San Martín-Editores
- Ramón Ibarrola. Dirigente de CCOO de Navarra en el franquismo, juzgado en el TOP por asociación ilícita. Miembro de Libertad Ya de Navarra. Fundador de UPYD.
Tras la desolación producida por los resultados de las elecciones en el País Vasco el pasado 21-A vienen los análisis pormenorizados, las lecturas interesadas y partidistas y aunque por previsibles, nada consuela ante una situación como la planteada y que aboca a los constitucionalistas a constatar que no hay salida. Que los nacionalistas e independentistas le tienen tomado el pulso a esta sociedad y que no queda otra que rendirse o claudicar.
Todo parece ir a favor de los nacionalistas y entre los no partidarios, la mayoría vota a partidos estatales -PSE y PSN- que aplauden con las orejas el hecho de que otras fuerzas nacionales naufraguen mientras que ellos brindan con champán el ser sus mejores mamporreros para elegir el macho nacionalista que nos esquilme a todos los españoles durante los próximos cuatro años.
Y en las próximas elecciones en Cataluña nos espera más de lo mismo; fuerzas constitucionalistas en repliegue ó en absoluta inanidad y un PSC que no molestará mientras le dejen gobernar en Madrid.
Algunos analistas ya están pensando que todo podría ser diferente y no tan grave si se da un resultado honroso del PP en las elecciones europeas y dejan desairado al PSOE. Pues sinceramente yo no lo veo así y no prepararse para un enfrentamiento directo nos devuelve a la desesperanza y al desistimiento.
Para empezar a revertir la situación hay que partir del hecho de que las fuerzas constitucionalistas disfrutan de un poder casi omnímodo en las autonomías y en el Senado. Hay que dar por hecho que Europa no nos va a sacar las castañas del fuego y que el PSOE actual no se va a desmoronar antes de que pase toda la legislatura.
Pues bien, con todo esto, lo que queda como única opción es que tras la deriva que vendrá tras las elecciones catalanas se levante todo el poder territorial coordinado ante cada demanda nacionalista sin esperar a que los tribunales paren sus demandas. Debemos revertir la situación o de lo contrario iremos al abismo, al enfrentamiento incivil y a la ruina económica y social. Nos vamos al CARAJO si dejamos que poco a poco nos roben el País ante nuestras narices y sin decir ni pío.
Ya no es hora de evaluar opciones inciertas e ingenuas ni de esperar que el tiempo todo lo cura. No queda otra que:
- Dar por hecho que a los nacionalistas es imposible frenarlos en sus territorios máxime con el viento a favor del que disponen al tener a su alcance concesiones que no hubieran soñado hace unos pocos años.
- Desarrollar desde ya un proceso de respuesta ante todas y cada una de las concesiones con las que se pretenda premiar a cada territorio en pago a su apoyo al gobierno central.
- Continuar con acciones coordinadas de las comunidades autónomas tales como las leyes de memoria democrática.
- Activar desde el poder territorial coordinado, planes y medidas que vayan a suplir carencias y desafueros producto de la fragmentación autonómica en temas como la sanidad, la educación, inmigración, etc.
- Desarrollar toda la potencia legislativa del Senado con decisión e imaginación.
Este plan debe contribuir a dar esperanza e ilusión a una ciudadanía que se mueve entre la frustración y la falta de un norte claro. Hacen falta políticos que se atrevan a dar la cara y vender cara su derrota. Alguien deberá encabezar esto. Podría ser el PP? Podría ser VOX? o ambos acompañados de alguna nueva izquierda a la que le cuesta nacer…
Las fuerzas son las que hay que tampoco son pocas. Frenar el actual proceso de deterioro al que hemos llegado después de casi 50 años no es poca cosa y revertirlo es aún mucho más. Ojalá que también haya fuerzas e inteligencia para ambas.