No habrá referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro en 2016, salvo que un huracán social o un volcán político cambien el destino del hijo de Chávez. Tibisay Lucena, rectora principal del Consejo Nacional Electoral (CNE), compareció ayer ante el país para asegurar que la recolección del 20% de las firmas, el siguiente paso previsto en la cruzada opositora, no se realizará hasta finales de octubre.
Un retraso, injustificado y a la fuerza, que según la oposición incumple la normativa, y que culmina la hoja de ruta revolucionaria para mantenerse en el poder. La calculadora bolivariana ha sumado un retraso tras otro (casi 70 días previos) para que le cuadren casi todas las cuentas, incluido el hecho oficial ayer, al que habría que sumar «28 ó 29 días más» para validar esas firmas como paso previo para elegir el día clave del referéndum, «que se llevaría a cabo dentro de los 90 días continuos».
Todo apunta a que, de llegado el caso, consumirían los tres meses marcados, hasta febrero o marzo del año que viene, dejando sólo una pequeña rendija de casi imposible acceso que el chavismo no está dispuesto a que sea usada: que el referéndum se celebre en un solo mes, diciembre, cuando el revocatorio de 2004 se prolongó dos meses y las presidenciales exprés tras la muerte de Chávez en 2013 se realizaron en un tiempo récord de 37 días.
Una jugada tramposa con tres objetivos: mantener al chavismo en el poder, estirar la presidencia de Maduro y desmoralizar a una buena parte del país, que sufre la mayor crisis de su historia. Si el referéndum se celebrase este año y cayera Maduro, unas elecciones inmediatas confirmarían el cambio de poder, según todas las encuestas. Pero de hacerse en 2017, como Lucena apuntó sin decirlo, el primer mandatario elegiría a dedo a su sucesor hasta 2019.
Rodeada de amigos revolucionarios, incluido un comandante, y tras una hora de clase magistral acerca del «poder protagónico del pueblo», Lucena confirmó que el reglamento sólo se traduce a favor del chavismo. La recolección de las cuatro millones de firmas que suman el 20% del censo se debería realizar en la primera quincena de septiembre, según los lapsos de las Normas para la Solicitud y Promoción de Referendos y según mantienen los técnicos opositores.
Lucena compareció apoyada por las otras tres rectoras chavistas. Sólo faltaba el independiente Luis Emilio Rondón, que no apareció como acto de protesta. «Se pudo fijar una fecha anterior si la preparación de las máquinas se realizara en la segunda quincena de agosto, como propuse, y no en septiembre», explicó Emilio Rondón en declaración a los medios.
«Vimos cómo constatar el 1% (primera recolección de firmas), que debió tomar cinco días, tardó más de 30. Es indispensable que el CNE respete los lapsos de la normativa. Estamos a tiempo», aseguró pese a todo.
La urticaria que cualquier proceso electoral levanta hoy en el chavismo se explica al revisar los sondeos. La última encuesta confirmó lo que el país ya sabe: 10 millones de venezolanos votarían para revocar a Maduro y menos de dos millones lo respaldaría, según el Venebarómetro. De las elecciones a gobernador, cuyos mandatos acaban este año, nada se sabe tampoco. Las mismas investigaciones arrojan resultados cercanos a la hecatombe de los revolucionarios: de 23 Estados, la oposición ganaría en 20, cuando ahora es al revés.
«Este poder electoral no acepta presiones de nadie, nuestro deber es respetar los derechos constitucionales del pueblo todo de Venezuela», clamó la rectora Lucena, en un mensaje dirigido a la Unidad Democrática, que ha convocado para el 1 de septiembre una movilización nacional bautizada como «la toma de Caracas». Y que ayer confirmó que mantiene la fecha pese al anuncio del CNE.
«Queremos decirle al país y al mundo que aquí va a haber revocatorio en 2016, está en manos del pueblo», respondió Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la Unidad Democrática. «Lucena no se atreve a decirles a los venezolanos que no habrá revocatorio este año, su única intención es desmoralizar», añadió el gobernador Henrique Capriles, principal impulsor del proceso, y que pese a todo insiste en que el revocatorio puede hacerse este año.