ABC 26/10/15
· Reconoce que se facilitó el auge del yihadismo, pero defiende el derribo de Sadam Husein
La sombra de la invasión de Irak en 2003 es alargada para Tony Blair, de 62 años y que dejó el poder hace ocho. Es cierto que después de aquella guerra todavía volvió a ganar en 2005 las elecciones con una mayoría absoluta, pero su prestigio ha quedado tocado por el conflicto. Blair secundó a George W. Bush pese a la oposición del Partido Conservador y el rechazo de 139 diputados laboristas, que votaron contra su jefe de filas. Ahora en una entrevista en la CNN, que se emitirá mañana, el ex «premier» británico pide disculpas por «errores» en la planificación de la campaña de Irak, como la mendacidad de los informes de inteligencia y la falta de planificación de la posguerra. Sin embargo sigue defendiendo la decisión de derrocar a Sadam Husein.
· Información equivocada: El ex primer ministro británico pide perdón por la mendacidad de los informes de inteligencia
En las próximas semanas se hará público por fin el calendario de publicación del esperadísimo informe de Sir John Chilcot, un alto funcionario que en 2009 recibió de Gordon Brown la encomienda de investigar la intervención británica en Irak en 2003. Poniendo la venda antes de la herida, Blair ha concedido una entrevista al conocido periodista estadounidense Fareed Zakaria para un espacio de la cadena CNN que lleva por título «La larga carretera al infierno: América en Irak».
«Me disculpo por el hecho de que recibí información equivocada de los servicios de inteligencia –asume Blair– y también por nuestros errores en la planificación y por no entender qué podría ocurrir tras la caída del régimen». Blair ya se había disculpado anteriormente por los errores del espionaje, con sus falsos informes sobre las supuestas armas de destrucción masiva del sanguinario dictador iraquí, que no existían.
Cuando se le pregunta si el ascenso de Daesh, el sanguinario califato fanático, es una consecuencia de la intervención occidental, Blair responde que hay «elementos de verdad en eso». Aunque también relaciona la crecida de Daesh con la Primavera Árabe de 2011 y con el «sectarismo» del Gobierno iraquí que sucedió a Sadam. A su juicio, en 2009 se había logrado «una relativa estabilidad» en Irak. Pero Estado Islámico, que había pasado de Irak a Siria, emprendió el camino de vuelta.
Pese a todo, Blair sigue defendiendo la acción contra el dictador iraquí: «Es muy duro tener que disculparme por echar a Sadam». Y dice que no alberga dudas de que el mundo es un lugar mejor sin él. Sostiene que la inhibición en Irak de las potencias occidentales habría desembocado en «una guerra civil como la de Siria», donde recomienda a Europa y el Reino Unido que intervengan.
Un «premier» belicoso
La más rápida en criticar sus declaraciones ha sido la primera ministra escocesa, la nacionalista de izquierdas Nicola Sturgeon, que respondió que «estamos ante una operación de relaciones públicas de Blair» a la vista de la inminencia del informe Chilcot. El ex «premier» afirma que se siente «preparado para el juicio de la historia».
Blair fue uno de los primeros ministros británicos más belicosos, pues apoyó la participación del Reino Unido en las guerras de Kosovo (1999), las dos campañas de Irak, Sierra Leona y la invasión de Afganistán de 2001. En marzo de 2003, Tony Blair se reunió en las Azores con George W. Bush y José María Aznar, con Durao Barroso, entonces primer ministro luso, como anfitrión. Desde allí lanzaron un ultimátum prebélico a Sadam Husein para que entregase su supuesto arsenal de armas químicas y de destrucción masiva.