M. HERNÁNDEZ R. PIÑA L. Á. SANZ Á. CARVAJAL-El Mundo
Rivera busca independientes para sus listas municipales y poder competir con PP y PSOE
Con la legislatura esfumándose a un ritmo vertiginoso sin que los partidos sean capaces de llegar a acuerdos para impulsar reformas o aprobar leyes, en las sedes de las principales formaciones ya se han empezado a preparar para un nuevo ciclo electoral.
La primera cita serán las elecciones autonómicas en Andalucía, previstas para marzo de 2019, para seguir a continuación con los comicios municipales, europeos y autonómicos (en 13 comunidades), en el mes de mayo, y llegar hasta las generales, que en principio se deben celebrar en la primavera de 2020.
De todas ellas, en las que los partidos tienen especialmente puesto el objetivo son en las municipales, que servirán de termómetro del clima político, más allá de las encuestas, cada vez más insólitas, y de los recientes resultados en Cataluña o de los que se den en Andalucía, difícilmente extrapolables al resto de España.
No obstante, para el PP las andaluzas se presentan como una verdadera prueba de fuego, después de que algunos sondeos en esta comunidad hayan apuntado ya a la posibilidad de ser rebasados por Cs. Si eso sucediera, el PP encararía la cita de 2019 en una clima de opinión e interno muy adverso. Los populares son muy conscientes de la gran amenaza que para ellos supone Cs, pero confían en hacerles frente con su enorme estructura territorial. Mariano Rajoy suele decir que las victorias se construyen de abajo a arriba y la formación naranja apenas tiene presencia en la España rural.
Frente a los populares, Cs tiene ante sí la primera gran cita en la que demostrar que realmente es una alternativa de gobierno en España. Las municipales son todo un reto para una formación que cuatro años después de su salto al nivel nacional aún está en fase de implantación en muchos lugares. En 2015 presentó 970 listas, lo que cubría el 87% de la población española, cifras que ahora superarán con toda seguridad. Desde febrero de 2017, Cs cuenta con un equipo dedicado plenamente a la estructura interna y la expansión territorial, pero aun así desde la dirección se asume que se incorporarán independientes para completar las listas.
Este hecho se antoja como un elemento fundamental para incrementar la presencia territorial del partido y asumir el objetivo de entrar en gobiernos después de las elecciones, a diferencia de lo que hizo el partido en 2015. La figura del independiente, además, se valora como una forma de fichar referentes locales sin la necesidad de un trabajo de campo de meses e incluso años.
El PSOE, por su parte, arranca el ciclo electoral con máximas expectativas, ya que aspira a ser la fuerza más votada en las municipales. Ferraz espera que la caída del PP sea mucho mayor que la del PSOE debido a la esperada subida de Cs. La dirección del partido también confía en que Podemos pierda apoyos, lo que cree que dará una buena tanda de votos extra a los socialistas en las grandes ciudades.
Al igual que piensa el PP, los socialistas recuerdan que las municipales siempre han sido un terreno propicio para ellos, dada su gran implantación territorial en toda España, precisamente el punto débil de Cs.
Por último, Podemos ya ha puesto también en marcha la maquinaria para unas elecciones que son claves para el partido, ya que hasta ahora las municipales han sido su mayor éxito electoral. En la formación confían en que la popularidad de sus alcaldes sirva para desmentir la bajada que le dan todos los sondeos y, de paso, reforzar las siglas del partido, muy desgastadas tras una serie de polémicas decisiones, particularmente en Cataluña. Podemos se presentará con su nombre a las municipales, aunque vaya en coalición, algo que no hizo en 2015. Desde hace un mes negocia con IU los términos mientras, en paralelo, ha volcado los recursos en perfilar la presentación del mayor número de candidaturas.