Tomar por idiotas a las víctimas del terrorismo

LIBERTAD DIGITAL 19/11/13
GUILLERMO DUPUY

No contento con haberlas traicionado, el Gobierno de Rajoy, por boca del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, está insultando a las víctimas del terrorismo. Porque un claro insulto a la inteligencia de todas ellas supone pretender que crean que las excarcelaciones de etarras tras la sentencia de Estrasburgo no debe entenderse como un triunfo de ETA, sino que el hecho de que los terroristas salgan junto a otros criminales y violadores en serie evidencia su «derrota total».
Rajoy ya mintió y tomó por tontos a las victimas del terrorismo y a todos los españoles el día que negó las concesiones políticas y avaló como «buena noticia» el nauseabundo y chantajista comunicado de «alto el fuego definitivo» de ETA poco antes de convertirse en presidente del Gobierno. También Fernández Díaz los debió de tomar por idiotas o ignorantes del caso Faisán y de tantos otros tantos capítulos de la paz sucia de Zapatero, al asegurar, nada más tomar la cartera de Interior, que el Estado de Derecho «no había estado en suspenso» durante el «ejemplar mandato» de sus antecesores. Eso por no hablar de cuando les mintió al asegurar que la discrecional salida de Bolinaga obedecía a un «imperativo legal».
Rajoy también debió de considerar muy tontas a las víctimas del terrorismo –o serlo él mismo, cosa que no es el caso– al hacerles creer que un simple recurso por parte de la Abogacía del Estado en defensa de la Doctrina Parot haría innecesaria la recusación como magistrado del Tribunal de Estrasburgo de quien, como López Guerra, ya se había manifestado en contra de la Doctrina Parot siendo secretario de Estado de Justicia del Gobierno de Zapatero, que se había comprometido con los etarras a derogar dicha doctrina, tal y como vinieron a confirmar las actas de las reuniones incautadas a ETA.
Más recientemente, Rajoy y sus ministros han tomado por idiotas a las víctimas del terrorismo al hacerles creer que esa cantada e injusta sentencia de Estrasburgo hacía ineludible una excarcelación masiva de etarras como la que se está produciendo, cuando lo cierto es que la sentencia de marras, por criticable que sea, sólo se refiere a la etarra Inés del Río y que es el Estado español –y no directamente los tribunales españoles– quien debe decidir de qué forma se ejecuta.
Yo creo sinceramente, y desde hace mucho tiempo, que Fernández Díaz también nos toma por tontos al presentarnos como involuntaria la falta de detención de un sanguinario dirigente de ETA tan decisivo en las negociaciones con el Gobierno socialista como Josu Ternera. Y que si no nos está mintiendo al respecto, esa impunidad sólo puede obedecer entonces a una clamorosa incompetencia por la que Fernández Díaz debía haber presentado ya su dimisión.
Pero el mayor insulto a la inteligencia de las víctimas proferido por este Gobierno felón es, como ya señalábamos, su pretensión de que consideren una «derrota» y no un «triunfo» de ETA las excarcelaciones de sus más salvajes integrantes por el hecho de que también las disfruten violadores y demás criminales en serie.
Naturalmente, tal y como afirma el cínico de Fernández Díaz, «ningún etarra cogió las armas para socializar la estrategia del terror para acabar un día saliendo de la cárcel por decisión de un tribunal que les ha homologado a los violadores en serie». Naturalmente que los objetivos máximos de una ETA que no deja las armas y se vanagloria de haberlas utilizado, ha sido y sigue siendo una Euskalherria socialista que incluya Navarra y parte del sur de Francia. Pero eso, salvo para un idiota, no impide ver el triunfo que para ellos suponen estas injustas excarcelaciones o la derogación de facto de la Ley de Partidos.
De hecho, basta ver los comunicados de ETA y las muy recientes y no menos silenciadas declaraciones de Josu Ternera para saber hasta qué punto la banda considera triunfos tanto la presencia de los proetarras en las instituciones como las excarcelaciones que se están produciendo.
En cualquier caso, y por mucho que se hayan beneficiado de este compromiso adquirido con ETA, ya le gustaría a cualquier violador o banda de violadores que un Gobierno propusiera al Parlamento una resolución a favor del diálogo para poner fin a las agresiones sexuales y que el Gobierno siguiente no lo derogara por no irritar a sus antecesores. Ya le gustaría a cualquier mafia o grupo de asesinos comunes que el PSOE de Zapatero arremetiera contra el Supremo y contra la Doctrina Parot, tal y como hicieron en su día a favor de Henri Parot, en particular, y de los etarras, en general. Ya les gustaría que en su favor se quedase en papel mojado cualquier legislación como a favor de ETA ha quedado la Ley de Partidos.
Que estos violadores y demás criminales comunes hayan sacado tajada no convierte en derrota este triunfo de ETA. Sólo lo hace más repugnante. Y todo lo que está diciendo el Gobierno para ocultarlo no hace más que evidenciar su felonía.