Zubizarreta, EL CORREO, 24/9/2010