Luis Ventoso-El Debate
  • Lo que hasta hace unos meses podría parecer pura ‘conspirología’, o un mal perder revanchista, se convierte ahora en una hipótesis que se debe abordar

Ha sido todo muy raro, se comentaba bajo cuerda. Pero, lógicamente, no se podía decir en voz alta. Y es que nadie, ni siquiera él, se atrevería a hacer algo así. ¿En qué democracia avanzada podría producirse algo tan zafio, tan alocado?

Pero el marco para evaluar al PSOE y a su líder han mutado tras las explosivas revelaciones de la UCO. Tal vez es tiempo de poner sobre la mesa un debate hasta ahora innombrable: los muy sorprendentes resultados electorales del 23-J, cuando las casas de encuestas españoles se columpiaron de manera olímpica, para algunos técnicos, inexplicable.

¿En qué democracia avanzada se atreve un importante ministro, a cargo además del ministerio de mayor gasto, a trincar comisiones en obras públicas? Imposible… Ya, ya, pero en la España de Sánchez ha ocurrido. ¿En qué democracia avanzada los dos únicos hombres fuertes que ha nombrado un presidente para llevar su partido acaban siendo apartados por chorizos? Imposible… Pero en la España de Sánchez ya ha ocurrido. ¿En qué democracia avanzada se descubre que un hombre fuerte del presidente se lanzó en su día a trucar votos para ayudarlo en las primarias que le dieron el liderazgo del partido? Imposible, son prácticas de república bananera… Sí, pero el informe UCO revela que Cerdán lo hizo para ayudar a Sánchez (quien, por cierto, no ha condenado el hecho, sino que se ha limitado a señalar que el pucherazo del 2014 fue de volumen irrelevante).

Tras tantos imposibles que resultaron crudas realidades, toca hacerse la pregunta vetada en aras de la buena fe: ¿Fue normal el voto por correo en las elecciones de julio de 2023? No tengo una respuesta. Pero sí creo que cabe abordar el asunto, toda vez que se ha demostrado que el PSOE y su líder carecen de cualquier tipo de escrúpulos.

El 28 de mayo de 2023 se celebraron las municipales y los comicios autonómicos de doce comunidades. El PSOE recibió un severísimo revolcón: solo logró conservar el poder en tres regiones y el PP le ganó las municipales, con 3,4 puntos de ventaja.

Al día siguiente de su batacazo municipal y autonómico, Sánchez decide adelantar las generales. Pero lo hace a su modo, con una acción jamás vista: las planta en plena canícula, el 23 de julio, cuando parte de España ya ha salido de vacaciones. Como consecuencia de tan anómala fecha, el voto por correo se dispara un 99%, hasta alcanzar casi 2,5 millones de sufragios postales. Correos, dirigido por un amigo personal de Sánchez, se ve desbordado y tiene que contratar a 20.000 eventuales.

Durante la campaña, todos los institutos demoscópicos de referencia coinciden en que PP y Vox alcanzarán el listón de la mayoría absoluta y acabará la etapa de Sánchez. Además, pierde el único debate televisado, según reconoce hasta la prensa de izquierda. Es cierto que en la última semana el PP comete errores en su campaña, pero aún así las encuestas continúan siendo tozudas: a Sánchez no le salen los números.

Sin embargo salta la gran sorpresa: la suma de PP y Vox se queda a seis escaños de la mayoría absoluta. El PP ha ganado 48 diputados y Vox ha perdido 33. Pero lo más inesperado es que el PSOE ha resistido. De hecho, en su derrota de 2023 suma 3,4 puntos más de porcentaje de voto que en su victoria de noviembre de 2019.

Solo han pasado 56 días desde las municipales, en las que el PSOE se quedó a 3,4 puntos del PP, y ahora la distancia se ha reducido a 1,4 puntos.

Algunos resultados son muy curiosos. En la Comunidad de Madrid, en las autonómicas el PP le saca 29 puntos al PSOE. Pero solo 56 días más tarde esa ventaja se reduce a 12 puntos, menos de la mitad. Aunque Ayuso hubiese tirado más que Feijóo, cuesta explicar semejante pinchazo a tenor de lo visto en la campaña del 23-J. En Valencia, Mazón gana las autonómicas con 7 puntos de ventaja sobre los socialistas, pero en las generales el PP ya solo se impone por 2,8.

¿Hubo algo extraño en las elecciones de julio de 2023, más allá de su insólita fecha? No lo sé. Lo que sí sé es que relevantes sociólogos, algunos al frente de importantes firmas demoscópicas, sostienen desde entonces en círculos muy privados que es «imposible» que todas las grandes empresas de sondeos se equivocasen de semejante manera. La frase se repite: «Hubo algo raro».

También se ha hablado de la custodia del voto por correo, debate que se reabre con el caso Leire, pues la fontanera del PSOE que era directiva de Correos en las fechas de las generales de 2023 y el presidente de la compañía era Serrano, el amigo de Sánchez. Un político tan serio y experimentado como Francisco Vázquez, en su día cargo del PSOE, se ha atrevido a plantear dudas en voz alta sobre la custodia de aquellas sacas. A día de hoy, se desconoce oficialmente cómo se protegen y dónde y cómo se guardan antes de entregarlas en los colegios electorales en la noche del recuento. Correos se niega a desvelar la cadena de custodia de esos votos, alegando razones de seguridad.

Algunas informaciones periodísticas han revelado casos de sacas guardadas en almacenes con puertas abiertas y protegidas por un solo guarda jurado. ¿Hubo en todo momento alguien en esos almacenes a cargo de la seguridad de los votos? ¿O existieron lagunas en la protección de las papeletas? No sabemos, pues no se informa de ello.

Algunas veces, sin otro ánimo que entretenerme y bromear, he lanzado en cenas de amigos una pregunta maliciosa: «¿Tú crees que si pudiese el tipo sería capaz de amañar unas elecciones?». La desoladora respuesta es que casi siempre todos los comensales contestan que sí, incluidos los simpatizantes de izquierda.

El prestigio moral del presidente es nulo, ya no existe, y él controla en última instancia las dos compañías dominadas por el Estado que se encargarán del voto por correo y del recuento.

Haría bien la oposición en empezar a hacer ciertas preguntas y tomar ciertas medidas de protección. ¿Quién se puede fiar de unos gobernantes que hasta anteayer tachaban de «seudomedios ultras de los bulos» a quienes, como este periódico, destapaban la galopante corrupción del PSOE y del Gobierno?

¿Le compraría usted un coche usado a Pedro Sánchez? Pues eso… Lo que podía parecer pura conspirología, o un mal perder revanchista, se convierte ahora en una hipótesis que se debe investigar.