Hay algo que no acabo de entender y es que el líder de la oposición recurra pudorosamente a la perífrasis para referirse al asunto que atañe directamente al presidente del Gobierno. En lugar de decir ‘su mujer, Begoña Gómez’, dijo “lo que ha pasado en su casa” y “los asuntos que afectan a su entorno más inmediato”. En cualquier caso se le entendía. Quizá por eso, la discapacitada intelectual María Jesús Montero exigió explicaciones sobre el hecho de que la mujer del señor Feijóo trabajara en una empresa que recibió una cuantiosa ayuda de la Xunta de Galicia que presidía su marido. La víspera lo había contado con más datos la portavoz Pilar Alegría que citó a Infolibre como fuente: La empresa era Sargadelos y según estas deslenguadas y el medio que dirige Jesús Maraña, (qué apellido más justiciero) recibió de la Xunta 114.000 euros entre diciembre de 2020 y agosto de 2022, etapa en la que la mujer de Feijóo trabajaba para este grupo empresarial gallego.
Ella ya había avisado con un amenazante ‘cuidao’ y mientras citaba a la mujer de Feijóo, Sánchez amenazaba moviendo la cabeza afirmativamente como los perritos articulados en los coches, mientras se recreaba en la amenaza: “y más cosas”, repitió media docena de veces.
Lo que pasa es que no era un hecho. El presidente de Sargadelos, Segismundo García, ha respondido por escrito negando tajantemente que su empresa recibiera ninguna subvención durante el periodo en el que Eva Cárdenas, la mujer del líder de la oposición, trabajó en ella, entre diciembre de 2020 y agosto de 2022.
Hay alguna diferencia entre Eva Cárdenas y Begoña Gómez. La primera era ya una directiva empresarial brillante, con mucho prestigio antes de conocer a Alberto Núñez Feijóo. Ella hizo de Zara Home, que dirigió durante 15 años, la empresa líder en decoración que es hoy en día, mientras las experiencias profesionales de Begoña Gómez de Sánchez no podrían haber tenido lugar si no hubiera estado casada con el presidente del Gobierno. Un presidente que convirtió en secreto de Estado el trabajo de su mujer, su jornada laboral y su sueldo. Diga lo que diga la Oficina de Conflicto de Intereses sobre que el presidente del Gobierno no tenía por qué ausentarse ni abstenerse en esa decisión porque su mujer, dicen los argumentos, no tiene ni ha tenido funciones de dirección, asesoramiento o administración en esas entidades. Bien, admitamos que solo era comisionista. No se entiende, de otra manera que ella participara, según la propia empresa, en dos reuniones secretas el 24 de junio y 16 de julio de 2020 (hubo una tercera telemática) con el consejero delegado de Globalia, Javier Hidalgo. Tales encuentros tuvieron lugar justo antes de que la aerolínea fuera rescatada con una millonada por el Consejo de Ministros el 3 de noviembre de 2020. Otra cuestión distintiva: Begoña Gómez no era nadie antes de casarse con Pedro Sánchez y de que éste accediera a la presidencia del Gobierno. Ahora sigue siendo nadie, académicamente hablando. No es licenciada, no es doctora ni es catedrática, pese a lo cual dirige una cátedra en una Universidad Pública española. Lo dijo muy rotundamente el diputado popular Jaime Miguel de los Santos, que también recordó la pasividad de Armengol sobre las menores prostituidas encargadas a su tutela y su negativa a investigar el caso. Su intervención le pareció insoportable a la ministra de Igualdad, que se salió de sus casillas, gritando: “¡Vergüenza!” cuatro veces, “llevamos 48 horas con un terrible machismo que ha asesinado a dos mujeres y a dos niños por violencia vicaria. No se puede, no se puede, no se puede ¡Vergüenza! mezclarlo todo“, aunque después de escuchar su dúplica tres veces yo juraría que la única que lo mezclaba todo era ella.
Jano García colgó la estupefaciente intervención de Ana Redondo con su insoportable y desaforado chantaje emocional, manipulando y utilizando a cuatro víctimas de la violencia machista ‘pro domo sua’. Y comentaba: “Gran gesto por parte del Gobierno nombrando como ministros a personas con esquizofrenia paranoide y sin tratamiento en pro de la inclusión social.
Muy Mona colgó un tuit en el que explicaba: “Los socialistas combaten la corrupción desde muy adentro. Vamos a ver unos ejemplos:
Caso Begoña: Ayuso debe dimitir
Caso Koldo: Ayuso debe dimitir
Caso Armengol: Ayuso debe dimitir
Caso Illa: Ayuso debe dimitir
Caso Marlaska: Ayuso debe dimitir
Caso Air Europa: Ayuso debe dimitir
Caso Torres: Ayuso debe dimitir
Caso Delcy: Ayuso debe dimitir
Caso Ábalos: Ayuso debe dimitir..,.
Y así todo.
La semana pasada leí en LD que la Guardia Civil espera la orden para investigar a Begoña Gómez. Bueno, pues que quien puede dar esa orden, proceda.