Santiago González, santiagonzalez.wordpress.org, 28/1/12
Ayer tuvo lugar el encuentro en la cumbre, dicho sea sin exagerar, la entrevista entre el presidente del Gobierno y el lehendakari del Gobierno vasco. El protocolo monclovita citó a Patxi López a las seis de la tarde, después de que Mariano Rajoy recibiera a Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia. Recibir al presidente vasco después del murciano es un gesto evidente que podríamos llamar de “normalización de identidades”. No se conocen teorías espectaculares sobre la identidad murciana, lo escribía Mikel Azurmendi en ‘Y se limpie aquella tierra’:
Hoy, ser vasco es esencialmente estar inquiriendo de manera harto obsesiva y enfermiza acerca de qué es ser vasco. Ningún murciano o leonés se pregunta qué es ser murciano o qué es ser leonés.
La identidad murciana alcanzó techo en el libreto de una zarzuela, ‘La alegría de la huerta’:
En la huerta del Segura,/ cuando ríe una huertana/ resplandece de hermosura/ toda la vega murciana.
Sin embargo, a los ojos del periodismo español, la identidad vasca es tan poderosa que eclipsa, no ya al presidente murciano, sino al mismísimo presidente español. Echen un vistazo los titulares de arriba, que hoy abren la portada de El Correo. Titular y subtítulo no expresan una sola realidad, sino dos: ambos creen que ETA camina hacia un final irreversible y el lehendakari (solo el lehendakari) cree que sería procedente el acercamiento de los presos y la legalización de Sortu, el partido con el que la izquierda abertzale quiere sustituir a la ilegalizada Batasuna.
Comparen ahora esos titulares con el tratamiento que da a la noticia ABC, periódico del Grupo Vocento, al igual que el anterior:
Contra el pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad, la izquierda no se ha apeado de esa actitud desde Gramsci. De ahí que un evangelista del proceso afee al ministro del Interior que no se fíe de las intenciones de ETA. Escribía el miércoles LRA en El País:
La puesta en escena del primer encuentro público entre el nuevo ministro del Interior, Jorge Fernández, y el consejero socialista vasco, Rodolfo Ares, basculó entre lo inquietante y lo surrealista. Fue inquietante porque el titular de Interior, en contraste con el consejero vasco, en la rueda de prensa no reconoció que ETA hubiera declarado el cese definitivo de la violencia el 20 de octubre. [Lo que no reconoció es que la declaración del 20 de octubre (hecho incuestionable) se corresponda con las verdaderas intenciones de los terroristas].Más bien al contrario, sostuvo que los tres etarras detenidos la pasada semana en Francia reconstruían de “forma latente” el aparato logístico de la banda, en contradicción con el consejero vasco, que lo niega.[¿Traslado de armas para guardarlas, proyecto logístico latente, proyecto de zulo para guardar cosas?]
El lehendakari empezó cada párrafo de su intervención diciendo: He comunicado, he planteado, he dicho, he señalado al presidente, pero no dijo hemos acordado, sino “tengo la absoluta seguridad que más temprano que tarde, el Gobierno acabará aplicando otra política penitenciaria”.
Volvamos al titular de El Correo: si estamos todos convencidos de que no hay “vuelta atrás”, ¿por qué habría que cambiar nada? Lo que les ha permitido convertirse en la fuerza política vasca con mayor representación en las instituciones locales, no es el victimismo, contra lo que cree el lehendakari, sino que el Tribunal Constitucional legalizó su opción electoral, enmendándole la plana al Tribunal Supremo, a quien el lehendakari López emplazó en vísperas de su sentencia.
Santiago González, santiagonzalez.wordpress.org, 28/1/12