ABC 14/01/14
El PNV salió el sábado a la calle del brazo de Sortu sabiendo que, por más que su pancarta dijera «Derechos humanos, solución, paz», en realidad iba en auxilio de la tradicional marcha por los presos de ETA. Ésa que el juez acababa de prohibir y que el nacionalismo se tomó como una «agresión» al «pueblo» que pide «paz». Pero ayer, su presidente, Andoni Ortuzar, azotado por las críticas de los constitucionalistas, aseguró estar «decepcionado».
Lo están –dijo– porque los gritos de «amnistía» y en favor de los terroristas dominaron una manifestación en la que el PNV había pactado «silencio» con Sortu. Y porque creen que los dirigentes de la nueva Batasuna debieron hacer más por acallar a su gente, exultantes en cualquier caso al haber conseguido la fotografía de «unidad de acción» del nacionalismo frente al «enemigo de la paz»: el Estado. «Les falta hacer mucha, mucha, mucha, mucha pedagogía con sus bases», declaró Ortuzar en su primer aniversario al al frente de Sabin Etxea.
El líder del PNV quiso quitar hierro a su imagen de comunión con Sortu –que a muchos retrotrae a los tiempos del Pacto de Lizarra– y negó que su partido vaya a buscar «ningún frente» entre nacionalistas y constitucionalistas. Lo del sábado lo hicieron por «responsabilidad», para evitar un enfrentamiento de los radicales con la Ertzaintza. Aprovechó para arremeter contra el Gobierno del PP al que exigió un «giro de 180 grados» en su política antiterrorista.
Bildu somete al Parlamento
A su vez, Sortu se jactó de que la manifestación del sábado fue una llave de «yudo» contra el Gobierno para que «muerda el polvo» y atienda a sus reivindicaciones por los presos de ETA.
Y Bildu logró ayer que la Cámara de Vitoria se reúna de urgencia en enero –mes inhábil– para someter a voto su propuesta de rechazo a las detenciones de Zulueta, porque «frustra el deseo de paz» de los vascos.