ANTONIO BURGOS-ABC
- Con esas lamentables fotos de las fulanas y la cocaína, la oposición al PSOE tiene hecha media campaña
Hasta ahora, aparte de los señalados por el Código Penal, había unos castigos que no venían reflejados en él, como la pena de banquillo o la de telediario. La pena de banquillo consiste en que aunque te acusen con menos papeles que una liebre, si te declaran acusado eres culpable ante el común de los mortales. La pena de telediario era lo mismo, pero repetido en todos los servicios informativos, por mucho que se dijera la palabra ‘presunto’ sobre la inocencia del que ante la opinión pública aparecía como culpable también sin defensa posible. Las nuevas tecnologías han creado unas nuevas penas accesorias, de las que estamos teniendo abundantes ejemplos. Hablo de la pena de Instagram, o de la de Twitter, o de la de Facebook, o de la foto del teléfono móvil. Las penas de las redes sociales. A ti te hace un tío una foto comprometida o acusadora, la sube a las redes, y ante los que la ven eres culpable…y con sentencia firme.
Cada español lleva en el bolsillo, con su teléfono móvil, un reportero, un medio informativo unipersonal y ahora, también, un fiscal y un juez en una sola pieza. Basta con que hagas una foto de algo punible y la coloques en la red. Para la gente, has subido a la red nada más que la verdad. Y si alguien te pregunta que por qué sabes eso de esa persona, por qué lo estás acusando, te responde con un genérico: «Ah, porque lo he visto en internet». Para muchos haber visto algo en internet tiene más fiabilidad que leerlo en la Enciclopedia Británica, ya que en las redes la mentira ocupa el mismo lugar que la verdad.
Bueno, pues nada de lo que acabo de decir hasta ahora nos vale para el caso de Tito Berni y su mariachi. Hay que ser del género tonto para dejarse hacer esas fotos con las hetairas y la cocaína. Lo que le hayan extorsionado a los ganaderos canarios, lo que hayan mangado, lo que el antiguo general de la Guardia Civil guardase en dinero negro en una caja de zapatos, las cantidades defraudadas en las mordidas, de poco valen. Con lo que se ha quedado la gente es con lo mismo que en el caso de los ERE sobre el chófer que iba a comprar cocaína o los otros que tenían dinero para asar una vaca y pagaban con tarjeta de crédito de la Junta las francachelas de piculinas en el Club Don Ángelo. La gente no sabe que en los ERE mangaron 800 millones, de los que apenas han devuelto casi nada, pero sí está informada de que ese dinero público se gastó en putiferios, drogas y juergas en un club de lucecitas. Como ahora se ha quedado con la copla de a las pocas horas de aprobarse en el Congreso la ley contra la prostitución, tras la cena para sacarles el dinero a los pagaches, aparecían por el burdel Tito Berni y compañeros con las señoritas con las que, imbéciles, se dejaban retratar y a ninguna de las cuales han defendido, por cierto, esas feministas tan preocupadas por la explotación de la mujer. Esas fotos de Tito Berni llevan la pena de redes sociales y van a ser fundamentales en el 28-M. Con esas lamentables fotos, de las fulanas y la cocaína, la oposición al PSOE tiene hecha media campaña de las elecciones de mayo.