Ábalos tuvo un momento de gran lucimiento al preguntar por qué hay que decir Díaz Ayuso. “Es Díaz, ¿no?” Pues no se cogía pocos cabreos el anterior presidente socialista cuando le llamaban José Luis Rodríguez. Aunque esto yo sí me lo explico. José Luis Rodríguez era el nombre del verdugo en la película de Berlanga. Había un diálogo extraordinario entre Nino Manfredi y los guardias civiles que lo buscaban en las cuevas del Drach para que fuese a agarrotar a su cliente. El reo se había puesto enfermo y el verdugo tenía la esperanza de que muriese por sus propios medios y no tuviera que actuar. El diálogo era un prodigio del método Ollendorf: “¿es usted don José Luis Rodríguez?” preguntaba el guardia. “¿Ha muerto ya?” respondía el verdugo. “¿Es usted don José Luis Rodríguez?” insistía el civil en lo suyo y él se volvía hacia Emma Penella y decía: “Esta es mi señora”.
Lo más destacado de los candidatos fue que Isabel Díaz Ayuso aguantó el tirón, le revelación de que Pablo iglesias no sabe qué cosa es la progresividad fiscal como le recordó Edmundo, que citara a la Pedroche como autoridad intelectual y su afirmación de que estamos aquí para gestionar y no para hacernos fotos. Lo dice el único político que plantó su foto en una papeleta electoral. Gabilondo se desdijo en materia de alianzas: “Pablo tenemos 12 días para ganar las elecciones” y un gran momento cuando le reprochaba a Ayuso el 34% de paro juvenil en Madrid, mientras ella le recordaba un dato de dominio público: en España es el 40%. Bal volvió a sentirse Chaves Nogales y Mónica, que es médico y es madre, no sabía interpretar las gráficas.
Xavier Pericay publica en Vozpópuli una columna interesante sobre el infierno madrileño que denuncian Muñoz Molina, García Montero y sus mujeres. Dice Pericay que no conoce a ningún fugitivo de ese infierno en estos 26 años y sí a muchos del infierno catalán.
Estos dos hombres y sus parejas residen hoy en un infierno llamado Madrid. Y, por lo que sabemos, sin privarse de ningún lujo. No hay como ser un intelectual de izquierdas, o, lo que es generalmente lo mismo, un consumado practicante de la doble moral, para alcanzar semejantes cotas de bienestar. Que no nos vengan con patrañas. Digan lo que digan y firmen lo que firmen, si por algo suspiran esos cuatro es por alargar unos añitos más esos “26 infernales años” de los que hasta la fecha han disfrutado.
Echeminga dominga que viene de Francia. ¿Te acuerdas de cuando cantaba esas joticas salaces y el macho alfalfa golpeaba la mesa con entusiasmo y lo aclamaba: “¡presidente, presidente!”? Yo reconozco haber cantado cosas parecidas, pero puedo jurar que nunca después de cumplir los 16. Esta triste criatura: Si hay que decir que El Jueves es una de las cabeceras de análisis político más precisas y solventes del panorama mediático español se dice y ya está”.
Rauleixon se ponía estupendo al votar entusiásticamente para tonto cum laude al asesor de campaña de Edmundo Bal. su hijo mayor, 22 años, dice: “Yo soy abstencionista. Tengo claro que no voy a votar. Mi padre sabe que no coincido con él ideológicamente y aun así nos llevamos genial y nos encanta discutir de política”. Hablar por no callar se llama esa figura.
Petisú Montero, una portavoz cuya oratoria se corresponde íntimamente con los valores que expresa. Digámoslo otra vez: “la sintaxis es un valor moral y la oradora improbable carece de aquella porque no sabe lo que es este. Ayer fue interpelada por José María Figaredo, diputado de Vox, a propósito de la fiscalidad y ella, haciendo gala de la elegancia moral de la que ha hecho seña de identidad, dijo: “Tengo entendido que usted es sobrino del señor Rato. Y tiene usted el cuajo de subirse en esta tribuna para hablar de cuestiones que tienen que ver, según lo que usted ha dicho aquí, con la corrupsión. Hay que tener cuajo».
No hay que citar a la familia, Petisú, no es de buen tono. A mí me parecería irreprochable que todos los diputados de la oposición comenzaran sus interpelaciones al doctor Fraude preguntando por el plagio de su tesis doctoral, o por el uso del Falcon que no quiere explicar a Transparencia. O por el sueldo y el horario laboral de su mujer como directora del Africa Center. Pero sería completamente inadecuado que nadie le replicara: “Hace falta tener cuajo para decir eso siendo el yerno de un proxeneta de chaperos en las saunas Adam”. No sería correcto. Y usted, doña Eres, ¿cómo puede tener cuajo cuando debe su nombramiento y su cargo a dos condenados por corrucsión, como Chaves y Griñán. Tendría que lavarse la boca. Y ya de paso, el pelo. El de la dehesa.