EL CONFIDENCIAL 19/04/16
· A menos de una semana de que el Rey sondee a los líderes políticos, el escenario del 26-J cada vez está más claro y todas las fuerzas se cruzan acusaciones por abocar al país a nuevas elecciones
Ya cada vez quedan menos dudas. La estación de las elecciones generales del 26 de junio está más a la vista que nunca. El rechazo masivo de las bases de Podemos -88,23%- al pacto de PSOE y Ciudadanos, aunque por esperado, no deja de certificar que el sueño de Pedro Sánchez de convertirse en presidente del Gobierno se ha hecho añicos. Al menos con los resultados del 20-D en la mano y tras 121 días de bloqueo. Y aunque nadie quiere hablar abiertamente de elecciones hasta que la próxima semana el Rey constate con los líderes que no dan los números, todos ya están colocando sus mensajes de precampaña. Podemos acusa a los socialistas de haber elegido a la derecha, los socialistas culpan a Pablo Iglesias de mantener a Mariano Rajoy en La Moncloa, el PP endosa la carga de la repetición de las generales a Sánchez, y Ciudadanos ataca al presidente del Gobierno en funciones por no haberse movido un dedo y a Podemos por plantear imposibles. No es anecdótico. Todas las formaciones deben nutrir su argumentario para explicar a los españoles por qué han de votar dos veces y por qué construir un nuevo Ejecutivo se ha convertido en una misión imposible.
Podemos se ha enrocado en el rotundo “mandato” expresado por sus inscritos en la consulta sobre la formación de Gobierno para legitimar una hoja de ruta enfocada ya en las segundas generales. El 26-J se encuadra en su sede nacional, en Princesa, 2, como una segunda vuelta, tal y como han comenzado a enmarcar estos comicios los dirigentes de la formación. Un concepto que muestra la voluntad de construir un discurso basado en el ‘sorpasso‘ al PSOE. La formación reprocha a Sánchez su negativa para moverse del acuerdo con Ciudadanos, desechando así “la oportunidad histórica de un Gobierno de progreso para el que los números sí dan”, como se encargó de expresar este lunes la jefa de gabinete de Pablo Iglesias y diputada, Irene Montero.
Las dos preguntas elegidas para la consulta interna -o Gobierno progresista o pacto entre Pedro Sánchez y Albert Rivera-, descartando el término medio de la abstención, fijan el nuevo relato: dicotómico y haciendo hincapié en las supuestas incoherencias ideológicas de los socialistas. Podemos demanda una oportunidad para asumir el papel que el PSOE no habría sabido aprovechar: liderar la formación de un Gobierno con la etiqueta de ‘progreso’. En caso de que la suma ganadora para la mayoría absoluta sea la de populares y naranjas, el ‘sorpasso’ permitiría a la formación emergente liderar la oposición.
· Podemos concibe el 26-J como una segunda vuelta, un concepto que muestra la voluntad de construir un discurso basado en el ‘sorpasso’ al PSOE
La repetición de elecciones se encarará así como una nueva oportunidad para seguir comiendo terreno electoral a los socialistas, insistiendo a sus votantes que la mejor forma de defender “a las mayorías sociales” y preservar los valores socialdemócratas enterrados en el pacto PSOE-C’s es votar morado. La concepción del 26-J como una segunda vuelta, en lugar de como unas nuevas elecciones, ofrece a Podemos elementos ventajosos de partida: como el fracaso en la investidura de Sánchez, grabado en el imaginario colectivo, o las renuncias en el pacto de ‘el abrazo’ a la implantación de medidas económicas de corte socialdemócrata. Por otra parte, esquivaría la celebración de primarias, como exigen los estatutos.
La última oferta de Podemos para escenificar su voluntad negociadora y cuestionar las contradicciones ideológicas de Sánchez fue proponer un acuerdo con la base del programa socialista. Una forma de poner en entredicho el giro ideológico de los socialistas, al tiempo que se pasaba a su tejado la responsabilidad por el fracaso de las negociaciones. La imposibilidad de mover al PSOE de su acuerdo con C’s y las acusaciones cruzadas comienzan a ser rescatadas ya por los dirigentes de la formación para justificar su pesimismo sobre la constitución de un Gobierno ‘in extremis’. “Soy pesimista porque siempre nos transmitió [el PSOE] que no quería abandonar esa vía”, explicaba Montero. Un “escepticismo”, en palabras del secretario de Organización, Pablo Echenique, «por la hemeroteca y por lo que ha hecho hasta ahora el PSOE».
«Hemos llegado al límite»
La dirección socialista, mientras, tiene que reflejar hacia fuera que no «tira la toalla», ni se «resigna», ni se «rinde», que mantiene la «mano tendida», que no ha pasado de la pantalla de la formación de Gobierno. Pero lo cierto es que no se moverá más ni tampoco buscará alianzas alternativas rompiendo con Rivera. Con nitidez lo solemnizó el jefe de la comisión negociadora, Antonio Hernando, que junto con el resto de su equipo acudió a la reunión del plenario de la ejecutiva federal en Ferraz: «El tiempo de las ofertas y contraofertas ya ha terminado. Por ahí ya no podemos avanzar». «Hemos llegado al límite y ahora son otros los que se tienen que mover», añadió. Léase Podemos. Dicho de otro modo, lo único que le queda al PSOE es agarrarse a un viraje brusco de última hora de Iglesias, temeroso de una bajada electoral.
Sánchez traslada a su ejecutiva que ve «más fuerte» al PSOE el 26-J, que Podemos está «en caída libre» y que sus votantes no comparten la decisión de Iglesias
Pero el análisis cambia cuando se apagan los micrófonos. En la ejecutiva, se constató que el partido ya está en modo elecciones. Sánchez y otros miembros de su cuerda que intervinieron para defender su gestión y la del comité negociador -el propio Hernando, César Luena, Ibán García del Blanco, Susana Sumelzo, María Luisa Faneca, Iratxe García y Pere Navarro, además de Carme Chacón- coincidieron en que hay que seguir intentándolo hasta el último minuto, pero que el 26-J ya se presenta como inevitable.
El secretario general trasladó a su dirección que se ve a sí mismo y al PSOE «más fuerte» que en las generales del 20-D y que esta vez puede «ganar al PP», algo que hasta ahora no ha anticipado ni una sola encuesta pública. Agregó que Iglesias está «en caída libre«. Sánchez esgrimió los datos de estudios internos que apuntan que «el 40% de los votantes de Podemos no apoya la decisión de Pablo Iglesias de no propiciar un Gobierno del cambio», mientras que «el 80% de los electores socialistas sí apoya el acuerdo suscrito con C’s» el 24 de febrero. En la rueda de prensa, Hernando no hizo referencia a estos números, aunque sí incidió en que «el cien por cien» de los votantes de la formación morada no quieren que Rajoy siga en La Moncloa.
El ataque al corazón de la campaña del PSOE para el 26-J se va a centrar en Podemos, aparte del PP por lo que le toca a su gestión de los últimos años y a su «nauseabunda» mancha de corrupción. Es la formación emergente la que, a juicio de los socialistas, ha frustrado las ganas de cambio y la que no ha querido negociar nada porque, al igual que Rajoy, quería una segunda vuelta del 20-D. El tiro se dirige, sobre todo, a Iglesias. Porque, como señaló Sánchez a su ejecutiva, «allí donde no estaba Iglesias sí ha sido posible articular un Gobierno del cambio en ayuntamientos y comunidades». «Pablo es el que ha bloqueado y con Errejón no hubiera sido lo mismo«, dijo, según fuentes de la dirección consultadas por El Confidencial. El líder ahondaba así en un debate que Ferraz ha intentado agitar desde hace semanas: la división entre las dos almas de Podemos, la más rupturista (Iglesias) y la más pactista (Errejón). En la reunión de este lunes no se analizó qué supondría la entente con IU o la amenaza de ‘sorpasso’. La cúpula destila optimismo porque cree que los electores comprenderán los esfuerzos de Sánchez para formar Gobierno.
· La previsión es que el PSOE active la maquinaria de las primarias en el comité federal del 30 de abril, después de las entrevistas de Felipe VI en la Zarzuela
Y aunque el PSOE mire ya a elecciones, no ha puesto en marcha oficialmente su maquinaria, y es previsible que solo lo haga tras la ronda del Rey. Bastaría con que, la próxima semana, la permanente de la ejecutiva -el núcleo duro- convoque al comité federal para la fecha más probable que se maneja ahora, el 30 de abril. Esa cita del máximo órgano de poder socialista dará vida a unas primarias exprés para revalidar a Sánchez como candidato, en caso de que Susana Díaz se quede en Sevilla esperando su momento, la opción con más fuerza a día de hoy. Pero al mismo tiempo se tendrán que configurar las listas antes del 23 de mayo -y ahí sí podría haber alguna escaramuza interna-, nombrar al comité de campaña y redefinir la estrategia.
Aislamiento a Podemos por parte de C’s
Ciudadanos, por su parte, prefiere ir pisando sobre seguro. La ejecutiva nacional respalda la estrategia desarrollada por Rivera y está convencida de que los electores percibirán el «esfuerzo» del partido de centro por haber intentado constituir un Gobierno de cambio. Aunque pesos pesados de la cúpula naranja reconocen que el escenario de nuevas elecciones es ya el más probable, prefieren no hacer demasiados futuribles y no comenzarán a pensar en la estrategia electoral hasta la semana que viene, después de que el Rey reciba a los representantes de las fuerzas parlamentarias.
En el partido de centro aseguran que no afrontan con inquietud los comicios pese a su acuerdo con el PSOE. Todavía no piensan en los posibles costes que pueda acarrear el ‘idilio político’ en la campaña del 26-J. «No hay preocupación» al respecto porque están convencidos de haber hecho las cosas bien. El documento de 66 páginas «es fruto de negociaciones y cesiones», como explicaron miembros de la formación en varias ocasiones y, si se repitieran los comicios, Ciudadanos recuperaría su programa íntegro del 20-D porque el acuerdo con el PSOE «se agotaría».
· C’s no afronta con inquietud el 26-J pese a su acuerdo con el PSOE. La formación naranja está convencida de haber hecho las cosas bien
El aislamiento a Podemos seguirá siendo el gran objetivo de la formación de centro, como lo ha sido durante la etapa de negociaciones en estos meses. Ciudadanos reconoce que uno de sus ‘errores’ en la pasada campaña electoral fue la escasa presión ejercida sobre la formación de Iglesias, confiando en que el PP de Rajoy se centraría en esa labor. Sin embargo, las últimas semanas previas al 20-D los populares intensificaron su ofensiva contra Ciudadanos, al percibir en ellos su verdadero rival y ante el miedo de la fuga de votos que iría a parar a las papeletas naranjas. La formación nacida en Barcelona pasará al ataque contra el partido de Iglesias en caso de haber nueva campaña, más aún después de que el CIS, las encuestas de todos los medios y sus propios sondeos internos pusieran de manifiesto que podría haber un trasvase de votos desde Podemos al partido de centro.
Por otro lado, en Ciudadanos son conscientes de que el pacto firmado con los socialistas se traducirá en una menor ofensiva de Ferraz hacia su partido. Los ataques de «muleta del PP», «marca blanca» o «la otra derecha» tan repetidos por Sánchez en la campaña pasada serán difícilmente asumidos en la nueva de cara a junio. Está por ver la estrategia que C’s pondrá en práctica con el PP tras semanas protagonizando una dura ofensiva contra la figura de Rajoy y la imposibilidad, en su opinión, de que el presidente en funciones repita y abandere la nueva etapa política española.
Campaña del PP desde hace semanas
El PP daba por inevitable la repetición de las elecciones desde que Sánchez acuñó su “no es no” a dialogar sobre su oferta de Gobierno constitucionalista. Al ver que Iglesias tampoco estaba por la labor de colocar al dirigente socialista en La Moncloa, ni de subrogarse al pacto del PSOE con Rivera, Rajoy se había limitado a constatar la situación de bloqueo institucional y mantener engrasada la maquinaria electoral del partido.
· El más convencido de que habría que repetir las elecciones en el PP es el propio Rajoy, frente a quienes creían que Sánchez podría persuadir a Iglesias
Salvo en Semana Santa, la dirección del PP ha desarrollado cada fin de semana una serie de ‘convenciones‘ sectoriales sobre los cinco pactos de Estado que defiende para la gran coalición. Para insistir en el mismo guion y como preparativo de la precampaña, Rajoy y los principales dirigentes populares empezaron a recorrer España en marzo en los correspondientes actos con tono de precampaña. El siguiente ya está convocado en Córdoba para el sábado y domingo próximos, justo antes de que el Rey celebre la última ronda de entrevistas con los portavoces parlamentarios previa a la disolución automática de las Cámaras del día 2 de mayo.
El más convencido de que habría que repetir las elecciones en el PP es el propio Rajoy, frente a algunos dirigentes de su partido que, al menos hasta esta semana, creían que Sánchez podría convencer a última hora a Iglesias para que le aupara al poder. Daban por hecho que los grupos nacionalistas y separatistas, del PNV a ERC y Democràcia i Llibertat, se sumarían a ese acuerdo o, por lo menos, se abstendrían.
Fuentes del PP reconocen que la próxima llamada de Rajoy a Sánchez para volver a ofrecerle como salida a la repetición de elecciones el diálogo para formar un Gobierno constitucionalista no deja de ser un último trámite para culpar al secretario general del PSOE de la convocatoria.