Juan Carlos Girauta, ABC 23/12/12
« Es Mas quien anuncia la inmediata puesta en marcha de un nuevo Estado. Es Mas quien promete un referéndum ilegal mientras Duran contradice en los pasillos todas y cada una de sus palabras »
Quién nos iba a decir que el esmerado Artur –el inmutable, el perseverante– acabaría convertido en reverso de sí mismo. Cara y cruz es Mas, falsa moneda que de mano en mano va. Ah, qué increíbles altibajos: de digno vencedor privado del gobierno a estrepitoso perdedor investido, vano cetro. Fue mal gestor de empresas convergentes y sombrías –valga la redundancia– y hoy es sombra de líder, incapaz de gestionar el fin de su propia carrera. Antaño lo cooptó la todopoderosa famiglia como puente intergeneracional entre Jordi y Oriol; hogaño actúa de representante comercial de la resucitada ERC, vieja formación que el propio Mas sacó de la agonía post tripartita postrándose ante sus estelades, interiorizando sin filtro su discurso secesionista para someterse a ella acto seguido, rodilla en tierra.
Hoy el representante Mas se encarga de la parte antipática del proyecto, como corresponde a un subalterno: el cacareo cansino de la anti España, que lleva este siglo calculadora de expolios y gafas de pasta, mientras Junqueras, cura laico que mueve sus hilos, se las puede dar de estadista por contraste: lo vi prudente, tierno, paternal.
Las sesiones de investidura del flamante comercial fueron dignas de estudio psicológico. El líder republicano Junqueras apenas si se entretuvo en reafirmar unas posiciones secesionistas que no necesita subrayar; prefirió dar una clase, bastante narcotizante, sobre el Estado del bienestar y tal. En furioso contraste, el renovado presidente (que parece el «mini yo» del que hasta ayer coronaban los laureles, que parece más bajo, que parece menos Mas) se esforzaba en hacerse creíble; no como gobernante concernido por una crisis de caballo que exige austeridades nunca vistas en su generación, sino como especialista en agitación y propaganda, como difusor de consignas envenenadas de frentismo y xenofobia, como Judas último de la democracia del 78, como problema ya de vero para España y Europa. Tengo para mí que lo ha logrado. Mas ya es amenaza creíble. Felicidades.
El representante se atiene a los términos del contrato recién firmado con su señor, que permanecerá al margen. Ya saben que, invitado por los convergentes a compartir tareas desagradables desde una vicepresidencia o desde una conselleria en cap, Junqueras ha dicho como Bartelby el escribiente: preferiría no hacerlo. Qué tío. Resumiendo, es Mas, y sólo Mas quien anuncia la inmediata puesta en marcha de un nuevo Estado. Es Mas y sólo Mas, quien promete un a modo de referéndum ilegal mientras Duran contradice en los pasillos todas y cada una de las palabras del socio.
Es Artur Mas quien da la cara, Mas quien asume el coste, Mas quien se arriesga a saltar a las portadas europeas como ejemplo de error, Mas quien se hace responsable de romper la caja única de la Seguridad Social, Mas quien va a pedirnos a los catalanes que dejemos de ingresar nuestros impuestos en la Agencia Tributaria y se los demos a unos recaudadores suyos embozados, Mas quien adopta de grado la posición precisa del tipo subjetivo de un par de delitos, Mas quien se tumba con gran disposición sobre la silueta de tiza en el suelo de la historia, presto a una muerte civil que nadie comprende.
Dicen que lo han echado a perder varios malos amigos que valen menos que él, y que el enloquecedor final es Francesc Homs, portavoz del gobierno catalán que ya se está pidiendo la consejería de Interior (¿para qué?). A mí me importa un comino si los papeles de payaso listo y payaso tonto estaban mal repartidos. Sí me preocupa lo que le oyeron decir a Homs en el Via Veneto. Ojo con él.
Juan Carlos Girauta, ABC 23/12/12