Del Blog de Santiago González
Hoy toca hablar de tontos vaticanistas. Ayer nos salía en esta republiqueta, que diría Felipe, el Papa Francisco gracias a esa encíclica ‘Fratelli tutti’, en la que llamaba al personal a guardarse de la libertad de mercado y a defender una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas. La libertad de mercado, llamémoslo capitalismo, es el más eficiente asignador de recursos. Es verdad que el mercado es sordo y ciego, pero nunca ha creado tanta desigualdad como los sistemas que niegan su libertad.
Comentábamos ayer nuestra predilección por Benedicto XVI. Baste comparar su discurso en la Universidad de Ratisbona con el texto de esta encíclica. Hay que echar un vistazo a sus fans. Por sus adeptos los conoceréis. Hace ya más de cinco años, el Moñas de Podemos decía en ‘El Hormiguero’: “Estoy a muerte con el Papa Francisco. Estoy de acuerdo con todo lo que dice. Unos meses más tarde dijo que le encantaría “tener un encuentro con Jorge Bergoglio en mi casa de Vallecas o en la suya del Vaticano”. No siempre había pensado así. El día de la fumata blanca, el 13 de marzo de 2013 le acusó de ser “el primer Papa jesuita que tuvo sus años de sacerdocio en la época más oscura de la dictadura argentina y estuvo muy cercano al poder militar. Mucha suerte, Paco Primero”.
Ayer también se declaró francisquista Echeminga Dominga que viene de Francia y que combate al PP, a Vox y a C’s porque “piensan que una encíclica papal es un peligroso manifiesto socialcomunista y narcobolivariano”. Otra vez se ha pasado de frenada. Narco no es, criatura. Pero parece evidente que este Papa nos ha salido peronista y si así estamos en las alturas, ¿a quien puede extrañarle que sor Lucía Caram, esa monja tucumana nos haya salido montonera? “La encíclica levantará ampollas en las Cavernas y en las cloacas eclesiales de los que se resienten al Evangelio. Ledla: brutal”, dice admirativamente.
Ella se definía a sí misma como “monja cojonera” y en un debate que tuvo en La Voz de Barcelona con el alcalde Trías y Artur Mas, se confesó enamorada del entonces presidente de la Generalidad. Extravagancias del mundo moderno: Ser esposa de Cristo y estar enamorada de un imbécil como Artur Mas. No hay más que decir. Bueno, sí, que el Papa no ha leído a Adam Smith.
Tiene Smith en ‘La riqueza de las Naciones’ un párrafo que para mí fue memorable. Este:
“No es la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad, sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas”.
Y entonces tuve una revelación: A ver si es así como funciona el mundo. Hace ya más de 40 años; mis tiernas convicciones comunistas comenzaron a hacer agua y no han parado.